Feminicidio infantil, otro mal endémico en América Latina – DW – 25/04/2024 – .

Feminicidio infantil, otro mal endémico en América Latina – DW – 25/04/2024 – .
Feminicidio infantil, otro mal endémico en América Latina – DW – 25/04/2024 – .

Hace unos días, la sociedad mexicana fue sacudida por el asesinato a puñaladas de un estudiante de 13 años en el distrito de Iztapalapa, en la capital del país. Las autoridades tipificaron el caso como un delito de tentativa de feminicidio, luego de que la joven sobreviviera al ataque de otro adolescente, su exnovio, según publicó la familia de la víctima en redes sociales. De acuerdo con la legislación mexicana, el detenido, un joven de 14 años, quedó en libertad bajo la tutela de sus padres.

Al igual que ocurre con las mujeres adultas, los homicidios por razones de género contra niñas y adolescentes también son feminicidios. De hecho, “feminicidio infantil” suele referirse al “asesinato de niñas menores de edad por razón de su género, con motivaciones misóginas u odio hacia lo femenino”, dijo a DW Daniela Castro, académica de la Unidad de Economía Política del Desarrollo. la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Para María Vega, directora de la Fundación Colombiana Justicia Para Todos, el feminicidio es una “forma extrema de violencia”, convirtiéndose en una forma de “dominación y una violación flagrante de los derechos de las mujeres y las niñas”, según dice a DW.

El fenómeno persiste, pero faltan datos

Los casos de violencia feminicida no son delitos aislados, sino que son miles en América Latina.

“La información disponible muestra la persistencia del feminicidio, a pesar de una mayor conciencia pública sobre el tema, avances en la medición de casos y la respuesta estatal”, indica el último boletín publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

El informe afirma que, en 2022, al menos 4.050 mujeres (4.004 en América Latina y 46 en el Caribe) de 26 países de la región fueron víctimas de feminicidio. Brasil encabeza la lista en números absolutos, aunque es Honduras quien registra la tasa más alta. Estas cifras, sin embargo, no son comparables con otros años debido a cambios en el registro de casos en algunos países, advierte la Cepal, lo que incide en las interpretaciones sobre el número real de feminicidios. Y lo mismo ocurre con las cifras de feminicidio infantil.

“No todos los países reportan víctimas de feminicidio desagregadas por grupos de edad, lo que impide un análisis exhaustivo de este fenómeno”, dijo a DW Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la Cepal.

Con base en este estudio, ocho países (El Salvador, Panamá, Nicaragua, Costa Rica, Paraguay, Guatemala, Chile y Uruguay) contabilizaron 310 mujeres víctimas de feminicidio, 13 de las cuales tenían entre 0 y 14 años. Guatemala reportó 6 víctimas en este grupo de edad, seguida de Uruguay, con 4, y Panamá con 2.

Por otro lado, destaca el grupo de 15 a 29 años, con 107 víctimas entre estos ocho países, siendo Guatemala, Paraguay, El Salvador y Chile los países con mayor número de víctimas.

En el grupo de países formado por Argentina, Colombia, Ecuador y Perú -que utilizan un rango de edad diferente para medir los feminicidios-, 41 niñas y adolescentes de 0 a 18 años fueron víctimas de este tipo de homicidio en 2022.

Un marco común

El caso de la estudiante en Iztapalapa, como otros en la región, ha puesto en la mira el paraguas legal que respalda a menores culpables de feminicidios. Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el propio marco de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, los menores de 18 años deben ser considerados como tales, de modo que incluso después de un delito de feminicidio, son inimputables -exentos-. de penas de prisión, y en su lugar deben aplicarse medidas alternativas, como la custodia permanente o la asignación del menor a una familia.

Sólo como último recurso, y en un corto período de tiempo, se aplicaría la prisión preventiva, explica a DW Miguel Barboza, investigador principal del Programa Estado de Derecho para América Latina de la Fundación Konrad Adenauer.

Bajo ese marco común, Barboza reconoce que “no todos los sistemas de justicia penal en América Latina tienen el reconocimiento de estos estándares, lo cual es bastante problemático”. Aun así, ha habido “avances muy fuertes, como medidas alternativas a la prisión preventiva, determinación de patrones de conducta y prestación de servicios psicológicos”, sostiene.

Sin embargo, para Amalia Alarcón, gerente regional de Programas e Influencia de la ONG Plan Internacional, “la teoría menciona que la justicia juvenil debe tener un enfoque rehabilitador, enfocado a la reintegración del niño o niña que comete el delito, pero esto no Esto no sucede en los sistemas juveniles de la región”.

Para Barboza, el problema radica en que no todos los países tipifican el feminicidio de la misma manera y que incluso hay “resistencias” y “desconocimiento” por parte de las instituciones.

Según la Cepal, en América Latina hay 18 países que han aprobado legislaciones para penalizar los feminicidios, de los cuales 13 cuentan con leyes integrales para enfrentar este tipo de violencia.

En el caso de México, el delito de feminicidio está tipificado en el artículo 325 del Código Penal Federal, aunque “el feminicidio infantil no se separa de los delitos de feminicidio, por lo que estos casos no se visibilizan”, explica a DW Daniela Castro. La legislación mexicana también contempla el principio del “interés superior de la niñez”, por lo que los jóvenes culpables de delitos quedan exentos de responsabilidad penal. Por otro lado, a una adolescente condenada por feminicidio sólo se le podrá imponer el “internamiento” como última opción, y únicamente si tiene entre 14 y 18 años.

Acciones tempranas

Para Castro, es necesario “agotar la vía de la prevención” con políticas para erradicar la violencia de género, que incluyan programas educativos y campañas de sensibilización.

En opinión de Miguel Barboza, “el feminicidio es un delito que va a aumentar, sobre todo teniendo en cuenta las características de las nuevas generaciones con las nuevas tecnologías”, dice a DW. “Es un delito que sigue siendo grave, pero también forma parte del conjunto de delitos tipificados a nivel regional”, subraya.

(us)

 
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