Los nuevos secretos del Palacio Barolo y una forma diferente de ver el primer rascacielos de América Latina

Los nuevos secretos del Palacio Barolo y una forma diferente de ver el primer rascacielos de América Latina
Los nuevos secretos del Palacio Barolo y una forma diferente de ver el primer rascacielos de América Latina

Ícono indiscutible del patrimonio construido de Buenos Aires, el Palacio Barolo siempre tiene algo nuevo que revelar. Y el haz de luz de su faro es una guía para redescubrirla desde distintos puntos de la Ciudad. Su mito dantesco y su inspiración masónica, detonante de debates. En una noche de otoño, con el cielo nublado, el dramatismo de la iluminación y sus formas aseguran un impacto visual definitivo. ¿Nunca dejará de sorprender? ¡Nunca dejará de sorprender!

En una Ciudad que casi cada día inaugura un nuevo circuito de visitas guiadas, en el que los miradores se suman a una forma de conocer lo que no se ve desde las aceras, una nueva azotea permite descubrir una perspectiva inédita de Barolo, el brillante edificio diseñado del arquitecto italiano Mario Palanti. Inaugurado en 1923, Fue construido en sólo cuatro años. y era el edificio más alto de Buenos Aires. Desde 1997 es Monumento Histórico Nacional.

Masa de hormigón, el Barolo tiene sus puertas abiertas: es posible recorrer su galería -que va desde la Avenida de Mayo hasta Hipólito Yrigoyen-, hacer recorridos por el interior del edificio, visitar su bar y restaurante e incluso subir a su faro. Y mejor aún, entra al faro, siéntate y observa cómo funciona y cómo se ve la ciudad desde arriba.

Lo que pasa con este nuevo tejado es que permite una perspectiva diferente. Está ubicado justo frente al Barolo, sobre Avenida de Mayo al 1300. Es un edificio privado. Además del Barolo, permite vistas hacia las dos cúpulas rojas de La Inmobiliaria, la del edificio del INADI -en San José y Avenida de Mayo- y una vista cenital de un edificio no tan conocido pero hermoso: antigua sede de máquinas de coser Singer (hoy es un hotel).

El maestro de ceremonias de la terraza de Cumbre de Mayo es el arquitecto Fernando Carral. Es el encargado del mantenimiento del Barolo y también fue quien restauró el faro, que estuvo inactivo durante 40 años. Reveló a los presentes un descubrimiento en las entrañas del Barolo: mientras realizaban trabajos en un conducto de un antiguo incinerador, encontraron cartas, diarios de 1922 (con el edificio aún en construcción), catálogos de máquinas de coser, fardos de cigarrillos, cajas de cerillas, latas de sardinas, zapatos. “El túnel del tiempo”, resumió.

Las cúpulas rojas de la Avenida de Mayo, edificio La Inmobiliaria. Foto Clarín

Sorprendió a muchos de los presentes contando algunas otras cosas sobre el edificio, como, por ejemplo, que el La fachada es asimétrica. La vista engaña. La grandeza de la torre principal puede distraer un poco a quienes la miran; hipnótica La iluminación de la fachada resalta especialmente los volúmenes que la caracterizan. Carral dice que en otros tiempos, La falta de mantenimiento obligó a eliminar gran parte de la ornamentación: desde gárgolas hasta maceteros y racimos de uvas.

El debate sobre la Mito dantesco. Carral es uno de los que piensa que tiene más simbolismo masónico. No se adhiere tanto a la idea de que Palanti se inspiró en la Divina Comedia de Dante Alighieri. “El valor intangible de los edificios”, aportó uno de los más de 50 presentes en el acto. “No hay duda de que el arquitecto desobedeció las normas de la época porque excedió su altura y Necesitaba una excepción a lo que era el código de construcción”, aportó otro.

Además del Barolo, uno de los edificios que causó sorpresa fue el actual Hotel Tango de Mayo. Como ya hemos dicho, originalmente era una tienda, la de las famosas máquinas de coser Singer. A diferencia de todos los edificios vecinos, tiene enormes ventanales de hierro y cristal. Entre los invitados a la inauguración de esta azotea estuvo Willy Pastrana –de la Asociación Art Nouveau de Buenos Aires, recientemente nombrada Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura porteña–, quien explicó que La Ciudad cuenta con la mayor colección de edificios de este estilo en todo el continente.

En primer plano, la cúpula del INADI; detrás de uno de los dos que tiene La Inmobiliaria; y más allá del del Palacio de Congresos. Foto: Matías Martín Campaya

“Los arquitectos que vinieron aquí crearon libremente, dejaron volar su imaginación. Si bien el Art Nouveau no fue académico, es precisamente un estilo que rompe con las academias (por ejemplo, el academicismo francés), en Europa se siguieron pautas. Aquí no, por eso La mezcla de ornamentación y estilos deleita y sorprende a todos. Mis tres favoritos del Art Nouveau son: Confitería del Molino, Galería Güemes y Casa Calise de Virginio Colombo”, dijo Pastrana. Clarín.

Antes del Barolo, en 1913 se inauguró el antiguo Singer, obra de otro arquitecto italiano, Fausto di Bacco.

Entre copas de vino y un refrigerio –y mientras todos los presentes esperaban la sorpresa luminosa que protagonizaría el faro– el investigador Alejandro Machado habló con este diario sobre la enorme difusión que iba ganando el patrimonio y la diversidad de visitas y miradores que se han popularizado. en los últimos tiempos: “Hay alrededor de 300 cuentas que tienen la palabra Buenos Aires en su perfil. Y hay un auge de los paseos, que no sólo los realizan guías turísticos, sino también arquitectos e investigadores, entre otros. A lo que se suma el éxito de estos miradores. Creo que estamos viviendo un momento único”, dijo alguien conocido en las redes sociales como @cronistadetuciudad.

El haz de luz del faro ilumina una de las cúpulas de la Avenida de Mayo. Foto de : Clarín

Machado no es partidario de las leyendas vinculadas a los edificios: “Prefiero la realidad, basta para atraer a la gente”, afirmó.

Otro de los edificios que se pueden contemplar desde otro ángulo es el de La Inmobiliaria. Sus dos cúpulas rojas son definitivamente una singularidad en la Avenida de Mayo.

La iluminación del palacio Barolo y su faro, a la vista desde una terraza ubicada al frente Foto: Clarín

El autor del edificio es otro italiano, Luis Broggi. Y fue inaugurado justamente con motivo de los festejos del Centenario de la Patria. Carral dijo que el color rojo de las cúpulas simplemente responde a que están pintadas con un agente impermeabilizante.

Pero originalmente eran negros. Entre los años 60 y 70 la falta de mantenimiento pasó factura a los revestimientos de pizarra. Hubo que quitarlos porque empezaron a caerse. Esto terminó revelando el zinc debajo de las pizarras. Este zinc fue pintado con un impermeabilización roja y así se convirtió en un sello distintivo.

La foto de la foto, desde la azotea de la Avenida de Mayo, una vista inolvidable de Barolo. Foto: Matías Martín Campaya

En medio de una charla distendida y unas copas de vino, el Barolo pudo verse desde otro punto de la Ciudad. Foto: Matías Martín Campaya

Los cupulines (o farolillos) están fabricados en zinc. Alguien en la terraza recuerda que hace más de 30 años, la ubicada en la esquina de Sáenz Peña, fue alcanzado por un rayo, en medio de una tormenta. Fue desmantelado y trasladado a un taller, donde fue restaurado y luego reemplazado; Afortunadamente para los participantes de esta visita y el enorme acervo de esta avenida.

“Mira el faro”, la visita. Aún sin fecha, se sabe que la próxima apertura de esta azotea (@cumbredemayo) sería en junio. La lista de espera ya está abierta, debes enviar un correo electrónico a [email protected]

 
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