Heroína de la Batalla de Vargas – .

“La Tigra”: Heroína de la Batalla de Vargas

Fue una de las figuras más relevantes de la Montonera en La Rioja. Tras el asesinato de Chacho, se unió a Felipe Varela en sus luchas por la causa federalista, convirtiéndose en su fiel compañera, relación de la que nació un hijo, que según la tradición oral era muy parecido al líder. Intervino en las batallas con incomparable heroísmo y fiereza, lo que le valió el sobrenombre de “La Tigra”.

Una de las hazañas más recordadas de Dolores fue su papel crucial en la Batalla del Pozo Vargasque tuvo lugar el 10 de abril de 1867. En medio del fragor del combate, Salvó de una muerte segura a su compañero y líder, Felipe Varela. El historiador José María Rosas inmortalizó este momento escribiendo: “A lomos de La Tigra, el líder escapó de la muerte”.

Sin embargo, la vida de Dolores Díaz estuvo marcada por la tragedia y el sufrimiento. Tras su derrota en Pozo de Vargas, fue capturada junto a sus demás compañeros y conducida al penal militar de El Bracho, en Santiago del Estero, bajo el yugo de los Taboada. Allí soportó innumerables humillaciones, penurias y tormentos durante una larga y dolorosa detención.

La lucha por su libertad fue ardua. Felipe Varela, desde su exilio en Bolivia, solicitó la ayuda del respetado hermano Mamerto Esquiú para interceder por Dolores. Esta acción del cura generó, en 1868, el pedido de un juez federal riojano, quien exigió a Taboada la libertad de Dolores. La respuesta del cacique santiaguero estuvo cargada de juicios peyorativos hacia La Tigra: “Sabiendo que Dolores Días y sus compañeros de la escoria de la población riojana eran, se puede decir, el alma de la Montonera, con cuyos robos y saqueos traficaban, contribuyendo con sus consejos y su palabra a fomentar las costumbres perversas. de “los gauchos que formaban la Montonera de Varela, decidí extrañarla de la provincia”, confinándolo al límite de Santiago del Estero.

De regreso a su tierra natal, Dolores fue recibida con alegría por un pueblo que reconoció su sacrificio y valentía. Sin embargo, su vida no fue fácil. Sobrevivió cuidando a su hijo y trabajando incansablemente en su telar para hacer mantas y ponchos. La enfermedad y la pobreza la acosaron hasta sus últimos días.

Trágicamente, Dolores Díaz nunca pudo volver a ver a Felipe Varela. Se enteró de su muerte en la más horrenda soledad, en un remoto pueblo cerca de Copiapó, Chile, en junio de 1870. Unos años más tarde, “La Tigra” también dejó este mundo, pero aún hoy, los detalles de su nacimiento y muerte permanecen. envuelto en misterio.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV Paraná marcha por la legalización de la marihuana – .
NEXT Incertidumbre por riesgo en continuidad del PAE en Magdalena – .