El increíble viaje de Franco

El increíble viaje de Franco
El increíble viaje de Franco

Hace apenas una semana, el correo publicó una nota titulada “Del otro lado del mundo: ¿cómo es la ciudad más alejada de Mendoza?”. En él, miles de mendocinos conocieron la ciudad que se encuentra en las antípodas de Mendoza, es decir, la ciudad más alejada de la Tierra del Sol y el Buen Vino.

Tras la publicación de la nota, mensajes, datos curiosos y algunas historias que relacionaron a los mendocinos con diferentes partes del planeta y que tenían cosas que contar sobre las antípodas.

Pero una de las historias llamó especialmente nuestra atención: “Tengo un amigo que tiene un amigo que viajó a las antípodas de Mendoza porque quería irse lo más lejos posible”. Un par de mensajes después, y con la mediación de estos amigos, el Post contactó con Franco.

Franco Es mendocino, se dedica a la industria audiovisual y reside en Buenos Aires desde hace algunos años. Su viaje fue hace unos 10 años y Por una “cuestión de cálculos” no llegó a Shiyan, sino a otra ciudad.

Shiyan, la antípoda de Mendoza.

Franco vive desde hace seis años en Buenos Aires, en “la República de San Telmo”, como la llama después de haberse enamorado del lugar. Trabaja en el Museo de Arte Moderno, donde es técnico audiovisual y está a cargo del auditorio del museo.

Cuenta que durante su viaje “pensé mucho en Mendoza, porque salí cargado de Mendoza”. Días antes de partir, una relación había terminado y la productora que había montado había sido desmantelada. Su trabajo en el Cine Universidad había terminado y su vida había dado un cambio rotundo.

Mirá también: Del otro lado del mundo: ¿cómo es la ciudad más alejada de Mendoza?

El viaje de Franco

Aquel final de 2013 muchos de los proyectos de Franco estaban cerrando. Acababa de filmar una película llamada “El Silencio” con Andrés Llugani, terminaron de filmar y editar. “Me fui antes del estreno”, reveló Franco.

En cuanto a su vida personal, Su cambio a nivel laboral y amoroso también lo hizo replantear varias cosas. “Me pareció que Fue un buen momento para dejarlo todo salir.pero en lugar de montar un chiringuito en una playa de Brasil estaba en otra”, dijo el entrevistado.

“Me gustaba mucho leer, investigar sobre Rusia, la cultura, la música, la literatura, el cine”, reveló. Entonces, en ese contexto pensé en ir a ver Rusia, en alejarme de Mendoza. Y, en ese contexto, se le ocurrió irse lo más lejos que pudiera de Mendoza: a las antípodas de su ciudad natal.

El cine, una de las pasiones de Franco, le llevó a interesarse por el “Lejano Oriente”.

A finales de 2013 no existían los buscadores de las antípodas en Google. En la nota del otro día vi que hay uno”, explicó. Luego, recurrió a un amigo que tenía algún conocimiento del asunto. “Mas o menos Hicimos el cálculo y lo hicimos en base a Dorrego.en la casa donde vivía, en la calle Brandsen”, explicó Franco.

“Voy a ir donde pueda, a empezar de cero”, continuación. Y empezó a preparar todo para el viaje. Un viaje que traería muchas más sorpresas y retos de los esperados.

Mirá también: Una mendocina se graduó como piloto comercial a los 70 años

“El día antes de salir de Mendoza me corté el pelo y me afeité toda la cara. El billete de avión con destino final en Beijing me costó 1.040 dólares.“, él recordó. Salió de Santiago, hizo escala en Atlanta y de allí voló a Seattle. Y desde el noroeste americano emprendió un viaje hasta la capital china.

“Fue el vuelo más impresionante de mi vida, de Seattle a Beijing. Iba muy en sentido antihorario, creo que duró, no sé, cuatro horas o tres horas reloj. Y fue por el estrecho de Bering, ah esta parte donde casi se tocan Alaska y Rusia, entonces fue mar, glaciar, mar, glaciar, un pedacito de isla, otra isla y un eterno atardecer.“Siempre estaba anocheciendo”, recordó emocionado ante una de las experiencias más extrañas que le tocó vivir -hasta entonces-.

662142a8bc154_570_285!.jpg?s=872b1bea395

El estrecho de Bering, por donde pasó el avión rumbo a Pekín.

A diferencia de los “dos días de viaje” que calculamos en la nota anterior, Franco reveló que su experiencia no fue tan satisfactoria. “Desde que salí de Mendoza hasta que llegué a Beijing pasaron como 70 horas, una vez en Beijing fue muy difícil, además estaba agotado de viajar”.

El hecho de que se afeitara la cabeza le jugó una mala pasada, en China no lo reconocieron por su foto y perdió tiempo en poder salir del aeropuerto de Beijing. No había traído teléfono y esas herramientas que hoy nos parecen tan útiles (Google Maps, traductores, etc.) no eran tan eficientes como ahora.

“Tal vez Google no funciona en China, por lo que no tienes Google Maps. Fue una odisea”, recordó el viajero mendocino. “Me retuvieron como dos horas, salí, ya no había trenes, era la una de la madrugada. Llegar a donde dormía fue inusualmente difícil, como cinco horas, nadie, nadie hablaba inglés”, recordó.

662142fc5435f_570_315!.jpg?s=484b489079b

La antigua y moderna Beijing, capital de China.

Además, la dirección del hotel al que se dirigía estaba escrita en caracteres latinos, algo que pocas personas en China saben leer. “Estuve en Beijing durante un par de semanas y dije que iba a buscar lo contrario”, dijo.

“Tomé un tren durante unas 35 horas o 40 en una silla. Lo que se llama asiento duro, ese de tercera clase. Todo estaba muy sucio, los chinos eran particularmente ruidosos y extremadamente sucios. Fue mi primer viaje en tren de larga distancia”, dijo Franco.

“De ahí me bajé y tomé un tren secundario, mucho más pequeño, mucho más deshabitado. Estuve en ese como seis horas y ahí llegué a un pueblo que se llama Tunxi”, explicó.

662143598b0e8_570_323!.jpg?s=03f0e304800

El camino que siguió Franco para llegar a la antípoda lo calculó, a sólo 90 kilómetros de Shiyan.

Sin embargo, debido a un error de cálculo -más allá de la distancia entre Ciudad de Mendoza y Dorrego- No llegó a Shiyan., Ni siquiera busqué ese lugar. “Según mis cálculos, que luego comprendí que estaban un poco equivocados, no estaba en Hebei donde aparece su nota. Pero en la provincia vecina llamada Anhui”, explicó.

Luego tomé un autobús hasta Huangshan, dentro de la misma provincia de Anhui. Luego de llegar a esa ciudad luego de un viaje de 4 horas, Abordé una camioneta por dos horas más con destino a Ren Min Lu..

662143ddf2c8e_570_315!.jpg?s=e04c1cbd703

Una de las fotos de Franco en el pueblecito al que llegó: Ren Min Lu.

“Era una parte rural, nadie hablaba inglés, todo estaba con carteles, no tenía teléfono, no había traductor a la mano, no tenía mapas, era todo muy engorroso. Pero hoy desde la distancia lo veo como un proceso de humanización. gigantesco, fue la forma más efectiva y eficiente de trabajar la paciencia”, afirmó el entrevistado.

Desde la ciudad donde se instaló Franco hasta el frente de Mendoza hay unos 90 kilómetros.. Una distancia mínima, pero que lo depositó en otra provincia. “Llegué a este lugar, era un pueblo de 2.000 habitantes. Todo por señales que les hicieran saber que quería un lugar donde dormir, lo mismo para comer. Encontré un comedor y señalé el plato, para decirles que quería comer”, recordó.

Era un lugar con poco o ningún turismo, con plantaciones y gente que vivía de la cosecha. “Los chinos eran amables, me miraban, me sonreían, algunos se acercaban, se hacían un selfie y se escapaban”, recuerda entre risas.

662144169deb6_570_315!.jpg?s=c54bd27def9

Las calles de Ren Min Lu, en la zona rural de Anhui.

Por otro lado, recordaba haber visto muchas ciudades pequeñas “como Venecia”, atravesadas por canales por los que la gente navegaba para ir de un lugar a otro. La afluencia turística a estos lugares proviene de la propia China. Franco caminó, recorrió cientos de kilómetros a pie y llegó a lugares que no esperaba ver.

Su idea era llegar lo más lejos que pudiera y lo logró, o estuvo a sólo 90 kilómetros de lograrlo. Su aventura acababa de comenzar. Después de ese viaje por China, Franco estuvo en Manchuria, Siberia, luego estuvo en Mongolia y cuando se le acabaron las visas -y obviamente sus ahorros- se fue a Alemania por un tiempo.

Ver también: Una calle de la ciudad cambia a una calle de doble sentido

Allí trabajó y vivió durante algunos años. Respecto a lo que generó en China, dice que “hay pocas fotos y los videos están todos en bruto. También escribí un diario, no sé qué encontraré cuando lo vuelva a leer”.

Sobre su experiencia y su tiempo recorrido, Franco explica que “me sentí lejos de mis relaciones, de las personas que amaba, y eso me hizo un poco más consciente de la finitud. Lo que antes era tan seguro, ahora ya no lo es. Por eso cada vez que me encuentro con alguien, familia, amigos, es un momento en el que uno se entrega por completo”.

662144701f895_570_315!.jpg?s=5f4402f18ba

La humedad y los edificios antiguos, dos de las características del lugar donde vivió Franco durante unos días.

De vez en cuando, Franco regresa a su Mendoza natal. “Los cariños, los colores, los olores, las montañas me convocan”, revela. “Siempre estoy ahí de una forma u otra, mi familia está ahí, mis amigos están ahí. Aunque no vivo en Mendoza, no descarto vivir en Mendoza y supongo que cuando regrese a Mendoza me gustaría una vida menos citadina y más cercana a la ciudad”. montaña”, reflexionó.

Vea también: ONG mendocina presentó amparo contra la caza deportiva en Santa Cruz

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV Así se mantuvo la Selección Colombia en la clasificación
NEXT Incertidumbre por riesgo en continuidad del PAE en Magdalena – .