Charlas de EM Forster en la BBC | Libros | Literatura | Radio

El mayor invento de la especie humana, el logro que nos diferencia, no es otro que el libro. Sin el libro, la humanidad habría quedado detenida, en un no espacio y en un no lugar. Su aparición a gran escala en 1455 (datos aceptados; no hay fecha exacta) vía la Biblia de Gutenberg, cambió el mundo para siempre. A partir de entonces, el conocimiento y el placer iniciaron un viaje al que está invitado todo aquel que desee formar parte. La lectura es hija natural del libro y en sus niveles de transmisión, ya en el tema que nos ocupa, la lectura literaria es una de las experiencias más adictivas.

Esta introducción sirve para recomendar algunos libros. Charlas de EM Forster en la BBC (Alpha Decay). Esta publicación, además de ser una declaración implícita de principios sobre las resonancias del libro y la lectura, es también un acto de generosidad (como lo es compartir conocimiento) por parte del autor británico.

Hasta 1929, cuando Forster tenía 50 años, ya había cumplido su literatura. Tenía en su haber novelas que le aseguraron un lugar en el canon literario inglés del siglo XX, como las novelas Una habitación con vistas, La mansión y Paisaje en la India (de esta última, la película homónima de 1984 de David Lean es disponible en plataformas), y aunque no dejó de escribir, “la mayor parte de su carrera la completó”, como señala Gonzalo Torné en el prólogo “Días de radio: difusión y crítica”.

De 1929 a 1958, Forster visitó las cabinas de la BBC para hablar sobre los libros que le gustaban, específicamente a ciudadanos de antiguas colonias británicas, concretamente de la India. Aunque estos programas de la serie Algunos libros los hizo para ser “hablados”, es decir, no pretendían ser un registro escrito, su aparición como tal, bajo el título de Algunos libros, es algo de agradecer, porque nos devuelve lo que hoy parece extinto en las reseñas literarias (y no sólo peruanas, por cierto): la recomendación sin afán de protagonismo.

Sentado en la cabina, Forster sabía a qué público se dirigía. Por tanto, se condujo en el “terreno medio”, como indica la escritora inglesa Zadie Smith en el epílogo “EM Forster. En el camino intermedio”. Forster no pudo repetir la fórmula del poeta TS Eliot, quien también tenía un programa en la BBC, sin embargo, su trabajo fue más erudito. Y de lo que escribe Smith se desprende que Forster no estaba interesado en competir en erudición con el notable poeta, dramaturgo y ensayista. Su punto medio fluctuó entre el conocimiento y el impresionismo, entre la alta cultura y la frivolidad. Ergo: Forster sin posesividad, con una postura horizontal, que no tenía nada de humildad, pero sí mucha sencillez.

Al leer los textos “¿Son útiles los libros?”, “Coleridge y las ansiedades de los poetas contemporáneos”, “Libros no tan nuevos”, “Sobre la poesía contemporánea”, “Novedades de la literatura estadounidense”, “Mark Twain y la inmadurez”, “James Joyce”, “Los escritores y la democracia”, “Hablar por uno mismo”, entre otros que fácilmente se pueden citar, uno se pregunta por qué la reseña o la difusión de la lectura literaria no es así hoy, o por qué ese hastío discursivo es marca y signo de su práctica en los medios de comunicación. Si bien podía ser pedante, Forster no lo era. A pesar de no mostrar rigidez intelectual, su credibilidad no fue cuestionada porque sus oyentes creían en él por la única razón de que, al presentar sus argumentos, no se desviaba de su foco: la obra, el autor, a quien no necesariamente pagaba ningún pago. atención. entregó admiración. El hecho menor, el chisme, lo trascendido, no eran elementos prohibidos para Forster. ¿Cómo podemos explicar “Wordsworth y los placeres de la poesía” basada en la biografía del poeta romántico William Wordsworth escrita por Herbert Read?

Vale la pena buscar estas charlas de EM Forster. Se disfrutan por su tono confiado. Lo que falta.