Clasificada para su cuarta Eurocopa tras remontar en el play-off contra Islandia en el exilio polaco de Wrocław, Ucrania representa en Alemania un país en guerra que cuenta con el apoyo sentimental de casi todos y por el que sus jugadores se desviven con … una motivación extraordinaria. El equipo de Sergiy Rebrov, que se estrena este lunes ante Rumanía en la sede de Múnich, tiene muchas ganas de poder suplir sus limitaciones técnicas con fuerza mental, aunque cuenta con jugadores interesantes como Mudryk, Zinchenko y Dovbyk, Pichichi con el Girona .
El deporte en general y el fútbol en particular, ya sea practicado o seguido con interés patriótico, permite a los heridos de guerra ucranianos “sentirse vivos en los momentos difíciles”, como afirma una leyenda como Andriy Schevchenko, ganador del Balón de Oro en 2004 y actual presidente de la Federación Ucraniana. Lo dijo este hijo de militar en el marco del Campeonato de Europa para excombatientes amputados celebrado recientemente en Evian, en el este de Francia.
Desde hace más de dos años, cuando comenzó la invasión rusa, los futbolistas ucranianos piensan en los soldados que defienden su territorio. No tienen armas, pero las defienden simbólicamente con el balón. “No soy un héroe”, relativizó el portero Andriy Lunin tras llevar al Real Madrid a las semifinales de la Liga de Campeones tras derrotar al Manchester City en los penaltis.
«La verdadera dificultad es la guerra en mi país, donde están mi familia y mis amigos. No es fácil ir a entrenar todos los días recibiendo la peor noticia posible”, afirmó el portero. El deportista ucraniano más seguido en Instagram, con tres millones de seguidores, no pierde la oportunidad de ejercer como embajador de su país. Celebra los éxitos con la bandera azul y amarilla a la espalda e insiste en que “lo importante es no olvidar lo que está pasando en mi país”.
los verdaderos héroes
Lunin es sólo un ejemplo del sentimiento de la selección ucraniana. Hay muchos más como él. “Estoy agradecido a nuestros soldados por permitirme seguir jugando al fútbol, progresar y dormir tranquilo”, afirma Sudakov, centrocampista del Shakhtar Donetsk. Desde que se produjeron los primeros combates hace diez años en la región de Donbass, el club de la camiseta naranja vive en el exilio y el futbolista de 21 años extraña su país. “Sueño con volver a mi Brianka natal, con volver y jugar un partido en el Dombas Arena, que fue bombardeado en 2014. Nunca he estado, sólo he oído hablar de ello y lo he visto por televisión”, explica.
Cuando Mudryk fue transferido del Shakhtar al Chelsea, el Club Donbass recibió 100 millones de euros, de los cuales donó una cuarta parte a los soldados y sus familias. «La respuesta es clara. “Yo iría”, afirmó, de manera inequívoca, el ‘artillero’ Zinchenko, cuando la BBC le preguntó si estaría dispuesto a unirse al ejército ucraniano si fuera llamado a filas. “Es difícil entender que hace poco estábamos en el mismo colegio, jugábamos en el recreo o en el campo de fútbol y ahora debemos defender a nuestro país”, añadió sobre el ucraniano el exjugador del City, que donó más de un millón de euros. soldados. A tu pais.
Otro ídolo local, el delantero Roman Yaremchuk, fue valiente. En vísperas de la invasión rusa se atrevió a lucir el tridente, símbolo de Ucrania, para celebrar un gol con el Benfica contra el Ajax en la Liga de Campeones. Yaremchuk se quitó la camiseta roja para dejar al descubierto una camiseta negra con el ‘tamga’, una representación estilizada de un halcón que se abalanza sobre su presa.
Más de un millón de ucranianos se refugiaron en Alemania cuando comenzó la guerra, en febrero de 2022. La federación ucraniana ha colgado en la entrada del estadio de Wiesbaden, en el oeste de Alemania, imágenes de cada jugador con un soldado de fondo, acompañadas de mensajes como : “Nos esforzamos por ser infalibles como tú”.
“Cuando los soldados se enteren de sus victorias, les dará más fuerzas”, dijo a la agencia AFP Nikita Mishchenko, una de esas aficionadas que llevaron coronas de flores con los colores de la bandera ucraniana a la sede del equipo Rebrov. Los exiliados están convencidos de que “la Eurocopa dará fuerza moral a todos los que están en las trincheras”.
