Javier Milei desmantela un área clave que aporta pruebas en los juicios por los crímenes de la dictadura argentina

Javier Milei desmantela un área clave que aporta pruebas en los juicios por los crímenes de la dictadura argentina
Javier Milei desmantela un área clave que aporta pruebas en los juicios por los crímenes de la dictadura argentina

El Ministerio de Defensa argentino ha avanzado en el desmantelamiento de un área estatal que aportó pruebas fundamentales para esclarecer y juzgar crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar (1976-1983). Desde su creación en 2010, el área llevó a cabo una experiencia pionera en la que por primera vez un grupo de profesionales civiles accedió a los archivos de las Fuerzas Armadas para su análisis. Su gestión ahora podría estar a cargo de instituciones militares.

Integrados por civiles y profesionales especializados, los llamados Equipos de Encuesta y Análisis fueron creados en 2010 a partir de la decisión política de abrir los archivos de las Fuerzas Armadas y acceder a la documentación que produjeron durante la dictadura. El 27 de marzo, 10 de sus 13 trabajadores fueron despedidos por el Ministerio de Defensa que encabeza Luis Petri del que dependen, mientras que a los restantes se les advirtió que el equipo sería “desarmado” y esa tarea ya no continuaría. Adelgazar la Administración es una de las principales promesas con las que Javier Milei ganó las elecciones. En lo que va de año ha despedido al menos a 24.000 de las 340.000 personas que tenía contratadas el Estado.

“Tiene un trasfondo ideológico marxista que aconseja no ingresar y/o permanecer en la administración pública”. Con esta descripción, la dictadura militar argentina definió a la “Fórmula 4”, un grupo de intelectuales, periodistas, músicos y artistas que, según los represores, se encontraban en el máximo nivel de peligrosidad y por tanto se desaconsejaba su vinculación con el Estado. Bajo esta clasificación se identificó a los escritores argentinos Julio Cortázar y Osvaldo Bayer; el periodista francisco, paco, Urondo, asesinado en 1976 a manos de una banda; el cineasta Leonardo Favio y los músicos Mercedes Sosa, María Elena Walsh y Horacio Guarany, entre muchos otros.

Esta afirmación quedó reflejada en las llamadas “listas negras” elaboradas por militares durante la dictadura, las cuales fueron encontradas en 2013 por la Fuerza Aérea y posteriormente estudiadas por los Equipos de Reconocimiento y Análisis de los archivos de las Fuerzas Armadas. El hallazgo, conocido como Hallazgo del Cóndor porque fue encontrado en los sótanos del Edificio Cóndor, sede de la Aeronáutica, permitió reconstruir la lógica de censura que se aplicó a grandes referentes de la cultura argentina.

En una colección de 1.500 cajas, archivadores y carpetas, además de las “listas negras”, se encontraron las llamadas “actas secretas” de las reuniones que las sucesivas Juntas Militares mantuvieron periódicamente entre 1976 y 1983. El hallazgo del documental completo y original permitió conocer informes que dieron sustento doctrinal o ideológico al plan de Gobierno, aportes conceptuales de organizaciones empresariales al desarrollo de la dictadura y registros de las solicitudes que llegaron a la Junta sobre hombres y mujeres que desaparecían diariamente .

Durante estos años, el equipo relevó más de 17.000 documentos de los archivos burocrático-administrativos de estas instituciones como expedientes, libros históricos de los regimientos, procesos de la justicia militar, resúmenes e incluso reclamos de militares para obtener un ascenso alegando su participación en diferentes operativos. . represivo. Si bien los archivos administrativos no hablan por sí solos de los crímenes cometidos, aun habiendo sido creados con otros fines, permitieron probar hechos, identificar a los perpetradores y reconstruir la operación represiva del terrorismo de Estado, aún con la dificultad que implica la clandestinidad en la que se encuentran. se llevan a cabo. ejecutado.

A partir de su análisis y como resultado de un conocimiento riguroso perfeccionado durante más de una década, se brindaron más de 170 informes que sirvieron como material probatorio en diferentes juicios de lesa humanidad. Al momento de los despidos, el equipo estaba trabajando en aproximadamente 30 solicitudes legales que solicitaban específicamente su participación. “Estas obras no se pudieron realizar, ni se pudieron entregar parcialmente al momento de desmantelar el área y por eso habrá casos judiciales de lesa humanidad en todo el país que no tendrán la información que necesitan para su desarrollo, ”, explicó uno de los trabajadores despedidos de la zona, que prefirió reservar su identidad.

Uno de los aportes más importantes que realizó el equipo de análisis civil fue en el marco del “megacaso ESMA”, que juzgó los crímenes cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada, el centro clandestino de detención más grande que funcionó durante la dictadura. . Allí fueron detenidos-desaparecidos cerca de 5.000 hombres y mujeres, la mayoría de los cuales fueron arrojados vivos al mar en lo que se llamó los vuelos de la muerte. El material de archivo aportado fue clave en el juicio a los pilotos acusados ​​de participar en la última parte del plan represivo, del que no hubo supervivientes que pudieran prestar su testimonio como en otros casos.

El aporte documental del archivo militar permitió reconstruir la mecánica con la que se movilizaron los aviones y la cadena de responsabilidades involucradas en cada operación. La inclusión de estas obras en los juicios de lesa humanidad ayudó a comprobar que el accionar de las Fuerzas Armadas no se redujo a un conjunto de responsabilidades aisladas –o “excesos”- ni a un enfrentamiento como propone la “teoría de los dos demonios”.

Tras los despidos de los archiveros civiles, se espera que los propios agentes militares respondan a los requerimientos que provienen del sistema de justicia, en un contexto en el que la dirigencia del Ministerio de Defensa (del que dependen las Fuerzas Armadas) se encuentra actualmente dirigido en gran parte por personal militar retirado. Ante este escenario, el equipo expresó su “profunda preocupación” por la documentación que permanecía bajo su custodia. “El desmantelamiento del área implica también que nadie quede atento a lo que pasa con esa documentación”, advirtieron.

Desde el retorno a la democracia, los tribunales dictaron 343 sentencias y 1.210 represores fueron condenados por participación en crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, dada la magnitud de la represión ilegal implementada en Argentina durante la última dictadura, muchos de los responsables aún deben ser identificados y juzgados, los restos de la gran mayoría de las víctimas desaparecidas y la identidad de casi 300 niños. y chicas que eran apropiadas. Según el último relevamiento de la Fiscalía de Crímenes de Lesa Humanidad, al menos 17 juicios se encuentran en curso en diferentes jurisdicciones y 62 casos tienen pedido de ir a juicio.

“No hay sentencia que se haya dictado en estos años que no esté basada en la prueba documental que se desprende de estos expedientes. Las sentencias explican muy bien la importancia de las mismas y de personal capacitado para saber leer los datos”, sostiene el abogado querellante en juicios de lesa humanidad Pablo Llonto. Tras conocer los despidos, Llonto, junto a Mariana Maurer, presentaron una acción de amparo para garantizar la continuidad de las tareas de los peritos y proteger la documentación. Los abogados advirtieron que el espíritu del nuevo Gobierno de Javier Milei es “obstaculizar de todas las formas posibles el avance del trabajo de décadas de Memoria, Verdad y Justicia y el proceso de juicio y castigo de los culpables”.

En tanto, la diputada Victoria Montenegro, quien preside la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura porteña, realizó una presentación ante la ONU y solicitó la intervención del relator especial para la promoción de la verdad, la justicia y la reparación del organismo multilateral, Fabián. Salvioli. Para la legisladora, quien fue apropiada días después de nacer y luego devuelta por las Abuelas de Plaza de Mayo, las medidas adoptadas impactan directamente “el derecho de las víctimas, sus familiares y la sociedad en general a conocer la verdad sobre lo sucedido” y afecta “ la construcción de la memoria colectiva”.

Desde el retorno a la democracia en 1983, fueron las víctimas del terrorismo de Estado, sus familiares y organizaciones de derechos humanos quienes impulsaron el reclamo de recuperación de los archivos que permitieran reconstruir el plan de exterminio ideado por el gobierno dictatorial. En 1983, antes de que terminara la dictadura, el presidente de facto Reynaldo Bignone –condenado por crímenes de lesa humanidad– emitió un decreto ordenando la destrucción de los archivos de inteligencia de todas las fuerzas militares en Argentina. Sólo se recuperaron algunas copias de esta documentación, que representaba el corazón de la información represiva. Sin embargo, durante estos años hubo importantes experiencias de desclasificación de archivos, como la de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), reconocida por la UNESCO y declarada Patrimonio de la Humanidad en 2008, o los archivos desclasificados. inteligencia de Estados Unidos.

El acervo recuperado también incluye el Archivo Nacional de la Memoria, dependiente de la Secretaría de Derechos Humanos, donde alrededor de 30 trabajadores fueron despedidos el mes pasado y aún no hay autoridades designadas para el manejo de esta institución archivística. “El archivo se conserva gracias a los trabajadores, porque a esta dirección no le interesa esta organización ni la memoria”, dijo Octavio “Pilo” Rampoldi, archivero y delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

Creado en 2003, el Archivo Nacional de la Memoria conserva documentación valiosa que “la sociedad necesita proteger la memoria, hacerla saber para que los hechos ocurridos en este país no se vuelvan a repetir y que no volvamos a tener terrorismo de Estado”. una vez”, describe Rampoldi. Su amplio catálogo -que abarca desde las denuncias recopiladas por la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep) y el Juicio a las Juntas hasta casetes que permiten a un hijo recuperar la voz de sus padres desaparecidos- ha sido clave como prueba en el juicios y como base para la gestión de políticas de reparación a las víctimas del terrorismo de Estado, además de ser fuente de consulta permanente para investigaciones y producciones periodísticas.

En un contexto en el que el gobierno nacional anuncia una “nueva era de reconciliación” con las Fuerzas Armadas y las presenta como víctimas “de acoso y humillación”, los trabajadores que apoyan las políticas de memoria en Argentina dan la alarma y denuncian el desguace e intento de desmantelamiento. de “todas las piezas del Estado que aportan y preservan prueba en el proceso de determinación de la verdad y juzgamiento”.

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