La supuesta imprudencia de Sam Altman al frente de OpenAI, creador de la herramienta de inteligencia artificial ChatGPT, ya le costó su puesto de forma temporal a finales del año pasado.
Pero regresó victorioso después de una purga en la junta directiva de la compañía que le allanó el camino para priorizar los negocios por encima de las preocupaciones de seguridad y la posible amenaza a la humanidad.
La tormenta interna, sin embargo, no amaina. Un grupo de empleados internos vuelve a hacer sonar la alarma sobre lo que consideran la cultura imprudente y reservada de la empresa de San Francisco que se apresura a crear los sistemas de inteligencia artificial más potentes jamás construidos. Ese grupo crítico, que incluye a nueve empleados actuales y anteriores, publicó ayer una carta en la que exigen menos secretismo y denuncian la prioridad de OpenAI en los beneficios económicos al avanzar hacia una inteligencia artificial generalizada con capacidad de desarrollar cualquier cosa que hagamos los humanos. humanos.
También se quejan de que la empresa dirigida por Altman, con poder absoluto, recurre a tácticas muy duras para impedir que los trabajadores expresen sus preocupaciones sobre esta tecnología, como los restrictivos acuerdos de silencio que tienen que firmar quienes salen de esta empresa. El silencio no aplica si los que se van hablan bien.
“OpenAI está muy entusiasmado con la construcción de IAG y está compitiendo salvajemente para ser el primero en llegar allí”, dijo Daniel Kokotajlo, ex investigador de esa firma. Los New York Times . Es uno de los miembros del grupo crítico y, según su versión, numerosos empleados firmaron su carta, aunque de forma anónima por miedo a represalias.
Lindsey Held, portavoz de OpenAI, respondió: “Estamos orgullosos de nuestro historial y de brindar los servicios más capaces y seguros en nuestro enfoque científico para abordar los riesgos potenciales”.
Hace unos días Ilya Sutskeyer, cofundador y uno de los que votaron a favor del despido de Altman, abandonó la empresa tras advertir del peligro potencial de la inteligencia artificial.
