La estrecha carretera que conduce a la prisión de Koh Samui casi parece un cuento de hadas: vegetación y varios árboles a ambos lados del asfalto, tráfico mínimo y alejado de cualquier acceso turístico, canto de pájaros y olor a flores, montañas llenas de vegetación a lo lejos . cuando aún puedes apreciar las caricias del océano, nativos que te saludan con una efectiva sonrisa sin contrato de por medio… Desde la carretera principal que rodea la isla, esa carretera perfectamente asfaltada no llega ni al medio kilómetro antes de toparte con la prisión, siempre en silencio, con los guardias atendiéndote cortésmente, y la sensación de que ese edificio que era más ancho que alto podía ser, además de prisión, un centro de exposiciones, un gran almacén o incluso, arrastrado por el imaginación, la terminal de un aeropuerto mejorable en alguna isla perdida. Afuera, para que nadie sienta que están entrando en el sinónimo de la pérdida de libertad, varios delfines rosados rodean una fuente sin agua cuando media docena de perros semisalvajes pululan frente a nosotros exigiendo una jauría de mascotas.
pero de que No hay duda de que en esa prisión sin ninguna presión, comparada con la que podría enfrentar después de la sentencia, Daniel Sancho esta recibiendo Trato de favor por parte de las autoridades tailandesas.. Como ejemplo, alguien que ha pasado la noche desde que forma parte del censo penitenciario en la enfermería, lejos de las mayores aglomeraciones de las clásicas celdas superpobladas, cuando en su destino privilegiado puede descansar en un pequeño colchón, que siempre será mejor. de lo que el preso común suele entrar en las celdas desbordadas. Este trato preferencial sólo tendría que ver con algún problema físico o psicológico que tuviera y que ya fue expuesto a los medios con anterioridad: que el nieto de Sancho Gracia sufre una hernia discal.
Pero la duda aumenta cuando se descubre que el tres pasatiempos de Sancho en prisión, como contó recientemente en una entrevista para la agencia Efe Ramón Abarca -el único periodista español que ha podido visitar y entrevistar a Daniel Sancho desde que está encarcelado-, tienen que ver con la el yoga, la vuelta a la lectura que el acusado daba por perdida tras terminar hace muchos años una copia de Juego de Tronos y la práctica diaria del muay thai, una especie de boxeo tailandés, el deporte nacional del país, donde no hace falta ser médico para asegurar que realizar esta práctica es completamente contraproducente si se sufre una hernia discal. Para los que no lo saben, el Muay Thai es un deporte que, según los estándares occidentales, podríamos considerar muy exigente y que requiere la máxima condición física de los participantes, ya que se golpean profusamente usando brazos y piernas durante horas.
Mongkut, un apasionado del Muay Thai afincado en Bangkok, que hasta hace años era un fiel practicante de ese deporte y hoy sólo lo aprecia como público, me lo aclara en unos mensajes de WhatsApp: “Es absolutamente imposible practicar Muay Thai si tienes una hernia de disco. Tampoco con otros problemas de espalda, tobillo o rodilla. O, dicho de otro modo: sin tener que sufrir una lesión, no debes practicar Muay Thai sin estar en unas condiciones físicas destacadas, más que nada porque es cuando te lesionas. Para que entiendas, “Practicar nuestro hermoso deporte con una lesión es tan imposible como jugar al fútbol con un esguince o escalar sin aros”.
