Actualmente, equipos de voluntarios cazan avispones asiáticos que aterrizan en suelo británico, pero su detección es sólo la punta del iceberg, afirma Elmes. El verdadero desafío es rastrear el avispón hasta su nido para destruir la colonia. “Si algo puede automatizarse y ayudarnos, ahorrará tiempo”, afirma. Ésta es la razón fundamental detrás del último proyecto de Pollenize: una red de estaciones de cebo con cámaras de inteligencia artificial que pueden detectar y rastrear avispones asiáticos.
“Todo lo que se necesita es una brisa del sureste para que los avispones puedan cruzar el agua”, dice Alastair Christie, un experto en especies invasoras de Jersey, en las Islas del Canal. “Las reinas pueden hibernar en la parte inferior de una plataforma y en todo tipo de rincones y recovecos, o quedarse atrapadas en el coche o en el box de caballos de alguien”. Un nido puede comenzar de manera inofensiva, como dos celdas en un cobertizo de jardín en abril. En septiembre puede crecer más que un cubo de basura y albergar alrededor de 2.500 avispones.
La apicultor Shelley Glasspool atiende una colmena en el techo de la Asociación de Biología Marina en Plymouth.Fotografía: Chris Parkes
Los avispones asiáticos son “alimentadores oportunistas” y comen de todo, desde abejas y moscas azules hasta cebos de pesca y comida para barbacoa. Su mera presencia debilita a las abejas nativas al provocar una “parálisis de búsqueda de alimento”. “Las abejas se ponen a la defensiva cuando hay avispones atacando su hogar”, dice Christie. “Si estás en un castillo bajo ataque, entras en una mentalidad de asedio”. Las abejas dejarán de limpiar su colmena y de recolectar néctar y agua hasta que la colonia colapse.
En Jersey, que está en la primera línea de la invasión, Christie ha estado liderando la lucha. Hay una campaña de concientización pública: se pide a las personas que envíen fotografías de avispones sospechosos, que se distinguen por sus caras anaranjadas, patas con puntas amarillas y su gran tamaño. Voluntarios más valientes han comenzado a construir estaciones de cebo: un plato poco profundo con cerveza oscura o agua azucarada. Si un avispón asiático aterriza, los voluntarios le colocan serpentinas de oropel en la espalda para monitorear su trayectoria de vuelo y rastrearlo hasta su nido. Usan una regla general: cada minuto que un avispón asiático pasa lejos de una estación de cebo entre visitas para alimentarse se traduce en 100 metros de distancia entre la estación de cebo y el nido.
