El proyecto político iniciado en México hace 6 años avanza no sin altibajos. Pero lo importante es que la sociedad mexicana se ha pronunciado por fortalecer el rumbo a seguir.
México, junto con Brasil, es la segunda economía más fuerte de América Latina. Lo que nos permite entender que avanzamos. Es decir, a pesar de los problemas heredados de gobiernos anteriores como el narcotráfico o la violencia.
El país avanza y genera enormes expectativas en los mercados internacionales. México sigue siendo receptor de inversión extranjera directa y es una economía sólida en simbiosis con Estados Unidos, sin dejar de lado el compromiso social con los más desfavorecidos. Es decir, a pesar de los compromisos internacionales México no ha abandonado su responsabilidad con el crecimiento y fortalecimiento de amplios sectores de la sociedad mexicana.
El presente proceso electoral establece que la sociedad mexicana suscribe el proyecto de nación del partido político surgido de una coalición de fuerzas políticas y sociales que se configura como el proyecto social humanista tan anhelado por el país. No debería sorprendernos la abrumadora victoria que demuestran los datos recientes. Es producto de una fuerza social y de acciones coherentes con las necesidades históricas del país. Por ello, el llamado a la tranquilidad y al respeto sigue vigente en estos momentos, donde otros sectores más empoderados de la sociedad mexicana podrían verlo como un desastre. En realidad es un paso para consolidar las acciones que permitan avanzar de Mexico.
Los datos están revelando que la economía mexicana avanza, es la paridad del peso con respecto al dólar. México crece y fortalece su desarrollo, son miles las cosas que debe hacer, pero cada paso va encaminado a fortalecer una sociedad que históricamente se mantuvo al margen de los procesos electorales. Hoy debemos entender este ejercicio electoral como una fiesta mexicana, donde se ha consolidado la politización, la participación política y el fortalecimiento de la cultura política cívica.
