Te corto el pasto por 2.500, jefe – .

Lo barato sale caro.

Un niño golpea con las manos la puerta de la casa de Guillermo, vecino del barrio Argüello, en el norte de la ciudad de Córdoba. Es sábado por la tarde y se oye de fondo la radio retransmitiendo fútbol. Guillermo mira por la ventana y desde la acera un chico de unos 20 años, acompañado de otro joven, con tono amigable comienza a tejer la trampa.

-Hola jefe, buenas tardes. Le cortamos el pasto por dos mil quinientos. Cortamos también las ramas y dejamos todo limpio.

-Pero solo tengo dos parterres de flores…

-Dele, jefe. También barremos la acera…

-Bueno, vamos. Avísame cuando hayan terminado.

Al cabo de media hora vuelven a sonar las palmas. Guillermo sale con tres mil pesos en la mano, con la intención de recompensarlo con el precio de la tarea.

-¡¿Qué tres mil?! Doce mil quinientos’ le dije.

-No, no, para. Me dijiste dos mil quinientos.

El tono amistoso que el chico intentó inicialmente desapareció por completo. La discusión se intensificó y se intercambiaron insultos. De repente, de la nada, apareció en escena un hombre de unos cuarenta años, quien también increpó al dueño de la casa.

-Quieres aprovecharte de los chicos. Será mejor que pagues o te meteremos en problemas aquí”, dijo.

Guillermo entró a su casa visiblemente nervioso. Pensó en llamar a la policía pero uno de sus hijos lo convenció de que no llamara y solucionara el problema rápidamente. Buscó 5.000 pesos más y entre las rejas les entregó 8.000 pesos, tras lo cual uno de los muchachos tomó el dinero con desprecio y los tres se marcharon gritando insultos hacia el dueño de la casa. Las ramas que habían cortado del árbol quedaron tiradas en la acera y en la calle, como símbolo de una tarde en la que una vecina quiso hacer un gesto amable, entendiendo que la crisis económica golpea fuerte en la calle, pero que fue estafado en su buena fe.

“Me hicieron el día miserable. Pensé en echarles una mano, echarles unos mangos… Sólo tengo dos parterres de un metro cuadrado, pero me apretaron mal. En un momento pensé que iban a empezar a romper los vidrios de la casa si no les pagaba lo que pedían”, dijo Guillermo. La nueva mañana.

Un modus operandi que se extiende por varios barrios

Según el LNM, este tipo de jóvenes que se presentan “buscando trabajo” y que finalmente terminan estafando y extorsionando a los vecinos ya es común en distintos barrios.

En Poeta Lugones y Marqués de Sobremonte se ha repetido la situación. Melisa dijo a LNM: “Unos muchachos, creo que vi tres, me dijeron que podarían mis árboles por 2,500 pesos. Era jueves al mediodía. Cuando salí a pagarles me dijeron que eran 12.500, que había oído mal. Les dije que no les iba a pagar ese dinero, pero me amenazaron con quedarse aquí todo el día si no les pagaba. Tenía miedo porque tenía que salir a hacer algunas cosas y no quería salir sola de casa. Me puse nerviosa, mis hijos no estaban y seguían ahí en la acera. Entonces salí y les di 13.000 pesos. Se fueron y dejaron todas las ramas en la acera. Ayer me enteré que en la otra cuadra pasó lo mismo”.

La Policía recomienda que ante esta situación los vecinos llamen inmediatamente al 911 para denunciar y solicitar asistencia desde un celular policial.

 
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