Es importante honrar a quienes sirven a nuestro país, pero también es importante reconocer los desafíos que sus familias e hijos enfrentan para apoyar a sus hombres y mujeres en servicio. Abril es el “Mes de un niño militar” y destaca los sacrificios que realizan los niños militares a lo largo de sus vidas.
Sólo en Riviera ISD hay 47 y contando niños militares. Eso representa el 10,6% de la población de la escuela. Riviera ISD recibió el premio Corazón Púrpura este año por su compromiso de honrar y apoyar a quienes cumplen con su deber, así como a sus familias.
Christopher Peña, estudiante de sexto grado, es un niño militar que actualmente está matriculado en la escuela secundaria De La Paz en Riviera. Su padre es mecánico de la Infantería de Marina y está desplegado en California. Peña dijo que debido a que su padre estaba fuera de servicio durante tres a nueve meses seguidos, se perdía muchas cosas.
“Me he perdido muchos de mis cumpleaños y partes muy importantes de mi vida. No sé muchas cosas que ustedes quizás sepan. No sé pescar, no sé cazar. No podía jugar con él, practicar deportes, nada porque él siempre estaba ausente”, dijo Peña.
Peña tiene sólo 12 años y se ha mudado cinco veces. Dijo que recibió educación en casa desde primer grado y que Riviera es solo la segunda escuela pública a la que ha asistido, lo que hace que sea difícil hacer amigos.
“Soy una persona muy nerviosa y tímida porque en realidad no estoy mucho con la gente. No tenía muchos amigos”, dijo Peña.
Madison Thierry, estudiante de sexto grado, dijo que se identifica con moverse mucho. Dijo que se mudó siete veces.
“Me mudé de Florida, Georgia… hemos estado en Maryland, Texas”, dijo Thierry.
Su padre también es mecánico en el ejército. Su familia se mudó a Riviera hace siete meses. Su padre actualmente ha regresado del despliegue.
“Mi papá se perdió mi cumpleaños, el nacimiento de mi hermana… era un caos en la casa porque mi papá no estaba allí. Realmente no sé tanto de deportes como todos ustedes, pero ahora que regresó del despliegue me ha estado mostrando cómo practicar deportes. Ahora me gusta jugar softbol y voleibol”, dijo Thierry.
Aunque el padre de Thierry ahora ha vuelto con su familia, Thierry dijo que sabe que será sólo por un tiempo.
“Todavía no es fácil cuando se va, pero me acostumbré hasta el punto de que lo entenderé y estaré bien”, dijo Thierry.
Dijo que quiere seguir los pasos de su padre y tal vez unirse al ejército cuando sea mayor para ayudar a nuestro país y viajar. Y aunque moverse no es el sacrificio más fácil, dijo que ayuda estar en una escuela rodeada de otras personas que pueden identificarse.
“Hablamos mucho y nos contamos cómo es ser un niño militar y dónde hemos estado y qué hemos hecho”, dijo Thierry.
Para otros niños militares, como Jaymie Ten Cate, estudiante de octavo grado, el traslado militar desde Hawaii, donde nació y creció, fue un esfuerzo de equipo.
“Estoy muy orgulloso de mi mamá. Ella ha pasado por mucho y sé que no fue fácil porque cuando mi papá no estaba allí después del nacimiento de mi hermana, ella tuvo tres hijos y todavía tenía que trabajar”, dijo Cate.
Cate dijo que, como familia, la mudanza de hace un año fue bastante difícil. Dejaron atrás a mucha familia extendida para mudarse a un nuevo estado. Dijo que a su hermana y a su hermano les encanta ir a la escuela en Riviera ISD. También siente que tiene más oportunidades en una ciudad más pequeña, especialmente en el baloncesto.
“Sabemos que a mi papá le encantaba estar en el ejército y lo apoyamos. Aunque no estuviera en ciertos cumpleaños, íbamos a apoyarlo. Estoy orgullosa de mi papá”, dijo Cate.
Los tres hijos de militares compartieron que a pesar de los sacrificios, están orgullosos de sus padres y del sacrificio que hicieron o están haciendo por nuestro país.
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