El presidente de Estados Unidos es el hombre más poderoso del mundo, creo que nadie lo duda. Quizás esa condición dure poco tiempo, pero por ahora así es. Está sostenido por dinero, armas, incluidas las atómicas, y una economía que influye en todo el resto del planeta. Ese Presidente puede intervenir e incluso invadir cualquier país que quiera y casi siempre triunfa. Hay un par de excepciones, empezando por Vietnam, pero vamos, que actualmente domina toda Europa, que no hace mucho era bastante autónoma y ahora hasta Francia se humilla ante el presidente yanqui. No es necesario insistir en esta cuestión, porque todos estarán de acuerdo aunque no lo reconozcan públicamente.
Ahora hay dos candidatos para las elecciones que se celebrarán el próximo noviembre, cuál es peor.
Trump es un loco, un hombre desequilibrado, vanidoso y muy satisfecho de sí mismo, que cuando amanece mal el día es capaz de apretar el botón de la bomba. Sus principales partidarios son personas del estilo Ku Klux Klan.
Biden fue vicepresidente de Obama y eso lo hacía aparecer como un hombre inteligente y equilibrado. Pero parece que la edad le está carcomiendo y va confundiendo nombres y países. Eso sería lo de menos porque tiene asesores, y si logra confundir a Egipto y México, el día que decida bombardear Egipto, las bombas no llegarán a México, porque sus asistentes rápidamente lo sacarán del error.
Lo peor de Biden es que es un viejo hipócrita y mentiroso, no se entiende cómo Obama lo nombró vicepresidente. Hipócrita y mentiroso porque dice una cosa y hace otra, sostiene que deben cesar los bombardeos a la población civil de Gaza y al día siguiente envía de nuevo armas y dinero a Netanyahu. Biden podría haber detenido la masacre si se hubiera mantenido firme, pero no lo ha hecho.
Se dirige a Netanyahu con el nombre de Bibi, que proviene de la ridícula costumbre norteamericana de que todos, ya sean presidentes u hombres importantes, son llamados por su diminutivo, de modo que uno ni siquiera sabe el nombre. Jeb es Jacob, Joe es Joseph, Jack es John, Ted es Edward, etc. Si buscas en internet quién es el actual Presidente de los Estados Unidos te responderán que es Joe Biden, nunca Joseph Biden. Esta costumbre en otros países se puede utilizar con familiares o amigos, pero no de manera oficial. ¿Y también dirán Joe en las boletas electorales de Biden? Posiblemente porque de lo contrario la gente podría confundirse.
En resumen, no hay elección entre estos dos candidatos. ¿Y para qué lo vamos a hacer, si no nos consultan? Pero deberían preguntarnos, porque a todos nos importa quién o qué es el Presidente de Estados Unidos.
Hasta hace poco las encuestas decían que Trump iba a ganar, pero ahora, tras el juicio en el que se ha visto envuelto, sus seguidores han disminuido un poco. Y no es el único juicio que tiene, tiene muchos otros. Pero no importa, porque según la legislación norteamericana, si una persona ha sido declarada delincuente y aunque esté en prisión, puede ser Presidente del país y gobernar desde prisión. Y a los yanquis les importa un comino lo que piensen los pueblos y gobiernos extranjeros. ¿Qué piensan los franceses, qué piensan los griegos, qué piensan los mexicanos o los chilenos? Esa gente para ellos no existe, porque son gente pobre a la que les dan dinero, los apoyan y los defienden del comunismo y el terrorismo, así que mejor se callen.
Uno de los periodistas que más sabe de estos temas, Alfredo Jalife Rahme, ha sostenido en un artículo publicado en El dia de México, en su popular columna Bajo escrutinio, que los dos candidatos operan con ayudas muy potentes; que Joe Biden cuenta con el apoyo de Georges Soros y que Netanyahu apoya a Trump. Además, sostiene que el juicio y la condena contra este último fueron organizados y financiados por Soros.
Es difícil saber qué poder puede tener ahora Netanyahu, tan criticado y desacreditado en todo el mundo. ¿Quizás el lobby judío en Estados Unidos? No voy a dar mi opinión sobre el tema, pero no debemos despreciar lo que dice Alfredo Jalife, que lo sabe todo, todo.
No tengo por qué insistir en lo que he dicho otras veces. ¿Se dan cuenta, colegas, en manos de quién está nuestro mundo? Gente que quiere darnos a todos lecciones sobre derechos humanos, legalidad, democracia y moralidad, sin que tengan la menor idea de qué es eso.
