Marcelo Ferder se recicla en el Museo de las Casas Reales

Él Museo de las Casas Reales celebró recientemente su medio siglo… En este contexto, la exposición retrospectiva del arquitecto Marcelo Ferder Es un evento de bienvenida para el artista y el lugar que lo acoge. Una oportunidad también para felicitar a su directora, la arquitecta Iris de Mondesert. ¡Dos arquitectos están iluminados!

La exposición llama la atención por el título: “En hormigón”. Aparentemente muy sencillo, no deja de ser complejo, igual que el conjunto que anuncia. La primera reacción es que nos remite a una muestra precisa, tangible, concreta. Nada podría ser más lógico… Pero, “en concreto” –lo haya concebido así Marcelo o no– nos devuelve a su producción, desde el punto de vista material. Y no tanto porque los materiales base o las piezas acabadas sean muchas veces duros, fuertes, resistentes, sino que, como el “hormigón”, combinan varios componentes. Y esa riqueza –consecuente con una mano y una mente hiperactivas– ¡agrada más de lo que sorprende!

El título de un acontecimiento siempre nos parece muy importante, ya que introduce, apela, incluso orienta, mientras que las obras pueden prescindir de esa calificación, ¡dejando así más libre la lectura! “En concreto” propone una retrospectiva, un tanto antológica gracias a su dinámico curador Ana Agelancon mucho entusiasmo.

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La exibición

Ya es impresionante por la cantidad de obra(s) que se apoderan de todos los espacios disponibles y más…, por la multiplicidad bidimensional y tridimensional -desde la rusticidad acostumbrada a la última tecnología-. La pluralidad de formatos, composiciones y polípticos no descuida una difícil realización por la propia obra y su proceso –concepción, medios, añadidos, acabados. Ahora observamos una purificación muy valorada.

Los límites no existen para el “taino-argentino”, como se autodenominaba Marcelo Ferder, combinando espacio y tiempo. Dibuja, pinta, graba, escribe, ensambla, retoca, construye, esculpe, transforma, instala, digitaliza…

La experimentación, permanente, obsesiva, imparable, es su “primera naturaleza”. Cada pieza merece que el espectador se detenga… y lo hace, especialmente cuando el artista guía. Sin embargo, la abundancia en particular nos obliga a “seleccionar” algunas obras en particular…

Reciclaje, todavía y siempre

Si Marcelo Ferder se ha consolidado como un maestro en el arte del reciclajeDurante varias décadas, el comentario insistió en esta segunda vida que dio al desperdicio, siendo aquí el más destacado y apasionado por el renacimiento de lo inútil.

Esta práctica necesaria y salvadora continúa –aunque en términos mínimos ante la destrucción casi sistemática de la naturaleza–, pero los artistas del reciclaje ya se han multiplicado.

De alguna manera, marcel duchampen 1915, inventó esta recuperación, y Marcelo Ferder le rinde aquí homenaje, llegando incluso a fusionar, en un dibujo, los rostros de Marcel y Marcelo!

La Silla ha sido objeto predilecto en una repetida resurrección… No la habíamos olvidado, y la volvemos a encontrar,… con todo tipo de torturas reparadoras. ¡Las esculturas de sillas distorsionadas y pegadas son excelentes! Otro objeto “deconstruido”, más que reconstruido, es la bicicleta, ¡Marcelo Ferder está aterrorizado o arrepentido!

Una de las grandes piezas más atractivas es, en el jardín, un contenedor de hierro calado que almacena restos tecnológicos. “El Golem”, palabra hebrea precisa Marcelo, es una poderosa figura mítica, de origen antiguo en textos judíos. El artista lo reinventó…

Tampoco falta el arquitecto y constructor que casi teje un mural rojo luminoso con cartones de leche pegados, levanta una columna de cemento –cuyos agujeros albergan artefactos antiguos-, o contorsiona una reproducción del famoso obelisco de Buenos Aires y, en otra pieza , hace referencia al obelisco dominicano.

Quedan un centenar de obras por mencionar, entre ellas admirables imágenes de edificios populares barrocos y rostros curiosos que las manos animan… 125 obras, treinta años de trabajo artístico, búsquedas, descubrimientos, requieren varios análisis y textos específicos….

Disfrutamos de la convicción, la alegría, la pasión con la que Marcelo Ferder (re)creó, de manera lúdica y seria, más que un mundo urbano, un universo estético.

coda

Jorge GlusbergEl profesor, historiador del arte y director de museo argentino, a quien tuvimos el honor de conocer, expresó:

“Marcelo Ferder, arquitecto nacido en 1958, centra su investigación en una suerte de tautología urbana. En las ciudades se encontrarán, por así decirlo, las semillas de la destrucción y la alienación del hombre contemporáneo, pero al mismo tiempo los estímulos y las posibilidades para una transformación capaz de liberar la vida cotidiana de su impasibilidad reglamentada”.

 
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