Durante la adolescencia y primera juventud se produce un aumento significativo de conductas de riesgo: consumo de sustancias o adicciones. ¿Para qué es esto? La adolescencia es un periodo “de oportunidades, que se asocia a una mayor exploración del entorno o a la búsqueda de nuevas experiencias”, afirma José Manuel Pérez García, profesor del Máster en Atención Educativa y Prevención de Conductas Adictivas en Niños y Adolescentes de UNIR . . Sin embargo, “representa una ventana de gran vulnerabilidad a la hora de incurrir en conductas de riesgo, como el juego”.
Pérez García habla de factores que predisponen a este tipo de agentes adictivos, entre los que se encuentran altos niveles de ansiedad o depresión, baja autoestima y baja percepción de riesgo. Sumado a ellos, también se presentan factores relacionados con el neurodesarrollo. “Las regiones más emocionales del cerebro del adolescente están mucho más desarrolladas que otras, como la corteza prefrontal, implicada en funciones ejecutivas, es decir, el cerebro más racional, que es más inmaduro”. De ahí que sea “crucial realizar intervenciones efectivas en esta población, para abordar este problema de manera oportuna y preventiva”.
Señala que la edad de aparición es “un predictor muy potente de los problemas futuros que pueda tener el adolescente”. Es decir, cuanto antes se produzca, mayor será la posibilidad de que se produzca este tipo de trastorno y, además, más grave será. Por ello, aboga por una colaboración de docentes y profesionales sanitarios “para implementar programas de intervención integrales y adaptados”.
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