¿Cómo sobrevivieron los adultos mayores cuando no había jubilación? – .

¿Cómo sobrevivieron los adultos mayores cuando no había jubilación? – .
¿Cómo sobrevivieron los adultos mayores cuando no había jubilación? – .

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Desde que Dios expulsó a Adán y Eva del Paraíso, a menos que sufran accidentes mortales siendo jóvenes, en sus últimos años de vida el ser humano reduce mucho la probabilidad de sustentarse, generando ingresos para cubrir sus gastos. ¿Cómo se las arreglaba un agricultor en la Edad Media antes de que Otto Bismarck creara la jubilación estatal en Alemania alrededor de 1860? Hoy el desafío que enfrentan muchos jubilados y pensionados es diferente, pero no menos angustioso.

Sobre esto hablé con el americano. Eduardo Martín Gramlich (1939-2007), quien estudió en Yale y enseñó en Michigan. “Los años de la presidencia de John Fitzgerald Kennedy fueron inspiradores para los economistas jóvenes y con conciencia social. En Yale me inspiré en Arthur Melvin Okun y James Tobin”, declaró en 2004. En el sector público de su país trabajó en el Sistema de la Reserva Federal, en la Oficina de Oportunidades Económicas (OEO) y en la oficina de presupuesto. A nivel académico se ocupó de la economía del béisbol y colaboró ​​en la Comisión de Estudios Económicos de las ligas mayores.

–¿Qué recuerda de su paso por el servicio público?

–En la OEO los estudios demostraron que el impacto de la reducción de la oferta laboral de los planes de subsidios individuales fue muy pequeño, ¡pero el impacto político fue muy fuerte! En las políticas públicas pasamos del optimismo exagerado de los años 60 al escepticismo exagerado de los años 90.

–Le consulto por temas relacionados con la seguridad social, sobre los cuales en 1998 publicó un libro titulado ¿Es hora de reformar la seguridad social?

–Empecemos reflexionando sobre el típico agricultor de la Edad Media. Como bien dices, a menos que muriera joven, por ejemplo, debido a un accidente, tuvo que resolver el problema de cómo alimentarse cuando sus fuerzas físicas se debilitaron por el paso del tiempo.

-¿Que estaba haciendo?

–Tenía una familia numerosa o, como dicen los economistas, “invertía en los niños”. Considere que tenía 10 hijos, cuatro de los cuales probablemente morirían prematuramente, y vivía con la esperanza de que dos de los seis cuidarían de él y de su esposa. No descarto que también acumulara algunos bienes, pero conservar los alimentos no era fácil, no había bancos, y por otro lado los ingresos debían estar muy poco por encima de la subsistencia.

–Peso enorme para los niños.

–Sí, aunque no por mucho tiempo. Porque recordemos que a principios del siglo XIX, incluso en los países económicamente más avanzados, la esperanza de vida era de poco más de 30 años.

–¿Y entonces apareció Bismarck?

–Hay un paso intermedio, el de las mutualidades. Asociaciones voluntarias, enfrentadas entre miembros del sector privado, donde todos contribuyen a un fondo común y los miembros se retiran en función de necesidades específicas. Por ejemplo, lo creas o no, los gastos funerarios. En un sentido fundamental, el Fondo Monetario Internacional (FMI) funciona como un gigantesco fondo mutuo, donde los miembros no son personas físicas, sino países.

–Llegamos a Bismarck.

–Efectivamente, donde el Estado se hace cargo de la seguridad social. No me pidan detalles, porque no los tengo a la mano, pero el principio tiene que ser el mismo que cualquier sistema de jubilación: el activo lo aportan los que están trabajando, y el pasivo lo retiran los que dejaron de trabajar. laboral.

–Disculpe, porque los alemanes son muy organizados, pero no me digan que el sistema cubría a todos los empleados.

-Buen punto. Operaba en lo que hoy llamamos el sector formal de la economía, y probablemente no era así de manera uniforme. Pensemos en Argentina: los empleados públicos tenían un régimen de jubilación desde principios del siglo XX; También lo consiguieron pronto los empleados de ferrocarriles, bancos, servicios públicos, etc. Juan Domingo Perón no creó el sistema de jubilación, sino que lo generalizó mediante la creación de fondos de pensiones para los empleados de la industria y el comercio.

–Perón tenía superávit de pensiones.

–Exactamente, porque cuando un sistema se generaliza, todos los incorporados aportan, pero se van jubilando poco a poco. La seguridad social en su país es deficitaria desde principios de los años 60, y la diferencia entre ingresos y gastos se cubre con impuestos, deuda pública o inflación.

–El problema se hizo mayor con el paso del tiempo.

–Debido a una multiplicidad de factores, que tiraron todos en la misma dirección. La economía informal y el trabajo por cuenta propia conspiraron por el lado de los ingresos, mientras que el aumento de la esperanza de vida lo hizo por el lado del gasto. Es cierto que la edad de jubilación fue aumentando con el tiempo, pero a un ritmo más lento que el aumento de la esperanza de vida de la población. En 2023, los ingresos del sistema de seguridad social solo cubrieron el 60% de los gastos en ese rubro.

–Los jubilados y pensionados son hoy uno de los principales temas en la Argentina.

–En este sentido, nada mejor que imitar a Alfred Marshall y poner la cabeza fría al servicio de un corazón cálido.

–Lo escucho.

–El “club” de los jubilados está formado por unos 10 millones de personas, 6 millones de las cuales aportaron algo y 4 millones no aportaron nada. Y por si esto fuera poco, por la forma en que se otorgaron los beneficios a los 4 millones, muchos beneficiarios ni siquiera se encontraban en una situación económica comprometida. ¿Por qué los que aportaron pensiones no se ajustan a la inflación y al resto a una fracción de la inflación?

-¿Algo más?

–Hace días Guillermo Francos, jefe de Gabinete, afirmó que el número de jubilados por invalidez o invalidez había pasado de unos 70.000 en 2003 a mucho más de un millón en la actualidad. ¿Cómo puede ser eso en un país que no sufrió guerras, terremotos, etc.? Seamos concretos: la declaración de invalidez o incapacidad la hace un médico, entonces, perdón Paracelso, ¿cómo decirlo? Algunos médicos están en problemas.

–¿Por qué es importante esta aclaración?

–Porque se habla mucho de modificar la legislación, para que aumente el empleo y el sistema de seguridad social sea viable, pero si el problema es de médicos que clasifican como inválidos o discapacitados a personas que no lo son, eso no se puede corregir con cambios. En la ley. Por eso quiero hacer una propuesta que me parece de estricta justicia.

-Dime.

–Que el Estado nacional se comprometa a no reducir el gasto total en seguridad social, sino que revise los beneficios otorgados a quienes no aportaron nada, y que reclasifique a los jubilados por invalidez e invalidez, que se burlaron del resto de los compatriotas, con la complicidad de algunos médicos.

–Don Eduardo, muchas gracias.

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