Por Alexis Peña Hernández/ Estudiante de Periodismo
Vivió en una época de cambios, de convulsiones políticas, sociales y culturales. Miguel de Cervantes Saavedra, mundialmente conocido como el autor de la famosa novela Don Quijote de la Mancha, fue publicada el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares, España.
La vida de Cervantes estuvo marcada por numerosas vicisitudes y aventuras que sin duda influyeron en su obra literaria. A lo largo de su carrera fue soldado, recaudador de impuestos, prisionero de guerra e incluso estuvo preso en varias ocasiones, experiencias que se reflejaron en la complejidad y profundidad de sus personajes, así como en la crítica social y política de sus escritos.
Tras su participación en la guerra contra los otomanos, Cervantes fue capturado por piratas berberiscos y pasó varios años prisionero en Argel. Esta experiencia lo marcó profundamente y se refleja en algunas de sus obras, como El trato de Argel, donde aborda el tema de la esclavitud y la libertad.
Tras ser liberado, regresó a España y se dedicó a escribir y buscar la estabilidad económica, que siempre se le había escapado. A pesar de las dificultades y reveses que enfrentó a lo largo de su vida, Cervantes nunca dejó de escribir y de perseguir su pasión por la literatura.
Su obra más famosa, Don Quijote de La Mancha, se publicó por primera vez en 1605 y rápidamente se convirtió en un éxito literario y cultural sin precedentes. La novela cuenta las aventuras de un caballero soñador que lucha contra molinos de viento y otros enemigos imaginarios, explorando temas como la locura, la realidad y la fantasía.
Don Quijote es mucho más que una simple sátira de los libros de caballerías populares en la época. A través de las desventuras del ingenioso caballero, Cervantes reflexiona sobre temas universales como la realidad y la fantasía, la locura y la cordura, el amor y la justicia. Su estilo único, lleno de humor, ironía y profundidad, ha cautivado a generaciones enteras de lectores en todo el mundo.
Aunque Cervantes no gozó de reconocimiento ni fortuna en vida, su legado perdura hasta nuestros días como uno de los pilares fundamentales de la literatura española. Su genio y su capacidad para retratar con maestría la condición humana le han llevado a ser considerado el padre de la novela moderna.
Miguel de Cervantes Saavedra murió el 22 de abril de 1616 en Madrid, dejando un legado inmortal que sirve de inspiración a escritores, artistas y amantes de la literatura de todo el mundo.
Para rendir homenaje a este exponente por excelencia del español, en 2010 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció los Días de las Lenguas en Naciones Unidas para celebrar la diversidad cultural y el multilingüismo, y se eligió el 23 de abril como el Día de las Lenguas en Naciones Unidas. de la Lengua Española.
La elección se produce en el aniversario de la muerte de este gran genio de las letras hispanas y tiene como objetivo concienciar al personal de la ONU, y al mundo en general, sobre la historia, la cultura y el uso del español como lengua oficial. Casualmente, la fecha de su muerte coincide, aunque en el antiguo calendario juliano, con la del más prestigioso dramaturgo inglés, William Shakespeare. De ahí que ambas lenguas compartan la celebración el mismo día.
Nelson Mandela afirmó que “si le hablas a un hombre en un idioma que entiende, el mensaje le llega a la cabeza. Si le hablas en su idioma, le llega al corazón”. Esta premisa ha estado presente en las Naciones Unidas desde su fundación, especialmente teniendo en cuenta su espíritu de paz, reconciliación y entendimiento tras un período de guerra.
Esta celebración brinda la oportunidad de celebrar la riqueza y diversidad de esta lengua, así como reflexionar sobre su importancia en un mundo cada vez más interconectado. Es un recordatorio de que la lengua es un vehículo fundamental para la comunicación y el entendimiento entre las personas, y que debemos valorar y preservar nuestra lengua materna como parte de nuestra identidad cultural. (Foto: Wikimedia Commons)
