WashingtonDonald Trump se convirtió este lunes en el primer expresidente de Estados Unidos en sentarse en el banquillo de los acusados en un caso penal. El magnate ya ha llegado al tribunal de Manhattan donde inicia este lunes su primera sesión del juicio por el caso Stormy Daniels. Se trata de un caso que, más allá de ser histórico, también podría acabar trastocando la campaña electoral si Trump es declarado culpable.
En total, Trump se enfrenta a 34 delitos, entre ellos la falsificación de documentos para ocultar el pago realizado por la actriz porno Stormy Daniels para comprar su silencio. El magnate había mantenido relaciones con ella y quiso ocultarlas de cara a las elecciones de 2016. El actual exabogado de Trump, Michael D. Cohen, fue el encargado de realizar el pago a la actriz, y confesó que en total le entregó 130.000 dólares.
La elección de los 12 miembros del jurado ocupará la sesión de este lunes y probablemente durará dos semanas o más. El retraso de este proceso podría provocar que el juicio acabe alargándose hasta junio. Elegir quiénes serán los miembros del jurado que dictaminará si Trump es culpable o no no es un tema menor. Se trata de juzgar a una figura política (y muy controvertida en el país) que tiene muchos detractores y también seguidores acérrimos. Por eso este lunes más de un centenar de candidatos han sido llamados a comparecer ante los tribunales.
No todos los días existe la posibilidad de ser convocado para decidir sobre el destino de un potencial expresidente estadounidense. Cuando se inicie el proceso de selección, los propios candidatos podrán pedir su descarte si consideran que no serán lo suficientemente imparciales. Los candidatos que sí quieran tener la posibilidad de acabar formando parte del jurado tendrán que responder a 42 preguntas que han sido recogidas antes del juicio.
Durante el proceso, el Juez Juan M. Merchael tendrá la facultad de excusar o eliminar candidatos. Los abogados de Trump también podrán pedir que uno de los candidatos sea descalificado como posible jurado si justifica sus motivos. Aun así, la fiscalía tiene ventaja en este caso, ya que las personas que han sido elegidas como potenciales candidatos a formar parte del jurado son de Manhattan, una de las zonas más demócratas y progresistas de todo Estados Unidos. La defensa de Trump espera que haya una absolución o que uno de los miembros del jurado se abstenga, lo que podría llevar a la anulación del juicio. Esto se debe a que para llegar a un veredicto se requiere la unanimidad entre los 12.
Escenario de campaña
Aunque hoy y los próximos días sólo le queda deliberar para elegir a los miembros del jurado, Trump seguramente asistirá a la mayoría de las sesiones para repetir la exitosa fórmula que ya llevó a cabo durante el juicio por el caso del escritor E. Jean. Carroll: convertir la sala del tribunal en un escenario desde el que hacer campaña y erigirse como un mártir injustamente perseguido. Desde que fue acusado en este caso, Trump ha negado su culpabilidad y ha argumentado que se trata de una acusación “políticamente motivada” e “infundada”, aunque el término que más le gusta para referirse al juicio -y en los otros cinco procesos judiciales abiertos- contra ellos – es una “caza de brujas”.
Este papel de víctima le ha dado buenos resultados en el proceso de primarias y también en términos de financiación: sólo su foto policial (una imagen que tendría capacidad de hundir la carrera de cualquier político) le permitió recaudar 45,5 millones de dólares en tres meses. Ahora, la otra cara de la moneda es que toda la trama judicial en la que, además de este caso, hay otras tres penas y dos causas civiles, también ha vaciado considerablemente sus arcas de campaña.
