En el segundo día del evento Tendencias 2023, la cantante española Luz Casal subió al escenario para hablar de cómo afrontó uno de los momentos más duros de su vida. Las dos veces que tuvo que luchar física y mentalmente contra el cáncer de mama que la apartó temporalmente de los escenarios en 2007 y 2010. Junto a ella, dos de los científicos e investigadores más importantes de España y del mundo, el director científico del Centro Nacional del Instituto de Investigaciones del Cáncer (CNIO), María Blasco, y la investigadora principal del Instituto de Ciencias Altos Labs San Diego, Pura Muñoz Cánoves, quienes dedican su vida a combatir ésta y otras enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Ambos explicaron qué ha cambiado desde que Casal fue diagnosticado hasta ahora y cuál es el principal reto estos días: conseguir retrasar el reloj biológico. Casal, atento a las explicaciones técnicas, señaló: “Soy un gran admirador de los científicos”. “Y yo le pondría un piso a María Blasco”, bromeó.
El diálogo, en el que también participó el responsable de Salud Digital de Mapfre, Pedro Díaz Yuste, estuvo moderado por el jefe de la sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar de EL PAÍS, Javier Salas, y se centró en uno de los quebraderos de cabeza que estos jornadas para investigadores: cómo combatir las enfermedades degenerativas y el envejecimiento. “Un hito para la humanidad será cuando logremos detenerlos; luego, impedir que se presenten o retrasarlas”, mencionó Blasco.
“Lo que a algunos de los presentes nos puede parecer ciencia ficción”, ironiza Muñoz, ya es una realidad en muchos laboratorios. “Ya no se trata de que los ricos quieran vivir más”, anunció el investigador. Y ha explicado una iniciativa que, ella sabe, parece sacada de una película: la reprogramación celular. “Ya se ha visto, aunque sólo sea en ratones, que es posible retroceder con la edad, con todos los peligros que conllevan estos experimentos. Podemos detener el reloj biológico. No será mañana ni pasado. Esta investigación será muy importante, no debemos crear falsas ilusiones, pero es una forma más de combatir las enfermedades, dando marcha atrás en el tiempo”, aseguró.
Cómo conviven estos avances con las expectativas de quienes más lo necesitan, las familias de los enfermos o los propios pacientes que los leen en la prensa, es otro de los temas que han abordado los científicos. Y Casal quiso mencionar que ante el posible dilema de informar de un nuevo paso en la lucha contra una enfermedad y no contar nada, siempre prefiere saber: “Creo que es preferible crear falsas esperanzas, que no crear cualquiera.” Aunque lo entiende, porque lo ha vivido, se muestra cautelosa: “Hay que saber qué avances son aplicables mañana y cuáles hay que esperar quizá tres o cuatro generaciones”.
La ayuda de la IA
Los investigadores han coincidido en que la aparición de herramientas de inteligencia artificial ha sido de gran utilidad para la ciencia. “Por ejemplo, tenemos un programa para determinar la estructura de todas las proteínas del planeta. Porque generar una estructura es un proceso muy laborioso y ahora se realiza en unos segundos mediante un algoritmo. Esta es una revolución. Porque es fundamental diseñar fármacos”, explicó Blasco. “En el caso del cáncer ha sido muy útil para el análisis de imágenes del tumor, la máquina aprende las mutaciones que pueda tener, en base a grandes cantidades de datos. Esto será una revolución en todos los sentidos, pero más en el cáncer, porque hay tumores que pueden tener hasta 700 mutaciones”, afirma el científico.
“Existe el temor de que las máquinas vayan a sustituir a los médicos. No lo veo así, les podría ayudar a afinar mejor el diagnóstico o dedicar más tiempo a valorar al paciente y la inteligencia artificial puede facilitar la tarea administrativa”, apunta Díaz Yuste. Para el responsable de Salud Digital de Mapfre, paradójicamente, las máquinas pueden ayudar a “humanizar la relación entre médico y paciente”.
Casal ha celebrado las aportaciones de esta tecnología en la investigación, pero ha mostrado sus reticencias sobre la forma en la que está afectando a los músicos. “En ese ámbito, la inteligencia artificial será maravillosa, pero en nuestro campo puede ser una carga enorme. Estoy feliz por lo que les pasa a todos los investigadores y científicos, pero no me imagino escuchándome sin haber cantado”, comentó entre risas. Y más grave: “La voz humana lleva una huella, de lo que ha vivido, de lo que siente en ese momento, que no sé cómo una máquina puede sustituirla”.
Para Casal, la música fue parte de su tratamiento contra el cáncer. “Me propuse no desviarme de ello, aunque no pude hacer conciertos, pero la música es mi alimento diario. Me impuse seguir trabajando”, recordó sobre los momentos más duros de su enfermedad. Una etapa que consideró desde que fue diagnosticada como el precio que tuvo que pagar por haber tenido “tanta suerte en la vida”. Y ha recalcado la importancia de “pensar que la vida también es una enfermedad, que hay que pasar por episodios que no son los más felices”. “Siempre digo que estas dos experiencias que he tenido me han hecho una mejor persona”, afirmó.
El enigma del envejecimiento
Blasco ha advertido un hecho: España será uno de los países más envejecidos en 2050. “De ahí la urgencia de invertir en investigación en este ámbito”, añadió. “El envejecimiento es un proceso que apenas entendemos”, dijo Muñoz. “No se trata de vivir muchos años más. Somos mortales y no vamos a ser inmortales. Se trata de vivir más tiempo con salud, no tanto de prolongar la longevidad. “Me gustaría que muriéramos jóvenes después de muchos años, a ser posible, en tres cifras”, comentó el investigador.
Para Blasco, su esperanza e ilusión “es que llegue un momento no muy lejano en el que seamos capaces de curar cualquier enfermedad. Creo que hay muchas muertes prematuras en el mundo, mucho sufrimiento”. “No me parece una sociedad civilizada no poder hacerlo y me gustaría avanzar hacia eso”, argumentó. Muñoz ha mencionado que “tratar de ser feliz ayuda mucho a frenar un poco las enfermedades, o al menos, a combatirlas mejor”, sobre lo que cada uno puede hacer contra ellas desde casa.
Y Casal, además de pedir que los investigadores, científicos y profesionales “tengan todo el apoyo económico para que puedan investigar y hacer posibles nuevos fármacos y herramientas”, ha apuntado lo que considera que cada paciente debe entender: “Hay que conseguir Acostumbrados a tener dificultades en la vida, hay demasiadas inclinaciones para pedir que se resuelvan, pero hay que hacerles frente, y saber gestionarlas para alcanzar, en los momentos más difíciles, una cierta felicidad, una cierta armonía. . Como en la música”. “Hay que poner esfuerzo y dedicación, sobre todo en las cosas malas, lo difícil es perder la salud, perder el amor, pero cuando pierdes el amor buscas un sustituto”, resumió entre risas.
Las tendencias son un nuevo proyecto de EL PAÍS, con el que el periódico aspira a abrir una conversación permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa cuenta con el patrocinio de Abertis, Enagás, EY, Iberdrola, Iberia, OEI, Redeia, Santander, Telefónica y el socio estratégico Oliver Wyman.