La abogada de Donald Trump, Alina Habba, salió a responder a las personas que han criticado sus comentarios sobre su humilde pasado, quienes argumentaron que todo fue un invento, entre otras cosas.
Durante una entrevista en el programa de Charlie Kirk, transmitido por el canal de derecha Real America’s Voice, la abogada se refirió a unas declaraciones que había hecho el pasado fin de semana en un evento para mujeres conservadoras organizado por el fundador de Turning Point USA. Frente a cientos de asistentes, Habba dijo durante su discurso que, en su familia, sobrevivían con un paquete de maní y una Coca-Cola, que era lo que su padre podía comprar para comer.
El lunes habló sobre el tema y le dijo a Kirk: “Sé que me criticaron y estaban tratando de verificar las cosas que dije, pero no pueden cuestionar mi vida personal como si fueran hechos objetivos. “Estaré feliz de explicar mi historia con más detalle, a pesar de todo el odio que recibí”.
Sin embargo, cualquiera puede consultar buena parte de los antecedentes de Habba, que contrastan con las declaraciones de la mujer sobre su dura infancia. De origen asirio caldeo, específicamente de seguidores radicados en Irak, la familia de Habba llegó a Estados Unidos en la década de 1980 como resultado de la persecución religiosa por parte del gobierno de Saddam Hussein.
Varios miembros de esta comunidad huyeron en masa de Irak y se establecieron en Estados Unidos durante los años 1980 y principios de los 1990. Otros abandonaron sus hogares como consecuencia del acoso del ISIS, que tomó el poder en el país asiático en los años 90. de 2010.
Sin embargo, está claro que la familia de Habba logró alcanzar cierto grado de estabilidad financiera cuando ella asistió a la escuela secundaria. Su padre, el Dr. Saad Habba, es un reconocido gastroenterólogo que publica en revistas médicas estadounidenses desde el año 2000, cuando el abogado tenía 16 años. Dos años después, la mujer se graduó en el prestigioso colegio privado de Nueva Jersey, The Kent Place School, cuya matrícula supera los 53.000 dólares anuales.
Como abogado de Trump, Habba lo ha representado en varias de sus batallas legales, incluida la demanda civil interpuesta en su contra por E. Jean Carroll, que obligó al expresidente a pagar al escritor 83.000.000 de dólares en concepto de daños y perjuicios.
Pese a ello, ella no fue la encargada de representar legalmente al expresidente durante su juicio por sobornos celebrado en Manhattan. Recientemente, surgió la noticia de que el jurado declaró a Trump culpable de los 34 delitos graves que se le imputan en ese caso, y está previsto que reciba su sentencia el próximo mes. Sin embargo, se espera que su equipo legal apele el veredicto. De todas formas, la mujer continúa brindando asesoría jurídica al expresidente y, de hecho, estuvo presente en la audiencia en la que fue sentenciado.
Además, aunque no forma parte del equipo político de Trump, se ha encargado de defender públicamente su reputación y sus acciones. Por ejemplo, en abril, durante una entrevista con Fox News, el abogado justificó el hecho de que el expresidente se quedó dormido en medio de una de las audiencias que se desarrollaron en Manhattan.
“Ha pasado mucho tiempo sentado allí, obligado y amenazado con ir a prisión si no lo hacía. En cualquier caso, estoy seguro de que estaba muy aburrido. Es decir, es injusto que le hagan presenciar la selección del jurado. He visto un informe que hicieron sobre la situación, pero no tiene sentido. Lo conozco, lo he acompañado en todos los juicios y eso nunca le pasa”, argumentó el abogado.
Traducción de María Luz Ávila
