En el departamento del Cauca, Colombia, los disidentes de las FARC han establecido un control territorial, transformando la región en una especie de enclave independiente, marcado por la violencia y el narcotráfico.
En menos de diez días, según informó Semana, estas facciones han intensificado las hostilidades con ataques a la fuerza pública y la activación de coches bomba. Residentes de zonas como Corinto, Caloto y Miranda están bajo estrictas regulaciones impuestas por estos grupos, que incluyen restricciones de movimiento y la obligación de cultivar drogas ilícitas.
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Las acciones de los disidentes han provocado un aumento de los secuestros y asesinatos, afectando gravemente a la población civil. Los comerciantes y agricultores locales se ven obligados a cumplir demandas extremas bajo amenaza de violencia. Esta situación ha llevado al Cauca a una crisis de seguridad y un ambiente de miedo generalizado. Informes indican que casi la mitad de la población del departamento se ha visto afectada de alguna manera por la presencia y acciones de estos grupos armados.
Un hecho que recuerda cómo se organiza una empresa o escuela es que los habitantes de estas zonas se rigen por un manual de convivencia que restringe la movilidad vehicular, la libre circulación y los derechos laborales.
Por ejemplo, la velocidad máxima es inferior a 40 kilómetros por hora, no se puede circular después de las 20:00 horas, los motociclistas no pueden usar casco, horarios de tránsito peatonal y vehicular. De no cumplir con estas normas, la multa es de 5 millones de pesos o ser secuestrado y obligado a trabajar de manera continua y al aire libre, en la construcción de caminos y carreteras que conectan con las zonas montañosas de la selva del Cauca..
Como si se tratara de un caso de xenofobia en un país extranjero, esta “República Independiente”, trata a sus visitantes de manera hostil. Con pasaporte propio (previo permiso de tránsito), según informes Semanamuchas veces estos visitantes son secuestrados y luego asesinados.
En un ejemplo alarmante del poder de estas facciones, los periodistas que intentaban documentar la situación en el territorio controlado por los disidentes fueron detenidos y amenazados a punta de pistola.
A pesar de los intentos del Estado colombiano de restablecer el control, el aumento de la fuerza y la audacia de estos disidentes durante los períodos de alto el fuego ha culminado en una crisis sin precedentes. La economía local se ve gravemente afectada, especialmente en lo que respecta a la autosuficiencia alimentaria, cuya producción ha disminuido drásticamente. La región se enfrenta ahora a una encrucijada crítica, con llamamientos urgentes de los líderes locales y nacionales para recuperar la estabilidad y la seguridad.
“Estás en el infierno, porque esto es el infierno, sin exagerar. La vida de las personas no vale nada, son la ley, son la vida y la muerte, lo son todo. Dicen que sí y que no, deciden quién gobierna, incluso deciden qué debe hacer la gente. Cauca es una república independiente con una dictadura criminal de las FARC… Lo paradójico es que como colombianos pagamos impuestos al Gobierno, pero como caucásicos respondemos a las FARC.“, informó una fuente anónima para Semana.
A pesar de que las disidencias de las FARC dominan esta parte del Cauca, obligan a sus habitantes a financiarlos, por sus calles circula marihuana y cocaína y asesinan a todo aquel que presente la más mínima oposición, los habitantes mantienen en vilo una duda, y es que Por la constante circulación y cambio de poder en la estructura de esta guerrilla, se desconoce a quién rinden cuentas.