“La toma de la Facultad de Ingeniería” – .

“La toma de la Facultad de Ingeniería” – .
“La toma de la Facultad de Ingeniería” – .

Los universitarios y los estudiantes de ingeniería evidentemente quedaron muy consternados tras el asesinato de Caupolicán, hubo un gran dolor, pena y enorme indignación con la dictadura, que despertó desde lo más profundo, un rechazo a la forma de actuar de las fuerzas represivas. Pero en esta situación, con una emocionalidad radical que resiste y responde a la violencia que te mata, que borra a alguien que es parte de ti, que lo ves todos los días, sin tener que mirarlo, lo ves porque está ahí. . , porque es un compañero que cuando vas a clase pasa por ti, aunque no hables, no tienes las mismas clases, cuando vienes de la biblioteca va, cuando sales de la U, viene adentro él estaba ahí, era uno más de los que componíamos la comunidad estudiantil.

Él era un igual a todos nosotros y era parte de ese todo estudiantil; después del 27 de marzo de 1984 ya no estaba. De ahí en adelante fue otra realidad, cuando salías de la biblioteca no iba, cuando salías de la U no entraba ni salía, Caupolicán ya no estaba, ni el 28 de marzo, ni el 29, ni En los días de abril, mayo, junio, diciembre… lo habían asesinado.

Lo habían hecho muchas veces antes, lo habíamos leído en un informe de derechos humanos, lo habíamos escuchado en la radio, lo habíamos hablado con alguien muy cercano a nosotros. Ahora repitieron su forma criminal de actuar, sin respeto a la vida, en 1984 con un compañero de nuestra universidad, el poema del pastor luterano alemán Martin Niemöller, “primero los comunistas, luego los judíos, luego los curas”… aquel 27 de marzo. Se había sentido con toda su fuerza, que había pasado del libro de poemas a ser una dolorosa realidad.

Esa indignación, dolor y rabia llamaban a los estudiantes a expresar todos estos sentimientos, y debía expresarse concretamente con manifestaciones personales y colectivas, que dieran testimonio con claridad, transparencia y mucha vitalidad de estas emociones que nos hicieron más humanos. .

Una decisión inmediata fue la de la Facultad de Ingeniería, que fue muy discutida. Durante la dictadura el Tecnológico Mecánico, edificio emblemático de nuestra Facultad, nunca había sido tomado, manifestación de indignación, dolor y también en memoria del asesinato de Caupolicán Inostroza. Ante esta situación, el designado Rector de la Universidad, que no tenía argumentos para explicar tanto abuso y evidente vulneración de los derechos humanos, en este caso el más sagrado, la vida, optó por el camino de la cobardía: suspender las clases esa semana y así No dar cara a la comunidad universitaria. Fueron días de mucho dolor e indignación.

Estas conversaciones siempre estuvieron marcadas por las posturas de las distintas jóvenes políticas que convivieron en las distintas facultades. Luego de un extenso análisis, que tuvo como premisa inicial y principal, “Los estudiantes de ingeniería debemos actuar con una respuesta contundente, ya que un estudiante de nuestra facultad había sido asesinado”, en el análisis consideramos diferentes dimensiones, como la sintonía y la empatía. de la decisión con el estudiantado, la relación con otros colectivos, el alcance público de nuestra decisión y actuaciones.

Esta decisión valiente y categórica de los estudiantes de Ingeniería desencadenó la realización de asambleas en las diferentes facultades de la universidad, por lo que, con el paso de los días, gran parte de los edificios universitarios fueron atacados. El Funeral de Caupolicán fue una gran demostración de rechazo a la dictadura y de dolor, reconocimiento y cariño a Caupolicán. Pese a ello, las fuerzas represivas continuaron reprimiendo con enorme violencia, lo que derivó en que el estudiante Eduardo Borie fuera alcanzado por un balazo a la altura del cuello, con graves consecuencias.

Hubo matices entre los dirigentes, también entre las Juventudes políticas, JJCC y JS, que fueron las que más peso tuvieron y un tercer actor de menor relevancia en ese momento, el DCU de Ingeniería, también estuvo presente con su opinión y aporte. . La mayoría de los estudiantes estuvieron a favor de hacerse cargo de todo el evento desde un inicio, lo que fue sumando voluntades y personas, lo que hizo que se hiciera realidad la opción de hacerse cargo del Tecnológico Mecánico.

Recuerdo muy claramente este pasaje de nuestra historia estudiantil y democrática, el DCU de las ingenierías, en sus prácticas políticas apeló a un fuerte componente emocional, el espíritu político más simple e impetuoso de los estudiantes de ingeniería, los acercó a posiciones más transparentes y radicales. . En esa lógica, nos sumamos a la Toma de la Facultad de Ingeniería. La prontitud de nuestra decisión fue una respuesta muy valorada por todos, por las demás Juventudes Políticas y estudiantes independientes que participaron en esta decisión, que rompió con los prejuicios históricos presentes en muchos estudiantes de izquierda hacia la juventud democristiana. Este acto fue una decisión que marcó una muy buena relación entre todos los actores políticos de la facultad hacia adelante, el activo político-social antidictatorial de nuestra facultad siempre fue muy unitario.

La toma de la Facultad fue un hito, el 2 de abril de 1984, fue la primera vez post 73 que el Tecnológico Mecánico fue tomado por los estudiantes y también la primera toma por los estudiantes de Ingeniería de la Universidad de Concepción, la cual fue aprobada por a mano alzada con el apoyo categórico de más de 600 estudiantes. A los ojos de todos: cuerpo académico, funcionarios, estudiantes; Fue muy justo y razonable, dada la causa que le dio origen, que justificó categóricamente la decisión y actuación, “un Carabinero había asesinado a un estudiante de nuestra facultad, de manera brutal y arbitraria”. Por lo tanto, las autoridades de la Facultad no estaban en condiciones de asumir internamente una actitud indiferente, pasiva o menos represiva ni prestarse a ello.

Los académicos de la Facultad estuvieron a la altura, la mayoría apoyó la decisión, de manera explícita y verbal, otros lo hicieron a través de una conversación con los estudiantes. Los trabajadores nos dieron todo tipo de facilidades y expresa y abiertamente expresaron su indignación con las fuerzas represivas por el asesinato de Caupolicán. La lucha democrática comenzó a extenderse a los distintos niveles de la universidad y la ciudad. Estos acontecimientos lamentables, tristes, grises incluso oscuros, le mostraron al ciudadano que no podíamos seguir en la pasividad, que había que tomar posiciones.

Hablando con Héctor Grandón, líder de Ingeniería Histórica, que no necesita más historias, me habló de la primera toma de Tecnología Mecánica, así:

El 27 de marzo venció el segundo plazo para registrar ramos y todos buscábamos quién firmaría el pagaré como garante. Caupolicán bajó corriendo las escaleras del Tecnológico, en el segundo periodo, para registrar clases y luego acudir a la protesta estudiantil. Fue la última vez que lo vi. Fueron días de mucho dolor e indignación. Enterramos a nuestro compañero y diez mil estudiantes acompañaron el féretro en completo silencio, con una sola lona encabezando la marcha y diciendo “BASTA”. Cristian Cornejo (Pdte. de la FEC) y Guillermo Alcaíno (Pdte. del Centro de Estudiantes de Ingeniería Mecánica) lo despidieron. Al regresar, marchando por la calle Prat, nuevamente Carabineros, sin control de nadie, volvieron a disparar balazos en el cuello, hiriendo gravemente al estudiante de Historia y Geografía, Eduardo Borie.

La misma tarde del 27 de marzo, con la universidad ya cerrada, El Foro se llenó de estudiantes exigiendo justicia, pero los principales dirigentes de la Ingeniería no estuvieron presentes en esas asambleas. En un salón de tecnología, representantes de los Comités Demócratas se reunieron para exigir justicia y resolvieron tomar el edificio principal de Ingeniería, el Edificio de Tecnología Mecánica. Teníamos miedo, pero nuestra indignación era mayor. No todos estábamos de acuerdo, porque era la primera toma, pero la fuerza de los argumentos de Pedro Cisterna (DC), de Carlos Cruz (PC), hizo que todos se sumaran. Asistimos comunistas, democristianos, socialistas, MIR, e independientes. En ese mismo momento, los estudiantes de Arte de la UdeC se encontraban pintando un mural en la pared principal del Foro en memoria de Caupolicán.

A las 6:45 hrs. En la madrugada del lunes 2 de abril, unos 50 compañeros de ingeniería ingresaron por las escaleras tecnológicas, y en menos de 15 minutos habíamos bloqueado con sillas todos los accesos al edificio. Se produjo la primera toma de posesión de la Universidad. Fueron momentos de mucha tensión, dentro del edificio algunos compañeros portaban capuchas para que no fueran denunciados; mientras que líderes estudiantiles dieron la cara para validar la toma en una asamblea que contó con la participación de más de 700 estudiantes de ingeniería. Finalmente escribo “Quienes luchan nunca mueren, porque su memoria siempre nos acompañará”.

Sobre el Autor:

Actualmente soy Ingeniero Civil Químico, Doctor en Ingeniería Ambiental y trabajo en la Universidad del Bío-Bío, universidad pública de nuestra región. Como docente e investigador, he centrado mi trabajo académico en los problemas derivados de la contaminación y el calentamiento global que enfrentamos como planeta, aportando en temas como el tratamiento de aguas, la gestión de residuos y la contaminación atmosférica.

Las líneas de investigación desarrolladas se basan en la búsqueda de soluciones tecnológicas y de ingeniería a problemas ambientales basados ​​en la naturaleza.

Siempre he tenido un compromiso político, por eso milité en la Democracia Cristiana desde mi juventud hasta 2011. Luego canalicé mi trabajo político en el entorno del Frente Amplio y en los últimos años milité en Convergencia Social y hoy Soy parte del Frente Amplio.

Consecuente con lo anterior, asumí el liderazgo estudiantil en la década de los 80 como consecuencia de mi compromiso político y social, razón por la cual asumí la presidencia de la FEC durante los años 1986-1987. Desde este lugar y rol hago memoria y doy rumbo y movimiento a la escritura de este libro.

Libro que comencé a escribir a finales de 2017, que siempre estuvo anidado en mi mente y en mi corazón, como un profundo deseo de transmitir, de heredar a las nuevas generaciones, el gesto de amor y compromiso con la democracia, con las personas, con la tierra. , de la generación de los 80. Donde confluyeron desde diferentes convicciones políticas y filosóficas, estilos de vida, clases sociales, historias humanas, un testimonio histórico de tolerancia, diversidad, unidad de aquellos jóvenes estudiantes de la U. de Conce, que no pueden permanecer en los baúles de nuestros hogares y/o en los baúles de imágenes y frases de nuestro cerebro.

Tenemos el imperativo ético y estético de compartirlo. Ético, porque es una cuestión de principios, de humanidad, de esperanza contar cómo fue la dictadura y los sacrificios que nos exigió la lucha por la democracia. Y estético porque ha sido uno de los pasajes más bellos de nuestra historia, la conquista de espacios de libertad y dignidad para nuestro pueblo, la belleza de la generosidad, la consecuencia, la valentía y el heroísmo.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV Doña Jovita y el homenaje a Leopoldo Lugones en el Día de Córdoba en la Feria del Libro – .
NEXT El libro que Liliana Bodoc había publicado antes de morir y ni sus hijos lo sabían