Los toldos de la feria cubrieron a los primeros visitantes, pero no del sol, sino de la lluvia. Los primeros puestos abrieron sus persianas y los dueños miraron al cielo esperando que el agua no estropeara los libros y que los visitantes pudieran pasar por sus ventanas sin ningún problema. Algún otro editor también abrió los toldos para tomar precauciones. “Que no llueva mucho, pero que no haga demasiado calor”, dijo entre risas Fernando Álvarez, editor de Ático de los libros.
El stand de Foam Pages fue uno de los primeros en recibir visitantes, pero primero tuvieron que desempolvar los libros con un plumero y volver a colocar algunos sobre la mesa principal. Las casetas vecinas lo saludaron, se presentaron y le desearon mucha suerte en esta nueva edición que comienza. Juan Casamayor, el editor, lleva más de 26 años vinculado a la feria y su editorial participa desde el año 2000. «Es una oportunidad porque tenemos contacto con nuestros lectores. Vemos las reacciones a los nuevos libros”, dijo. Entre los corredores habituales del Retiro, la Policía Municipal y los turistas que miraban sorprendidos las casetas, se asomaban desde dentro redactoras como Pilar Álvarez, de Alianza Editorial, quien al salir de la suya relataba los criterios que utiliza para elegir un buen libro: «Lo más importante es adquirir un libro que luego quieras conservar. Yo creo que el poder del papel, y cada día nos esforzamos más para que los libros sean bonitos, dúctiles al tacto, bien hechos, bien corregidos y por supuesto, bien escritos». Es una colección de los frutos cosechados a lo largo del año: “Es el lugar de encuentro donde ves todo el trabajo que has hecho el año pasado”.
La inauguración también contó con una presencia política como el Ministro de Cultura y Deporte Miquel Iceta, la Consejera de Cultura de Madrid, Andrea Levy o la Consejera de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, que compró varios libros. Uno de ellos fue ‘Un bárbaro en París’, de Mario Vargas Llosa, en el stand de Casa del Libro, que celebra su centenario. “Es mi feria número 24. Soy autora, pero mucho antes como lectora y compradora de libros”, dijo a ABC. La consejera recordó el primer libro que le firmaron en la feria, cuando acababa de llegar a Madrid. Era ‘Late Age Games’ y lo firmaba Luis Landero. Mientras hablaba, se detuvo en la editorial Cátedra, que celebra su 50 aniversario, y compró un ejemplar. «He notado una transformación, una mejora en las casetas y más interés de los madrileños y de fuera de Madrid. Durante varios años visitó la feria como autora, y ayer lo hizo como política. “Ahora tengo la oportunidad de ver la feria en su conjunto, también como motor económico, de progreso y turístico”, dijo a ABC.
“No queremos mostrar solo las novedades, sino todo el fondo editorial”, dijo Javier Jiménez, editor de Fórcola Ediciones. Desde el interior de su stand, el editor colocaba las joyas de su sello sobre la mesa y otros quitaban las pequeñas gotas que habían salpicado de la lluvia. Su reto es retomar el contacto con lectores que ya conocen y que otros conocen la editorial. “La profesionalidad de los editores y la calidad de las publicaciones atraen a un público atípico porque no es del fin de semana, sino del diario”. La feria se ha convertido en una forma de descubrir nueva literatura y así lo demostraron algunos que miraban perplejos las novedades de los stands. “Tienes que venir con la mente abierta. Es una oportunidad para comprar esos libros que son más difíciles de encontrar en una librería”, dijo Grande. Mientras tanto, el paseo marítimo se llenó de visitantes que desfilaron por las casetas con una mochila y un paraguas en la mano.
---A lo largo de la jornada, más de un editor cruzó el recinto para saludar a un compañero amigo para intercambiar ejemplares y comentar las primeras horas de la feria. La ilusión de subir la persiana sin restricciones ni medidas de seguridad como años anteriores es enorme. La mayoría de los editores no pueden responder qué dos obras deben llevarse los visitantes de la feria. “Es una pregunta muy difícil. Es como preguntarle a un padre que tiene varios hijos cuál es tu hijo favorito”, dijo entre risas el editor del grupo Penguin, David Trías, mientras miraba todo su stand. El grupo ha querido rendir homenaje a Javier Marías, fallecido el pasado mes de septiembre y en su stand han dedicado un rincón para recordar todo su trabajo.
joven y curioso
Durante las primeras horas de la feria, fueron muchos los jóvenes curiosos, vestidos con el uniforme escolar, que recorrieron el Paseo de Germán Núñez en busca de libros para jóvenes. Algunos corrieron a ver las casetas más grandes y coloridas del Retiro. «Vienen muchos más jóvenes que hace diez años. Me hace muy feliz porque parecía que los libros electrónicos iban a acabar con el papel y los jóvenes, pero al final no ha sido así. Hay diferentes públicos en la feria y hay libros para todos”, dijo Fernando Álvarez. Por su parte, Trías lleva 27 años participando en la feria y reconoce que hay una gran influencia juvenil. «Proliferan las nuevas editoriales dirigidas al público joven. Es un público vivo y compra mucho».
Un joven deportista que había terminado agotado su día en el parque, acudió al stand de Ediciones Encuentro en busca de un libro de filosofía personalista. «Hay quien piensa que la gente no lee, que solo va a la feria a pasear y a tomar algo. La feria es una demostración de que el mundo de los libros está muy vivo y que es una experiencia maravillosa para compartir”, aseguró. Para él, es una oportunidad de disfrutar de la literatura con todas las generaciones. Y así ha sido. Durante el día, las madres paseaban con sus hijos y los abuelos con sus nietos.
Nueva distribución
La nueva redistribución ha desplazado las editoriales de las universidades al campus central. Todos esperaban con las persianas abiertas de par en par. Por primera vez, sus casetas se abren por delante y por detrás, de forma que formaban una pequeña plaza y allí conversaban entre ellos mientras esperaban a los visitantes. “Es una gran prueba. Es la primera vez que todas las universidades estamos juntas en el centro y es una experiencia que tendremos que valorar”, reconoce Javier Balibrea, editor de Ediciones Universidad de Navarra (EUNSA).
La editorial lleva muchos años participando en la feria y tras la pandemia muestra entusiasmo por volver a participar. “Tenemos muchas ganas de poner la cultura al pie de la ciudad”, dijo Balibrea. Uno de los retos a los que se enfrenta cada año es romper con los estereotipos de las editoriales universitarias. «A veces se nos ve como un grupo excesivamente académico, pero la mayoría de los libros que tienen ese trasfondo intentan trasladar todo el conocimiento generado en las universidades al mundo real ya la sociedad.