En Bruselas, la semana pasada el Parlamento Europeo aprobó una resolución que pedía incorporar el derecho a un aborto legal y seguro en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Mientras tanto, en Ginebra, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU recibió una demanda contra el Estado de Honduras, por haber impedido que Fausia abortara tras una violación.
“Las leyes de casos -por violación, malformación o riesgo para la vida de la madre- no son las ideales, pero son las mínimas aceptables. La prohibición total del derecho al aborto es una violación manifiesta de los derechos humanos y una forma de trato cruel, inhumano y degradante. Todas las organizaciones internacionales llevan décadas diciendo esto”, explica a DW María Eugenia Rodríguez Palop, vicepresidenta de la Comisión de la Mujer en el Parlamento Europeo.
Como coautor de la resolución recientemente aprobada del Parlamento Europeo y de varias anteriores -que han condenado los retrocesos de los países de la UE y han avanzado en el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos-, Rodríguez Palop pone el acento en el derecho a la autonomía reproductiva .
“También porque se relaciona con otros derechos humanos que son incuestionables, como el derecho a la salud, a la integridad física y mental, a la vida, a tener tantos hijos como uno quiera y a elegir el intervalo entre ellos. La prohibición total del aborto, a mi entender, es algo regresivo y retrasado que no tiene el más mínimo sentido en las sociedades democráticas”, subraya.
Por eso el caso de Fausia ha llegado a Ginebra: Honduras, con su prohibición total del aborto, viola acuerdos y cartas internacionales. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS), en sus lineamientos para la atención de la interrupción del embarazo (2022), recomienda la despenalización y su regulación como servicio de salud pública.
En este sentido, “Ginebra tiene que sancionar a Honduras por ser un agente de violencia institucional”, explica Rodríguez Palop, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid, especializado en derechos humanos.
Sanciones y reparación
Sanción al Estado hondureño, reparación para Fausia y que se exija a Honduras el levantamiento de esta prohibición establecida en su Constitución, solicitan los organismos litigantes. ¿Cómo pueden ser esas sanciones y esa reparación? “Si se condena a Honduras, las reparaciones incluyen compensaciones por daños materiales y también daños morales, como el dolor sufrido”, explica a DW Paulo Lugon Arantes, investigador y jurista especializado en derechos humanos.
“También hay reparaciones por daños al proyecto de vida: ¿qué planes tendría la víctima si no se hubiera visto obligada a tener ese hijo? Por otro lado, públicamente, el Estado debe compensarla: poniendo su nombre a una clínica de atención a mujeres, por ejemplo. Y finalmente, para garantizar la no repetición, Honduras debería eliminar esta ley prohibitiva y, por ejemplo, realizar campañas de salud reproductiva de las mujeres”, explica Lugón Arantes.
Una sentencia de este calibre sentaría un precedente en un país conocido por ser uno de los más peligrosos para ser mujer en América Latina. El Centro de Derechos de la Mujer -una de las tres organizaciones litigantes- monitoreó 386 feminicidios en 2023 y afirma, con datos de 2022, que cada día tres niñas menores de 14 años se ven obligadas a mantener embarazos producto de una violación.
“No sorprende que los niveles de violencia sexual contra las mujeres sean altos en un país que prohíbe el aborto. El cuerpo de la mujer se hace visible como un objeto, que lo impregna todo”, afirma Rodríguez Palop. Cabe señalar que en la resolución del Parlamento Europeo de la que esta eurodiputada es coautora, advirtió contra la financiación de grupos contra la igualdad de género y contra el aborto en todo el mundo.
“Este es un movimiento político regresivo que no debe ser visto sólo como misógino o antifeminista, moralista o conservador”, explica la política europea. “Es un ciclo histórico que busca volver a patrones de dominación, tanto de los hombres sobre las mujeres como de un pueblo sobre otro. Dominar el eje “mujer” –que asegura la conservación de patrones y costumbres– es controlar muchos otros. Por lo tanto, el ultranacionalismo, el racismo, la xenofobia, no son cosas separadas de la misoginia”, dice Rodríguez Palop, en referencia a la aparición de otros gobiernos que apuntan a ese camino.
Para Europa, que es una unión política y legislativa, Rodríguez Palop ve la solución en una mayor cohesión política y en abrir procedimientos de infracción a la Carta de los Derechos Fundamentales. ¿Y para Honduras y otros países latinoamericanos? “Haciendo actuar a las Cortes, por supuesto”, concluye.
(rml)
