El debate sobre la asequibilidad universitaria en EE. UU. debería centrarse en el costo neto, no en los precios de etiqueta.

El debate sobre la asequibilidad universitaria en EE. UU. debería centrarse en el costo neto, no en los precios de etiqueta.
El debate sobre la asequibilidad universitaria en EE. UU. debería centrarse en el costo neto, no en los precios de etiqueta.

El altísimo costo de la educación universitaria en Estados Unidos vuelve a ser el centro de atención. La Universidad de Vanderbilt fue noticia este mes después de que una carta enviada a un estudiante de ingeniería recién admitido mostrara que el costo total de asistencia sería de $98,426 para el año escolar 2024-25.

El precio cercano a las seis cifras desencadena una nueva ronda de debate sobre el valor y la asequibilidad de la educación superior en Estados Unidos. El costo total de asistir a un curso universitario de cuatro años casi se triplicó entre 1980 y 2020, según datos del Centro Nacional de Estadísticas Educativas (NCES). Eso está ajustado a la inflación. Escuelas como Wellesley, la Universidad del Sur de California, la Universidad de Boston y la Universidad de Pensilvania cuentan con costos de más de $90,000 para el próximo año académico. Eso se compara con el ingreso familiar medio de EE. UU. de 74.580 dólares.

Sin embargo, centrarse en el precio de etiqueta puede no ser la mejor manera de entender la crisis de asequibilidad. Para empezar, los precios difieren mucho entre las universidades públicas y privadas. Los residentes del estado de Nueva York pagan alrededor de 7.000 dólares al año en matrícula para asistir a una universidad pública del estado, en comparación con más de 67.000 dólares al año para la Universidad de Columbia.

En segundo lugar, el precio principal es una cifra de costo total. Incluye matrícula, alojamiento y comida, cuotas, libros, transporte y otros gastos. Sólo un pequeño porcentaje de estudiantes paga esta cantidad. Gracias a la ayuda financiera, que puede incluir becas al mérito, subvenciones y programas de estudio y trabajo, la mayoría de los estudiantes pagan mucho menos.

Una vez que se tiene en cuenta la ayuda financiera, los datos del College Board muestran que el precio neto pagado por los estudiantes en instituciones públicas y privadas sin fines de lucro de cuatro años es en realidad más bajo para el año académico 2023-24 que en 2006-7. En Vanderbilt, los estudiantes cuyas familias tienen un ingreso de $150,000 o menos no pagan matrícula en la mayoría de los casos.

El precio neto no es de ninguna manera una métrica perfecta. El precio neto que muchos estudiantes de ingresos bajos y medios deben pagar sigue siendo demasiado alto en muchas universidades, especialmente en comparación con algunos países de Europa, donde las universidades son gratuitas o casi gratuitas para todos.

Aún así, es una mejor medida de cuánto le costaría realmente una educación universitaria a un posible estudiante. Encontrar mejores formas de informar y realizar un seguimiento de los precios netos sería un paso para abordar el problema de la asequibilidad. Exigir una mayor transparencia sobre cómo las universidades calculan su ayuda financiera es otra. Para abordar la crisis de la deuda estudiantil, también se debería prohibir a las escuelas clasificar los préstamos federales para estudiantes como una forma de ayuda financiera.

Una educación universitaria puede no ser el camino correcto para todos. Pero la decisión de hacerlo debe basarse en información precisa sobre precios.

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