Encontrando una solución al transporte interurbano – .

Encontrando una solución al transporte interurbano – .
Encontrando una solución al transporte interurbano – .

Era necesaria una nueva medida de fuerza con un corte total del servicio de transporte interurbano de pasajeros en la provincia para que de alguna caja saliera el dinero destinado a pagar los sueldos de los conductores. De esta manera se retomó una normalidad que, en rigor, no se deseaba desde hacía tiempo.

Alguna vez se dijo con razón que sin aportaciones en forma de subvenciones o ayudas de emergencia, los servicios de autobús, tanto urbanos como interurbanos, llegan a los extremos de lo inviable.

Y son, como siempre, los usuarios quienes pagan el precio; o, más bien, aquellos que cargan con años de desinversión y acuerdos contractuales operativa y transparentemente inciertos.

Vale la pena poner un testimonio en una casilla: una mujer fue consultada en la Terminal de Ómnibus de la ciudad de Córdoba sobre los daños que le provocó la huelga ordenada por la Asociación de Trabajadores de la Industria del Transporte Automotor (Aoita) y respondió: con resignación y paciencia al límite, que un auto de alquiler le costó 90 mil pesos para el viaje a Villa Dolores, en el Valle de Traslasierra.

Lo concreto es que se cerró el grifo de los subsidios nacionales y el sistema vuelve a colapsar. Y con una previsión reservada a los interurbanos.

En materia económica nada parece corregir la situación; ni los aumentos de tarifas que han llevado el coste de un viaje a una ciudad no muy alejada de la Capital a valores superlativos. La espiral inflacionaria, la poda de subsidios y los ajustes en los presupuestos familiares colaboran para profundizar una crisis (que supera al transporte público) a la que pocos se atreven a vaticinar un final.

Los porcentajes no son para obviar: durante los meses de mayor caída de ingresos, los pasajeros tuvieron que utilizar sus modestos recursos para afrontar aumentos de tarifas interurbanas que escalaron hasta el 270% en dos meses.

Y volvemos a lo recurrente: como autoridad otorgante, el Estado (provincial y municipal) tiene la responsabilidad de garantizar a los ciudadanos el derecho a contar con un sistema de transporte eficaz y de innegable necesidad cuando viajan por diversos motivos, ya sean laborales o de salud, entre otros. .

Cómo será la sequía que los propios empresarios avalen las medidas contundentes de los conductores. Y ni hablar de las quejas que plantean los directivos cuando tienen que poner precio a repuestos de unidades destinadas inevitablemente al taller.

Con todo, es auspicioso que se habilite una mesa de diálogo que incluya a empresarios, el gremio y la Provincia, en busca de (como se ha dicho) buscar la “resurrección del sistema” en picada.

Autoridades provinciales confían en que las empresas tengan los fondos para pagar los salarios, pero alegan que la “licuadora” del presidente Javier Milei trastocó todas las expectativas.

El sistema de transporte interurbano lleva algún tiempo chirriando. Hay que hacer algo por los usuarios.

 
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