Whoopi Golberg es un referente para millones de personas en Norteamérica y el mundo. Además de haber ganado los cuatro premios más importantes de la industria del entretenimiento de Estados Unidos, que se conocen con las siglas EGOT (Emmy, Grammy, Oscar y Tony), las mujeres han jugado un papel fundamental en la vida política y periodística. del país que preside Joe Biden.
La presentadora de televisión siempre se ha caracterizado por su franqueza y honestidad con la audiencia, por lo que lleva décadas en primera línea de los medios y no cansa a la gran masa de espectadores que siguen sus intervenciones y programas.
Whoopi Goldberg en un evento en 2016.
GTRES
Tras muchos meses de espera, la artista publicó ayer, 7 de mayo, sus nuevas memorias. En este caso, el libro tiene un tono personal e íntimo, ya que Goldberg quiso parecer más humana que nunca y acercarse al público desde la ‘desnudez emocional’. El nombre elegido para el libro ha sido Fragmentos y piezas: mi madre, mi hermano y yoque se traduciría al español como Fragmentos: mi madre, mi hermano y yo..
En la obra, la actriz conocida por Fantasma, Ley de hermanas y El color morado, abre en canal y cuenta algunos de los episodios más duros de su vida. Tras unas horas en el mercado, algunos fans se han hecho eco en las redes sociales de un momento especialmente difícil en la vida de Whoopi Golberg: cuando era adicta a la cocaína.
La comunicadora dice en el trabajo autobiográfico que comenzó a tomar la mencionada sustancia cuando era muy joven y que se desintoxicó en los años 70. Posteriormente (en los años 80), volvió a consumir, ya que empezó a ser conocida en Hollywood y, en aquella época, “las drogas estaban por todas partes”.
“Me invitaban a fiestas donde me recibían en la puerta con un cuenco de Quaaludes del que podía elegir lo que quisiera. Se colocaron líneas de cocaína en mesas y mostradores de baños para que las tomara”, narra directamente en su libro.
Tuvo alucinaciones
Sincera como siempre, Whoopi ha confesado que la situación se volvió crítica y que empezó a tener episodios de alucinaciones. La artista explica en el libro que recuerda un día concreto en el que la droga le hizo creer que tenía un monstruo debajo de su cama, por lo que no salió de ella durante más de 24 horas, llegando incluso a orinar en ella. .
También habla en sus memorias de cómo decidió “limpiarse” cuando un empleado del hotel la descubrió consumiendo, momento en el que se miró al espejo y se dio cuenta de que no podía seguir así.
