Ahora, Pedro Sánchez-.

Ahora, Pedro Sánchez-.
Ahora, Pedro Sánchez-.

El expresidente del Gobierno José María Aznar fue quien tocó la corneta el pasado mes de noviembre. El líder que llevó a España a la guerra de Irak con la historia de las armas de destrucción masiva, el presidente que aún hoy defiende la insistencia del Gobierno en afirmar que ETA había sido responsable de los atentados del 11 de marzo, dio una orden contundente, y no junto a Alberto Núñez Feijóo: “Sánchez es un peligro para la democracia constitucional española”. Y a partir de ahí, “el que puede arreglárselas, el que puede aportar, aporta, el que puede moverse, se mueve”. Ante tal amenaza, afirmó, “no hay lugar para la inhibición”.

Con el clarín sonado, Aznar sólo tuvo que sentarse a mirar cómo el que podía hacer, hacía, el que podía aportar, aportaba, y el que podía moverse, se movía. Del Partido Popular a los medios afines, y de los medios amigos al poder judicial. Delincuente, traidor o ilegítimo eran palabras comunes.

Y llegamos a este miércoles, cuando un juzgado ha admitido a trámite una estrambótica denuncia de la organización ultraderechista Manos Limpias contra la mujer de Pedro Sánchez basada en titulares publicados y mentiras; un pseudosindicato liderado por Miguel Bernard, exlíder del partido fascista Fuerza Nueva.

Pero todo esto no es nuevo. Aunque quizás nunca un presidente del Gobierno ha señalado tan claramente, como persona, sin sellos de La Moncloa ni del Gobierno, una campaña de acoso con nombres y apellidos, lo cierto es que El uso del poder judicial con fines políticos ha sido casi la norma en los últimos años. De hecho, existe un término heredado de Estados Unidos para referirse a él: guerra legal.

En Podemos ha habido varias personas que han tenido que soportar batallas legales que casi nunca llegaron a buen puerto. Su secretario general lo recordó anoche, Ione Belarra, tras solidarizarse con el presidente del Gobierno: “En Podemos sabemos bien lo que significa lawfare y persecución mediática. Deberíamos haberlos detenido cuando acosaron al vicepresidente y a un ministro del gobierno en su propia casa. Aun así, pensamos que siempre es el momento de defender la democracia, a pesar del alto precio que conlleva. O prevalece la democracia o ganan los reaccionarios. La democratización del poder judicial y de los medios de comunicación es una urgencia democrática”.

La formación morada tuvo que afrontar una macrocausa durante varios años que acabó ramificándose en una marea de pequeñas acusaciones. El exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias Los recordó en un editorial de su medio, Diario Red: “El informe PISA, el caso Neurona, el caso niñera, el financiamiento de Venezuela, el financiamiento de Irán, caja B, el caso Dina, el financiamiento de la sede, el El caso de Vicky Rosell, asistente de Echenique, la declaración de la renta de Monedero, las inexistentes agresiones a policías por parte de Isa Serra o Alberto Rodríguez, la lista es prácticamente interminable. «En la gran mayoría de los casos –continúa el texto– los magistrados acabaron archivando por miedo a prevaricar» y «en algunos de ellos, encontraron un subterfugio legal para condenar sin pruebas».

en conversación con HuffPostIglesias considera que “Es hora de denunciar con toda la contundencia el lawfare contra el presidente y su familia“, a pesar de que Sánchez y el PSOE miraron para otro lado cuando el lawfare estaba en nuestra contra y trataron de aprovecharlo para debilitarnos”. “El presidente seguramente ha entendido hoy el poema de Niemöler”, dice Iglesias en referencia al célebre texto del pastor luterano alemán: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, ya que no era comunista.”.

El exsecretario general de Podemos afirma, sin embargo, que “entiende su carta”, aunque advierte de que “no basta con hablar sólo de la derecha digital”. “Debería señalarse claramente el derecho judicial y mediático”, concluye.

“Nos están golpeando”

Hace unos pocos años, Mónica Oltra anunció su renuncia, dejando una reflexión que hoy vuelve a tener sentido: “Que nadie se pregunte dentro de veinte años, dentro de veinte meses, qué carajos pasó en este país. Porque este país tiene un problema cuando absuelve a corruptos, cuando el señor Rajoy no es un indicio, y se procesa a inocentes. Y pasan Vickys Rosells, y Albertos Rodríguez, y las niñeras. Y este país es un problema cuando no nos defendemos de la extrema derecha. Este país tiene un problema… Este país tiene un problema cuando perdemos el rumbo. Los malos ganan. Lo que más siento y lo que me gustaría evitar es que nadie piense que no es posible hacer políticas de izquierda, que no es posible hacer frente al poder, hacer frente a la corrupción, hacer frente a la Oligarquía y poderosos. Nos están fulminando uno a uno con denuncias falsas, y el día que quieras reaccionar, te habrán fulminado también a ti.”.

Tras dos años de “infamia política, judicial y mediática”, la juez archivó la causa contra la expresidenta valenciana al no haber encontrado pruebas de delito alguno en el presunto encubrimiento de los abusos cometidos por su exmarido. Oltra es inocente, pero en el camino tuvo que dimitir de su cargo y el Gobierno del Pacto del Botánico no pudo resistir. Los beneficiados, PP y Vox.

Otra persona que conoce bien el lawfare es Vicky Rosell. Anoche, la exdelegada del Gobierno contra la Violencia de Género se dirigió a Pedro Sánchez: “De un funcionario víctima del lawfare y la corrupción judicial, Presidente: no vale la pena. Lo lamento. Pero la decisión no puede ser que ganen perdiendo la democracia”.

Rosell, que dejó a un lado su carrera judicial para presentarse como diputada de Podemos, asistió a una conspiración entre el ex ministro José Manuel Soria, del Partido Popular, y el juez Salvador Alba, que pretendía acabar con su vida política y profesional. Su caso, a pesar de la dolencia, salió mal para sus conspiradores. El juez Alba acabó condenado por prevaricación, falsedad y cohecho.

el ex diputado Alberto Rodríguez Incluso perdió su condición de diputado tras ser declarado culpable de un delito de atentado contra agentes del orden, que incluía pena de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos. Fue en octubre de 2021 y, más de dos años después, en enero de este mismo año, la Corte Constitucional estimó que Rodríguez no debería haber sido condenado a prisión, por lo que debería haber mantenido su expediente como diputado en el Congreso.

Él guerra legal También ha sido policía. Como informó el diario El País, “el Ministerio del Interior que dirige Jorge Fernández Díaz, del Partido Popular, llevó a cabo entre 2012 y 2017 operaciones policiales contra líderes independentistas catalanes y contra líderes políticos de Podemos” que, “según las investigaciones abiertas por los tribunales, no fueron controladas, ordenadas ni autorizadas por ningún juez”. “En muchos casos fabricaron pruebas falsas que difundieron a través de medios afines al PP y que procesaron sin éxito en los tribunales en la mayoría de los casos”.

Además de contra Podemos, El País destacó “una campaña de intoxicación informativa” para “desacreditar el movimiento independentista”, operación cuyo autor admitiría con el tiempo: el comisario José Manuel Villarejo. El diario también detalló “una extorsión a un banco andorrano para descubrir los crímenes de la familia Pujol” o “una (falsa) cuenta suiza del exalcalde de Barcelona” Xavier Trías.

Hace dos años, Pepe Mújica Recordó una reunión en 2012 en Atlanta, ciudad en la que una “destacada figura conservadora dijo: Lo que tenemos a nuestro favor es la gran prensa y buena parte del poder judicial.”.

 
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