La sombra de Irán estaba sobre el desarrollo de un misil argentino.
El Programa Cóndor, un desarrollo tecnológico de la Fuerza Aérea Argentina, tuvo sus orígenes como un lanzador de satélites de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE).
Sin embargo, después de la Guerra de las Malvinas, se convirtió en un proyecto de misiles balísticos.
En su desarrollo participaron grupos de investigación de la Fuerza Aérea Argentina, con el apoyo del Instituto Alemán de Investigación y Verificación de la Aviación y Vuelos Espaciales, además de proveedores privados como Messerschmitt-Bölkow-Blohm y SNIA SpA.
Además, recibió financiación de Egipto, que a su vez obtuvo fondos de Irak.
Este proyecto generó polémica por su reconversión militar y presiones internacionales.
Estados Unidos y el Reino Unido temían que un plan de tal magnitud, con posibles capacidades nucleares, y único en el subcontinente, pudiera desestabilizar la región y provocar una carrera armamentista entre los países sudamericanos, muchos de los cuales todavía estaban bajo dictaduras militares y habían disputas territoriales.
La cancelación del Cóndor se produjo después de la Guerra del Golfo, cuando se descubrió el papel de Irak en el proyecto.
A raíz de ello, el presidente Carlos Menem ordenó su archivo y de hecho las piezas del cohete fueron trasladadas a España para su destrucción.
Además de cancelar el misil y enviar barcos al Golfo Pérsico en 1990, Argentina logró adherirse al Régimen de Control de Tecnología de Misiles.
Pero el proyecto Cóndor II resurgió con fuerza en 2009, con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Si bien el control del proyecto estuvo a cargo de Fabricaciones Militares (FM), detrás estaba Julio De Vido y su Ministerio de Planificación, con Arturo Puricelli, exgobernador de Santa Cruz, como gerente.
Los cables norteamericanos hacen referencia a la denuncia del entonces canciller Jorge Taiana, quien había defendido públicamente la orientación cívica del proyecto de la Conae, dependiente orgánicamente del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Tras esta decisión, Fabricaciones Militares mostró interés en el misil y estableció vínculos con la Sociedad Anónima de Industrias Militares de Venezuela (Cavim).
Sin embargo, Cavim fue sancionado por el Departamento de Estado estadounidense por sospechas de operaciones relacionadas con tecnología de misiles en colaboración con Irán.
Pero representantes de la empresa venezolana también visitaron Fabricaciones Militares y firmaron acuerdos de transferencia de tecnología para plantas de compuestos químicos utilizados en motores de propulsión de misiles.
Estas negociaciones formaron parte de un acuerdo militar estratégico entre Argentina y Venezuela, con Irán como principal socio.
En julio de 2011, la presidenta Cristina Kirchner disipó el misterio que rodeaba al nuevo misil argentino. Durante una cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, presentó públicamente el lanzamiento del prototipo, y dejó claro su uso militar.
Aunque pasó desapercibido debido a un partido de fútbol de la Copa América, este hecho confirmó las sospechas de la embajada estadounidense en Buenos Aires.
Desde 2007, la delegación diplomática se ha interesado por las posibles implicaciones de un proyecto local de cohetes para poner satélites en órbita, según cables secretos filtrados por WikiLeaks.
Córdoba, en el punto de mira
En Falda del Carmen, bajo tierra, quedaba una unidad secreta en la que se había desarrollado el Cóndor.
Se pensó que había sido cancelado en 1992, cuando Menem desmanteló el proyecto y entregó la planta Falda del Carmen a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales.
Pero aparentemente toda la maquinaria permaneció en su lugar a la espera de la decisión política de devolver el Cóndor II.
Puricelli encontró en Falda del Carmen la capacidad esperada, incluida la mezcladora de perclorato de amonio, base del combustible del misil.
Puricelli dejó su lugar en Fabricaciones Militares a un funcionario vinculado a La Cámpora, Santiago Rodríguez, quien firmó los acuerdos con el Cavim venezolano.
El gobierno de Estados Unidos prohibió a sus empresas hacer negocios con Cavim por sus vínculos con el desarrollo de misiles de Irán.
Rodríguez se sumó al empuje misilístico adoptado por De Vido y Puricelli.
El presupuesto de 2013 incluía la construcción de una planta de propulsión sólida compuesta para misiles; también el edificio de ensamblaje de vectores (la estructura de misiles) en Villa María.
Las piezas principales llegarían desde Falda del Carmen, ocupada por la Conae con su plan espacial que perdió fuerza frente a la iniciativa de Fabricaciones Militares.
Pero, por alguna razón, la idea no continuó. Pero estábamos muy cerca de ser socios de Irán.
Hoy, el gobierno de Javier MIlei colocó a la Argentina en las antípodas de esa sociedad. Ahora, como ocurrió con Menem, se alineó nuevamente con Occidente.
