A poco de cumplirse 100 días de la toma de posesión del presidente Javier Milei, se presentará en la ciudad el libro “Está entre nosotros”. ¿De dónde viene y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?
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Se trata de un estudio que analizó el germen de lo que se formó como La Libertad Avanza, el partido que, pese a la incredulidad de gran parte de la sociedad, logró triunfar en las últimas elecciones.
El politólogo tandileño Martín Vicente, investigador del Conicet, docente y parte del Instituto de Estudios Históricos y Sociales de la Unicen, formó parte de la publicación coordinada por el reconocido sociólogo y antropólogo Pablo Semán.
Ambos formarán parte de la presentación que se realizará el viernes 5 a las 18.30 horas en el salón Cervantes Salinas de la sede del Club Ferro, en un evento organizado por la Biblioteca Salceda, las facultades de Ciencias Humanas y Sociales, y la Librería La Bullanga.
Con motivo de la actividad, el investigador local conversó con El Eco de Tandil y brindó detalles de un trabajo que comenzó con el análisis de “perspectivas de derecha” durante el gobierno de Mauricio Macri y tomó nuevos rumbos cuando identificaron a “un activista público, militante, movilizado, que votó por el Pro pero que le exigió ser más enfáticamente de derecha”.
Tal segmento, compartió, estaba formado por personas que “eran militantes de Gómez Centurión o Espert y nos decían una y otra vez que querían que Javier Milei se lanzara a la política. “Ese público estaba marcando una tendencia a salir del armario de derecha, lo que generó un efecto sistémico”.
“Milei corrió el terreno de lo que se puede decir”
-¿Qué es “lo que hay entre nosotros”?
-Bueno, el primer punto es que es una especie de juego de palabras que la editorial utiliza con el título del libro, señalando el fenómeno de lo que habitualmente se llama la “nueva derecha internacional”, ocurrido en Estados Unidos con Trump luego en Brasil con Bolsonaro para poner los casos más evidentes.
El “Está entre nosotros” por supuesto no alude crítica o peyorativamente a los votos por La Libertad Avanza ni al fenómeno de esta nueva derecha sino más bien a señalar que hubo una serie de lecturas sobre la política argentina que indicaban que esto era no va a pasar y de hecho esto pasó
Es el crecimiento de una fuerza de derecha radical que pareció surgir de la nada y en realidad llegó al poder en muy poco tiempo con una construcción política breve pero dinámica.
-¿Qué observó de nuevo en esta experiencia en comparación con otras similares en la historia argentina?
-Bueno, la idea de nueva derecha se utiliza internacionalmente para señalar un efecto que trabajamos en el libro, que es lo que un teórico estadounidense llamó “fusionismo” hace casi un siglo. Es la idea de que diferentes perspectivas de derecha pueden converger y dar forma a una nueva criatura política.
Esto se da en una nueva transformación de los nuevos derechos actuales de la que Javier Milei no sólo es un ejemplo muy exitoso en la construcción del poder, sino también un fenómeno que antecede a esa construcción del poder a través de la circulación en las redes, a través de los actos políticos, por lo que Podríamos denominarlo una especie de configuración de una subcultura juvenil que fue la primera militante pública.
-Mucho se habló de las causas que llevaron al triunfo de La Libertad Avanza, el impacto en las redes, cierto clima de enojo general, la situación económica. ¿Notaste que algún factor fue más determinante que otros?
-Veníamos haciendo trabajo de campo sobre perspectivas de derecha en Argentina desde la época del gobierno de Mauricio Macri.
Lo que encontramos a partir de 2015 fue un público activista, militante y movilizado que votó por el Pro pero exigió que fuera más enfáticamente de derecha. Criticaron a Mauricio Macri por ser una especie de progresista en el closet bajo las riendas de Marcos Peña y efectivamente le pidieron que fuera a la derecha.
Muchos de los activistas militaban con Gómez Centurión o Espert y nos decían una y otra vez que querían que Javier Milei entrara a la política.
Y efectivamente ese público que era previo al salto de Javier Milei a la política estaba marcando una tendencia a salir del armario derechista. Milei movió hacia la derecha el campo de lo que se puede decir, el campo de lo accionable en política.
En esos años, hablo del 2019 en adelante, también vimos que la oposición al Pro, el kirchnerismo, también expresaba voces muy claramente de derecha. De Guillermo Moreno a Sergio Berni.
Este crecimiento de experiencias políticas, de dinámicas políticas de derecha, termina convergiendo en torno a Milei. Pero Milei no será el dique de contención, sino que alrededor de su figura, su gobierno y sus activistas se expresarán otras experiencias de derecha. Hasta qué punto Milei puede contener eso es la pregunta abierta.
-¿Y había una demanda económica también en ese reclamo?
-Había una demanda económica, pero no era central en la agenda. Por supuesto, la inflación, el no llegar a fin de mes, el crecimiento de la mano de obra negra, cambiaron muchas de las formas de leer la economía política en Argentina.
Pero yo diría que hay una serie de puntos que son centrales. Por un lado, una generación que creció junto al trabajo administrativo, que creció con una idea de emprendimiento que se transformó de algo económico, y aquí quiero destacar, a algo moral.
Milei supo abordar una serie de demandas que circulaban en la sociedad y que prevalecieron sobre su construcción política. Cuando Milei decidió ingresar a la política, luego de criticar abiertamente el sistema político, ese paso lo dio en un terreno bien establecido.
Aunque el propio Milei no esperaba convertirse en presidente, lo que sí esperaba era construir un partido que pudiera explotar la división hacia la derecha que se estaba produciendo en el sistema. Bueno, eso sucedió de la manera más rápida posible.
-Acaban de pasar los primeros 100 días de gobierno de Milei. ¿Qué ves hasta ahora?
-Veo, por un lado, un gobierno que tiene una iniciativa fuerte centrada en la acción y la palabra presidencial. Una Milei que gobierna a través de la acción política, a través de la promoción de paquetes de leyes, pero también a través de las redes sociales, a menudo de forma dinámica e inusual para la política tradicional.
Al mismo tiempo veo a muchos de los representantes del gobierno comprometidos con la política tradicional, el caso más evidente sería el Ministro del Interior, Guillermo Francos. Y veo un gobierno que a la vez es muy enfático pero aún no logra la aprobación de una sola ley.
Creo que este activismo de Milei, por un lado, garantiza una representación muy fuerte en sus votantes originarios, en su núcleo duro, pero limita la forma de crecimiento transversal y de diálogo con la estructura política. En parte porque Milei no cree en eso, pero en parte también porque hay una evidente falta de gimnasia política, un amateurismo político en parte de su gobierno que es muy explícito y muy evidente, y que la política tradicional lee. De cómo se resuelva esta gimnasia dependerá el destino de los próximos meses.
