‘Si Murillo pintó en Sevilla, yo también’. Y no me fui” – .

Entra al estudio en casa José Luis Mauri (Sevilla, 1931) es como dar un paseo por su vida. Las paredes están repletas de cuadros de sus distintas épocas como pintor, pero sobre todo, de su vida.

A la entrada, un documento con la firma de Sor Ángela de la Cruz.. «Nací con el paladar abierto y mi abuela vivía muy cerca de sor Ángela, eran amigas suyas y yo la conocía. Ella me llevó a verla. Eso fue un año antes de su muerte, y ella me tomó en sus brazos”, cuenta la artista.

Junto a esta carta firmada de sor Ángela, muchas fotos de sus seis hijos y nietos, “como un arroyo”, dice el pintor. Un retrato de su hija Araceli, fallecida en 2000, realizado por Carmen Laffony una curiosa foto de Torcuato Luca de TenaFundador del diario ABC, muy joven con sus padres y hermanas, una de ellas bisabuela de la esposa del pintor.

Este Jueves 2 de mayo se inaugura en Espacio Santa Clara una gran exposición del artista que podrá verse hasta septiembre y que reúne más de 100 pinturas.

Mauri, como se le conoce en el panorama de la pintura, ha vuelto a su caballete tras un bajón de salud que ha superado. «A mi edad todavía pinto todos los días. “Ese cuadro”, dice, señalando un pequeño paisaje, “es lo último que he hecho. Gracias a Dios mis ojos no me fallan.

El caballete preside el espacio donde aparecen unas alcayatas en las que faltan pinturas. “Están en la exposición”, dice. Juan Lacombacurador de la exposición titulada ‘José Luis Mauri, pintor’, con un segundo epigrama: ‘¿Has pintado hoy, José Luis? Un día sin pintar es un día perdido’, “esa es la frase que siempre me decía mi profesora”, afirma Mauri.

Para Juan Lacomba, «Esta es una exposición bien merecida que debía haberse hecho hace mucho tiempo. Le tocó a él y tiene carácter antológico. Son 116 piezas, de las cuales 100 son de Mauri y el resto del contexto generacional, porque resalta su pintura respecto a su generación. Intenta desvelar hacia dónde ha ido su vida pictórica, pues se formó con 16 años antes de ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, donde ingresa y toma contacto con Miguel Pérez Aguilerasu profesor”.

Madrid y París

José Luis Mauri viajó a Madrid en 1953 porque gana la beca de paisaje Paular y allí hace contacto con Antonio López, lucio muñoz, feito… «Mauri era un joven vanguardista a los veinte años, y eso se destaca en esta exposición, sus valores estaban asumidos, pero no se habían hecho explícitos», subraya Juan Lacomba.

José Luis Mauri recuerda que fue una amiga de su madre quien le inició en la pintura. «Se llamaba La Saleta, tenía formación británica y ella me enseñó lo que era la pintura siendo amateur. Iba a su casa y me hacían copiar grabados ingleses. Y luego otra amiga de mi madre me llevó a Bellas Artes.

Tras su formación y beca, José Luis Mauri Surgieron contratos en París y Madrid, “pero no, no quería irme de Sevilla. Primero porque lo más importante para mí era mi familia y echaba mucho de menos Sevilla. Además, pensé que Murillo pintó aquí y ¿por qué yo no iba a pintar?. Y no me fui”. Dice que nunca se ha arrepentido de quedarse en Sevilla. «Mi verdadera creación ha sido mi familia, sobre todo. Y amigos míos, tengo muy buenos amigos. Mi mujer siempre me decía qué les importaba que todos me quisieran, y yo no hice nada…», dice sonriendo.

Después de París regresa a Sevilla, y también realiza un viaje con Ignacio Burguillos por Italia. «los dos en Vespa llevando los caballetes y los cuadros. Hicimos una gira por toda Italia. Tengo un recuerdo precioso de Asís, y después de Giotto fuimos a ver la capilla de Santa Clara, y he aquí que ahora estoy haciendo esta exposición en Santa Clara. Ella parece mi santa protectora.

Siempre se ha sentido muy rodeado de los pintores de su generación. En la entrevista hay otro artista, Quino, que echa una mano y también ha trabajado para esta exposición de Santa Clara.

«Además de mi maestro, Pérez Aguilera, Mis amigos me han apoyado, e incluso han sido pintores que han organizado muchas de mis exposiciones, la primera que hice fue organizada para mí. Joaquín Sáenz. mis amigos tambien estaban alli Diego Ruiz Cortés, Burguillos…recuerdo que con Carmen Laffón íbamos a pintar en el río, en los tejados y en el campo. Ella tenía 13 o 14 años y yo 16 y ya pintábamos juntos”, recuerda sonriendo.

Durante el proceso de organización de la exposición, Mauri confiesa que el comisario “Ha descubierto cuadros que yo no recordaba haber pintado”. «Se trataba – dice Lacomba – de poner a Mauri en su lugar encontrando las piezas con cierta urgencia, porque todo se ha hecho en cuatro meses. He contado con ayuda de su entorno familiar, y he encontrado piezas muy interesantes que describen la mentalidad de hacia dónde ha ido. No ha sido un pintor ingenuo, sino más bien un ingenuista con sus razones y sus tesis, algo que se ve en esta exposición.

En 1964, Mauri ya estaba inserto en el debate artístico nacional con la exposición que hizo en la galería Fortuny de Madrid. Posteriormente expuso en exposiciones colectivas en las galerías Biosca y Juana Mordó, también en Madrid. “Mauri fue un personaje protagónico en los años sesenta”.

La obra de este pintor se encuentra dispersa entre Madrid, Sevilla, Cádiz y Huelva, que ha sido su territorio. «En el tema hay una clara decisión vocacional hacia el paisaje. “Creció en un jardín de Heliópolis y tiene una relación muy cernudiana con el paisaje, viviendo la alegría de existir en la Naturaleza”, dice Lacomba.

José Luis Mauri sonríe ante las valoraciones de su colega Lacomba. “La verdad es que me lo he pasado muy bien con mi profesión”, y como profesor de Dibujo Natural, dice Quino, “fueron clases magistrales”. «“Siempre les dije a mis alumnos que les enseñé a ver, no a dibujar”., explica el pintor. “Para Mauri lo fundamental ha sido y es pintar todos los días y eso le da fe en el mundo y le entusiasma las cosas que pinta”.

Es un pintor al que todos describen como “muy sevillano”, «no en el sentido de costumbrismo ligero, porque en su juventud tanto Carmen Laffón como él se fueron a Madrid para escapar de eso. No ha sido un regionalista, sino que ha atendido el desarrollo de su propia individualidad, y eso siempre lo ha defendido”, afirma Lacomba, que se muestra más que satisfecho con la exposición, “sorprendido por la categoría de pintor que es. “

Un joven de 93 años

Con su espíritu joven de 93 años, sigue yendo con amigos, en este caso con Quino, a pintar a un estudio de Tomares, el que era de Félix de Cárdenas. «Allí pintan médicos, ingenieros, abogados, etc. Estoy muy cómoda y si me pasa algo tengo al médico ahí mismo”, bromea la artista nonagenaria. “Todos lo aman”dice Lacomba. «Eso me suena a Lola Flores. Si me quieres, vete”, ríe Mauri.

En la exposición hay deseo de estilos, algo de lo que se habla en el catálogo. «José Luis tiene el coraje y la gracia de la franqueza, es un expresionista contenido, y eso tiene mucha personalidad. Ya en las obras de París, de 1958, se puede ver esa personalidad definida, con influencias internacionales. Estuvo en el debate sobre pintura europea de la Escuela de París de Modigliani, Utrillo, Matisse…, y también tiene una etapa un tanto existencialista. Siempre lo ha sido en su época. Y luego regresa a Sevilla y traslada el mundo del París suburbano a esta ciudad, coincidiendo con el subdesarrollo, la construcción de Los Remedios, la Corta de Tablada, la bodega gitana…, dibuja la ciudad periférica. Tenía una mirada social no agraviada, sino descriptiva”.

Para Juan Lacomba, Ver el cuadro de Mauri es también ver la evolución de Sevilla. «He intentado hacerlo así en la exposición. También en otros autores como Pérez Aguilera y Rodríguez Trujillo y otros. Mauri captura la ciudad de una manera tierna y expresionista”, dice.

En la época del boom urbanístico eran los arquitectos quienes más obra le compraban, “y también en la galería Biosca me compraban mucha obra para las posadas nacionales”, dice Mauri.

Las series han caracterizado la obra del pintor., “pero vuelvo de vez en cuando a los jardines del Alcázar”, comenta el artista, que no puede decidirse por ninguna de sus series, porque ha pintado más de mil cuadros y siempre del natural. «Tengo mucha producción porque he pintado todos los días. Si veo un detalle que me emociona, lo pinto. No tengo otra opción”.

Recientemente le rindieron homenaje y luego presentaron un cuadro suyo en el museo de Alcalá de Guadaira, “y ahora la exposición de Santa Clara. “Me van a matar de emociones”.bromea el pintor mientras se acerca a la ventana y comprueba sus lápices de colores, de esos que reflejan la luz y los paisajes de Sevilla a través de sus manos.

 
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