La hija de un hombre de New Brunswick recientemente exonerado de asesinato recuerda a su padre como alguien que, a pesar de una condena errónea, nunca se amargó ni se enojó.
Walter Gillespie murió la semana pasada a la edad de 80 años.
“Su único deseo era que la gente supiera con certeza que él no cometió ese crimen atroz”, dice en un comunicado su hija, que sólo quiere ser identificada por su nombre de pila Patricia. “Finalmente cumplió ese deseo”.
En 1984, Gillespie y su amigo Robert Mailman fueron condenados injustamente por el homicidio de George Leeman en 1983 en Saint John. Gillespie pasó 21 años en prisión y Mailman pasó 18 años en prisión. Ambos hombres recibieron libertad condicional total en 2000.
En enero se produjo una exoneración total de Gillespie y Mailman, y un juez se disculpó por un “error judicial”.
En febrero se llegó a un acuerdo financiero no revelado entre ambos hombres y el gobierno provincial.
Mailman tiene cáncer de pulmón terminal y le han dicho que solo le quedan unos pocos meses de vida.
La hija de Gillespie dice que su padre murió después de una caída accidental en su residencia el viernes.
“Mi padre era un hombre de buen corazón”, dice Patricia en el comunicado. “No tenía ni un ápice de maldad en su cuerpo. Nunca lo he escuchado hablar mal o faltarle el respeto a nadie. Se mantuvo reservado y nunca causó problemas o dramas. Me ha tocado el corazón ver comentarios de personas que lo conocieron, afirmando que era un buen hombre y lo extrañaremos mucho.
“La vida no fue justa con él, pero nunca permitió que eso lo convirtiera de un alma bondadosa en una persona amargada o enojada. Eso es decir mucho porque ‘injusto’ ni siquiera empieza a abarcar lo que fue su vida”.
La hija de Gillespie dice que se llevará a cabo un funeral privado en una fecha posterior.
En una entrevista de CTV News, el copresidente de Innocence Canada, Ron Dalton, dice que la integridad excepcional de Gillespie como persona es una de las cosas que más recordará de él.
“Para mí, es la viva imagen de un amigo fiel y alguien muy devoto de sus principios”, dice Dalton. “Durante 40 años apoyó a su amigo el Sr. Mailman, cuando podría haber salido de esta situación. Se negó a decir que vio algo que no vio o que escuchó algo que no escuchó. Y lo pagó caro, con su libertad durante esos 40 años.
