Gustavo Valdés y Ricardo Colombi chocan por la candidatura de Lijo y profundizan la grieta radical en Corrientes
Se pelean en la provincia por el futuro del Comité y las elecciones ejecutivas de 2025. La Corte aumentó la puja. El plan del gobernador “personalista”.
Gustavo Valdés: ‘Me importa un carajo lo que piense Martín Lousteau’
Por César Pucheta
Ricardo Colombi y Gustavo Valdés en el último traspaso de Gobierno entre dos radicales en Corrientes.
A un año de las elecciones que definirán al sucesor del gobernador Gustavo ValdésEl interno radicalismo de Corrientes Se elabora en el Comité Provincial y también se amplifica en la discusión nacional. Diputado manuel aguirreuno de los obispos del ex gobernador ricardo colombia en el Congreso, pide que el partido rechace los nombramientos a la Corte Supremaque ya cuentan con la aprobación del presidente
Junto al formoseño Fernando Carbajal, el entrerriano Pedro Galimberti y la pampeana Marcela Coli, Aguirre planteó un pedido para que Martín Lousteau convoque al Comité Nacional de la UCR y defina el rechazo a los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla que le presentó Javier Milei. Quiere integrarse a la Corte Suprema de Justicia.
Con un distanciamiento ya expuesto con la dirigencia nacional de la UCR, tanto Valdés como el senador Eduardo Vischi, presidente del bloque radical en la Cámara Alta, coinciden en aprobar el pliego en el marco de un acercamiento con el Gobierno que también contempla la aprobación de el grueso de las normativas impulsadas por la Casa Rosada, desde la ley ómnibus XS hasta su agregado fiscal.
Ahí radican las diferencias con el sector más cercano a Colombi, hoy proclive a espacios que creen que el radicalismo debe preservar su identidad. La que el Presidente defiende cada vez que tiene oportunidad.
Un llamado a un comportamiento partidista
Colombi es hoy el presidente del Comité Provincial de la UCR correntina y Aguirre es el tesorero. El hecho del arraigo institucional no es menor, porque de ahí debe leerse el pedido del grupo de diputados, quienes no tienen intervención en el nombramiento de los supremos ya que su llegada al máximo tribunal depende del Senado.
La intención es apelar a un comportamiento partidista. Según pudo saber Letra P, si Martín Lousteau accede al pedido que proviene de cuatro provincias, las figuras radicales que tienen bancas en el Senado no podrían salir de ese mandato sin exponerse al riesgo de sufrir algún tipo de corrupción. represalias internas. Entre ellas, ser sancionado con la imposibilidad de representar al partido en cualquier futuro órgano electivo.
En un escenario en el que los partidos políticos “puros” parecen haber perdido la fuerza que alguna vez tuvieron, la situación parece ciencia ficción, pero no lo es.
Los argumentos contra los candidatos de Javier Milei
El principal objetivo del planteamiento liderado por Aguirre es Lijo. Las principales razones no distan mucho de las que ya han sido expuestas por grupos de juristas y organizaciones que agrupan a profesionales del derecho de todo el país. Sin embargo, también hay agregados institucionales que llegan a García Mansilla.
El más importante tiene que ver con el federalismo. La actual Corte está integrada únicamente por representantes del centro del país: Horacio Rosatti y Ricardo Lorenzetti son de Santa Fe, Carlos Rosenkrantz de Buenos Aires y Juan Carlos Maqueda de Córdoba, próximo a cumplir 75 años.
Lijo nació en la Ciudad de Buenos Aires y García Mansilla en San Carlos de Bariloche. En el planteamiento radical, la virtual confirmación de ambos en el máximo tribunal representaría una violación a “la diversidad geográfica y cultural de nuestro país que debe expresarse en la Corte”. En esta petición que tiene que ver con lo estrictamente representativo, se suman a las exigencias de la presencia de una mujer entre los supremos.
La última jueza de la Corte fue la nolascana Elena Highton, cuyo reemplazo fue propuesto a Lijo, mientras que el último representante del Norte Grande fue el salteño Carlos Fayt, quien se jubiló a los 97 años.
La interna en Corrientes
Más allá del pedido concreto, el avance da cuenta de las diferencias existentes en el radicalismo que se expresan, en distintas magnitudes, en las fuerzas armadas provinciales. Por la cercanía de las elecciones, la situación correntina llama mayor atención.
Aún no está definida la convocatoria a elecciones internas que deben definir el destino de la dirección del partido, hoy en manos de Colombi. Tampoco está claro que el titular del Comité quiera regresar a la gubernatura, aunque quedan al descubierto las diferencias con la dirigencia de Valdés.
El gobernador está impedido por la Constitución de buscar un tercer mandato y quiere que su hermano Juan Pablo, intendente de Ituzaingó, sea quien lo suceda cuando deje el cargo en 2025. Este movimiento es el que hace crujir la unidad del radicalismo correntino, que no logra unificar posiciones respecto a la salida a esta situación. Acusando al gobernador de “personalista”, también hay muchos socios en la alianza que llevó a Valdés a la gobernación que niegan el movimiento interno y ponen en duda el futuro inmediato.
Gustavo Valdés quiere que su hermano Juan Pablo, sentado en el centro, lo suceda como gobernador.
“Falta demasiado tiempo para las elecciones”, señalan algunas voces consultadas por Letra P que, si bien reconocen las tensiones, advierten que una escalada interna pondría en riesgo la continuidad del radicalismo en el gobierno correntino, algo que se ha mantenido desde que Fernando de la Rúa intervino la provincia en 2001. “Como sea, lo vamos a acomodar”, dicen.
Con información de LetraP
