Netflix ha vuelto a poner en el punto de mira uno de los asesinatos más sonados del panorama nacional con el estreno el próximo viernes, 26 de abril, de ‘El Caso Asunta’, una serie de ficción “basada en los hechos reales” del homicidio de la niña Asunta Basterra, un suceso que conmocionó a toda España allá por 2013.
Los agentes policiales detuvieron en primer lugar a la abogada gallega Rosario Porto, madre adoptiva de Asunta, durante la cremación de la pequeña. Un día después, el juez también imputó al padre de la niña, el periodista bilbaíno Alfonso Basterra. Ambos fueron condenados a 18 años por el brutal crimen tras drogar a su pequeña y ahogarla para luego arrojar su cuerpo en un sendero forestal cercano a una casa familiar en las afueras de Santiago.
Ya cumpliendo condena, Porto se ahorcó en 2020 con el cinturón de su bata en la prisión de Brieva. Fue su tercer intento de suicidio en prisión. El caso de Basterra es muy diferente: lleva diez años en el centro penitenciario de Teixeiro. Nunca ha admitido el asesinato ni ha mostrado remordimiento por los hechos.
El caso aún deja algunas incógnitas para las que no se ha encontrado respuesta. En primer lugar, el motivo que llevó a los padres adoptivos de la niña a cometer el crimen. En segundo lugar, la razón por la que nunca se declararon culpables cuando había alguna evidencia que demostraba lo contrario.
La vida de Alfonso Basterra en prisión
Basterra fue un periodista vasco especializado en economía con experiencia en diversos medios y originario de Bilbao que decidió establecerse en Galicia y formar una familia con su mujer Rosario Porto. Posteriormente adoptarían a Asunta Basterra. En 2018 fue condenado por el Tribunal Supremo como autor del crimen junto a su pareja.
Desde el juicio y la posterior condena, el padre adoptivo de Asunta ha sido visto como un hombre impenetrable por quienes han tratado con él. En ningún momento ha confesado ni mostrado arrepentimiento al respecto. También ha revelado que su El comportamiento en prisión ha sido conflictivo.ser sorprendido traficando contrabando con otros reclusos.
Asunta Basterra, 12 años, y sus padres Rosario Porto y Alfonso Basterra arriba durante el juicio
EFE
De hecho, el condenado fue trasladado hace dos años a un módulo más severo cuando los funcionarios lo sorprendieron entregando un objeto ilegal a un preso peligroso. Antes de este suceso, Basterra ya había pasado por módulo de aislamiento después de chocar con otros compañeros de celda y supuestamente tener comportamientos dañinos con los guardias de prisión.
Desde su ingreso en prisión en Teixeiro, el ex periodista sólo ha salido del recinto para realizar reconstrucciones del crimen y acudir a declarar en el juicio. Durante estos años privado de libertad, no gozó sin licencia de prisión.
Vale recordar que en una de las cartas que envió a la malograda Rosario Porto, le informaba de su intención de suicidarse nada más salir de prisión: “Sé que mi vida en libertad sin ella -Asunta- sería sería imposible de soportar”. Motivo por el cual ha sido sometido a protocolo antisuicidio.
En enero pasado, el periodista solicitó la penitenciaria de tercer grado, algo que le permitiría salir de prisión e ingresar en un centro de reinserción social donde sólo tendría que ir a dormir. Sin embargo, no logró su objetivo, Instituciones Penitenciarias rechazó su solicitud. En parte por no mostrar remordimiento en su comportamiento.
A Basterra le quedan actualmente ocho años de condena inmerso en un día a día en el que se limita a acudir a la biblioteca de la prisión de Teixeiro. Su rutina consiste en levantarse por la mañana, ordenar su celda y tender la cama, desayunar y rodearse de libros. No tiene una relación de confianza con ningún preso. En parte “por ese alto concepto que tiene de sí mismo. “Se considera intelectualmente muy superior al resto de internos y funcionarios”, explicaron trabajadores penitenciarios al medio gallego La Voz de Galicia el pasado mes de septiembre.
