La confianza en los mercados financieros occidentales ya se ha visto bastante afectada por la devaluación del 20% del dólar en los últimos años. Pero ahora la Comisión Europea quiere entregar a Ucrania 300 mil millones de dólares confiscados a Rusia. Hacerlo probablemente significaría la sentencia de muerte para el dólar y, eventualmente, para el euro.
La Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que ha trabajado literalmente durante décadas para socavar la fortaleza del dólar, instó recientemente a los líderes mundiales a dar este paso desastroso de robo descarado.
Pero los líderes financieros de todo el mundo, incluidos aquellos que apoyan firmemente a Ucrania, están haciendo sonar la alarma, citando las consecuencias sin precedentes que se derivarían de una mayor violación de la naturaleza sacrosanta del dólar.
Cuando Rusia invadió Ucrania hace dos años, Estados Unidos y sus aliados europeos se apoderaron de 300.000 millones de dólares en activos del Banco Central ruso. En relación con el tamaño de la economía rusa, eso equivale a 4 billones de dólares en tenencias financieras estadounidenses.
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El objetivo era instigar el pánico en los mercados rusos, lo que culminó en corridas bancarias y malestar general, que tal vez incluso condujeran al derrocamiento del propio presidente Vladimir Putin. No funcionó.
En cambio, los bancos estadounidenses tuvieron una primavera tensa el año pasado que incluyó el colapso de los bancos de Silicon Valley, Signature y Silvergate, mientras que innumerables bancos regionales resistieron gracias a los préstamos de emergencia de la Reserva Federal.
Aparentemente no contento con sembrar el caos en los mercados financieros internos, el impulso del gobierno federal para robar activos financieros rusos plantaría las semillas del caos en el extranjero.
La Unión Europea está de acuerdo con el plan de la administración Biden de transferir los activos rusos congelados a Ucrania para comprar armas, que, por supuesto, serían vendidas por la UE y Estados Unidos.
Algunos Estados miembros de la UE quieren simplemente entregar los 300.000 millones de dólares al instante a los oligarcas corruptos de Ucrania. Otros quieren comenzar sólo con los pagos de intereses devengados por estos activos financieros. (Por supuesto, los activos congelados en realidad no devengan intereses ahora, por lo que cualquier pago a Ucrania en realidad representaría más gasto deficitario por parte de los gobiernos occidentales).
Simplemente enviar los pagos de intereses sería cruzar un umbral terrible, violando aún más los acuerdos de custodia financiera de activos denominados en dólares y euros.
El mensaje de la UE y la administración Biden es muy claro: los mercados financieros occidentales son ahora un lugar peligroso para estacionar su dinero. Esto podría socavar fatalmente la confianza global en la gestión financiera estadounidense y europea porque la seguridad de sus activos habrá pasado a depender de su posición en Washington y Bruselas.
Esto es una preocupación para las corporaciones, pero podría ser una amenaza existencial para los países que poseen una gran parte de los activos financieros internacionales. La amenaza siempre presente del robo, expresada en forma de sanciones financieras, significa que las naciones pierden efectivamente su autonomía y se ven obligadas a ceder ante los caprichos de los burócratas estadounidenses y europeos.
La administración Biden ya ha amenazado con sanciones a Uganda por su política LGBTQ, pero eso es sólo el comienzo. De manera similar, se han planteado ideas financieras punitivas con respecto al aborto y las políticas ambientales.
Ahora las sanciones se están convirtiendo en apenas el primer paso para apoderarse de todos los activos financieros de un país, y el resto del mundo está despertando al escándalo.
Hace unos meses, el presidente de Indonesia pronunció un discurso en el que afirmó que su país necesitaba diversificar sus tenencias de dólares y sus activos denominados en dólares, citando siniestramente: “Miren lo que le pasó a Rusia”. La Reserva Federal se negó recientemente a revelar cuántas reservas de divisas y oro se han retirado de Estados Unidos desde la confiscación de activos rusos.
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La tendencia a la desdolarización tiene décadas de antigüedad y es el resultado de un gobierno disfuncional que paraliza el crecimiento económico mientras la inflación erosiona el valor de la moneda. El dólar cayó del 73% de las reservas de divisas al 55% en 2021, pero la incautación de activos financieros rusos impulsó esta tendencia a toda marcha.
La participación del dólar en las reservas monetarias se desplomó otros 8 puntos porcentuales en sólo dos años, cayendo al 47% en 2023.
No se trata sólo de reservas, sino también del comercio internacional. Brasil ha comenzado a realizar parte de su comercio en yuanes chinos y las proyecciones indican que la participación de China en el comercio se triplicará en la próxima década. Otros países, incluidos sus bancos centrales, están deshaciéndose de sus tenencias de dólares, prefiriendo el oro u otros activos reales.
Los aumentos de las tasas de interés de la Reserva Federal han impulsado al dólar, pero eso está a punto de revertirse a medida que el banco central prepara un giro hacia los recortes de las tasas de interés en este año electoral.
De manera similar, la agitación en todo el mundo ha provocado una “huida hacia la seguridad” en la que los inversores compran activos que se consideran seguros, como los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Pero el discurso sobre confiscación de activos extranjeros está exponiendo que estos préstamos denominados en dólares son poco seguros. De hecho, son más una responsabilidad.
Si las personas que dirigen nuestro país intentaran intencionalmente destruir el dólar, no está claro qué harían de manera diferente.
