Cuando la policía encontró Seçil, estaba lleno de golpes y magulladuras. Aunque la joven inicialmente se resiste a decir la verdad por miedo a que la maten o le pase algo a Ilgaz o a su familia, acaba contando el infierno en el que vivía.
La ex de Çinar les cuenta que ella vivió en un orfanato, luego empezó la universidad con la ayuda de una mujer del orfanato y tiempo después se casó con el hijo de esa mujer y comenzó su calvario.
Su marido la maltrató y se vio obligada a hacer lo que ese hombre le decía. Luego acabó en manos de un terrible mafia de trata de personas. Allí, ella y otras niñas fueron utilizadas como subrogación y luego vender a sus bebés.
Durante ese infierno, y mientras Seçil Era una chica de compañía, quedó embarazada sin saber quién era el padre de su bebé. Apenas dio a luz, se lo robaron para venderlo a una familia que no podía tener hijos.
Ilgaz, Ceylin, Parla y el resto de personas en la sala que quedaron atónitos escuchando el duro y desgarrador relato de la joven sin poder contener las lágrimas.
Después de su confesión, Fiscal Kaya Decide iniciar una investigación para que quienes tanto daño le hicieron a Seçil y a todas esas mujeres inocentes, paguen por ello.
Además, da un mensaje importante y necesario contra la violencia de género: “No pararemos hasta darles la voz a todas las mujeres”dice Ilgaz para finalizar su discurso diciendo que esta lacra tiene que terminar: “Mostraremos al mundo que no nos vamos a quedar callados”.
