reseña de “Presunto Inocente”, de David E. Kelley (Apple TV+) – .

Los años 90 fueron una época dorada para los thrillers legales. El género clásico, durante esos años, no sólo se convirtió en un gran éxito de taquilla sino que también solía contar con los actores más populares del momento, como Tom Cruise, Harrison Ford, Sandra Bullock, Julia Roberts, Richard Gere o Denzel Washington, entre otros. . No necesariamente –o no siempre– grandes películas, adaptaciones de novelas como EL INFORME PELICAN, EL CLIENTE, UN TIEMPO PARA MATAR, FACHADA, EL PODER DE LA JUSTICIA cualquiera TRIBUNAL EN MARCHApor nombrar sólo las adaptaciones de John Grisham, generalmente eran efectivas, entretenidas y no decepcionaban.

Ante el furor por la obra de Grisham, otro especialista del género en su versión literaria fue Scott Turow. Estrenada en 1990, la adaptación de su novela de 1987 PRESUNTO INOCENTE –protagonizada por Harrison Ford y dirigida por el gran Alan J. Pakula– fue uno de los primeros exponentes de esta nueva moda, un thriller legal sobre un abogado que investiga un caso cuya mayor peculiaridad es que tiene a él mismo como sospechoso. Hoy en día, el thriller legal en el cine ha pasado a un segundo plano y la manera de que la industria vuelva a ese formato es a través de las series. Así, gracias a David E. Kelley –otro veterano de los años 90, creador de ALIADO MCBEAL y LA PRÁCTICAy quizás el mayor cultor del género en su versión televisiva, con ejemplos actuales como EL ABOGADO LINCOLN cualquiera GRANDES MENTIRAS–, la historia regresa a través de ocho episodios que se estrenarán el miércoles 12 en Apple TV+.

PRESUNTO INOCENTE produce más o menos lo mismo que esas películas: funciona, intriga, no inventa nada nuevo y entretiene lo suficiente con sus giros como para que se pueda pasar de las dos horas de película a las seis o más que se necesita. amplía la miniserie. El thriller jurídico es algo así como “el pan de cada día” de los géneros audiovisuales y literarios: ya se sabe, más o menos, qué sabor tiene y rara vez falla. Al verlas no se descubre nada, es cierto, pero no es de esperar que este tipo de series sean equivalentes a las los más vendidos de la literatura reinventan el formato.

Jake Gyllenhaal aquí interpreta a Rusty Sabich, el fiscal de Chicago que Ford interpretó en la película de 1990. Sabich es un abogado intenso y dedicado, atrapado en medio de la política interna –las clásicas elecciones de fiscal de distrito– que desayuna con noticias impactantes mientras está en casa con su esposa Barbara (Ruth Negga) y sus dos hijos adolescentes: su colega Carolyn Polhemus (Renate Reinsve) ha sido asesinado. Conmocionado por la noticia desde que trabajaron juntos, Rusty va a la escena del crimen y descubre su cuerpo atado y maltratado físicamente. Es un golpe para todos los que trabajan en la fiscalía ya que Carolyn era muy querida en el grupo, por lo que Rusty toma las riendas de la investigación.

Pero cuando el fiscal de distrito, su jefe y amigo Raymond Horgan (Bill Camp), pierde las elecciones frente a Nico Della Guardia (OT Fagbenle), Rusty es sustituido por Tommy Molto (Peter Sarsgaard), un colega con el que tiene una aventura. relación complicada. Ahora a cargo de la investigación, Molto descubre muchas de las huellas de Rusty en la casa de Carolyn. El chico intenta explicarles por cuestiones laborales pero pronto queda claro que hay más que eso: Rusty y Carolyn tenían una historia de amor. Bárbara lo sabía, pero creía que era algo del pasado. Para los demás no sólo es un shock, sino que pronto muchas pistas parecen indicar que quizás el propio Rusty fue el asesino. Y tendrá que dar explicaciones, defenderse y buscar otros posibles sospechosos mientras su vida personal, familiar y laboral se desgarra.

PRESUNTO INOCENTE Tiene muchas escenas en las que Rusty recuerda -en resumen- recuerdos a veces en forma de sueños o pesadillas: situaciones vividas con Carolyn, la mayoría de ellas cálidas y románticas, aunque algunas sugieren la existencia de tensiones entre ellas. Aunque no es una historia en primera persona, uno tiende a confiar en los recuerdos del protagonista, por lo que es plausible pensar que no se trata del asesino. Pero a medida que pasan los minutos, las evidencias se acercan y ya no se sabe a quién creer. Y aunque Molto parece odiarlo tanto que es capaz de hacer cualquier cosa para encarcelarlo, al mismo tiempo las acciones de Rusty no permiten que se confíe demasiado en él.

Los primeros cuatro episodios tratan principalmente del caso en sí, la investigación inicial, la rápida revelación de que Rusty es un sospechoso y cómo todo se complica a partir de ahí. Pronto el drama judicial –abogado, fiscal, juez, jurado, argumentos, etc.– y las cosas empezarán a enredarse y a disponerse a enredarse nuevamente. Nada nuevo bajo el sol, pero gracias a un elenco de excelentes actores que interpretan personajes que, en muchos casos, se encuentran en la frontera entre lo ético y lo individualista, entre lo moralmente correcto y lo conveniente, PRESUNTO INOCENTE sigue adelante con su menú clásico Mejor vendido legal.

En el contexto de las series de televisión actuales, la miniserie de Kelley -J.J. Abrams es uno de los productores- es lo más parecido a un “tanque” comercial, con un título conocido, actores respetados y una trama sólida y contrastada. Se puede imaginar que, lanzado por Netflix, sería un gran éxito, pero el hecho de que salga en AppleTV+, una plataforma poco vista, seguramente limitará su impacto. PRESUNTO INOCENTE Es, en ese sentido, una invitación más a sumarse a esa plataforma. En su limitado pero llamativo catálogo hay una media de series mucho mejores que en la mayoría de sus pares.


 
For Latest Updates Follow us on Google News