El partido brillante, lleno de matices, goles y emociones, en el Bernabéu, tuvo una ausencia. Haaland, la estrella noruega, no apareció sobre el terreno de juego. Fue un encuentro lamentable para el jugador nórdico, que nunca pudo superar a Rudiger, pero más que eso fue su aparente indolencia y falta de ambición para no crear una sola oportunidad de gol. Nada de Haaland en Madrid.
Vinícius. Dos asistencias decisivas, a Rodrygo y Valverde. No pudo vencer a Akanji en la banda. Mostró mucha velocidad en las transiciones.
Rodrygo. El jugador más astuto del Madrid, rápido en su despliegue, sembró el terror en el City. Marcó un gol y se movió con mucho peligro.
Valverde. Su físico es inagotable, enorme trabajo en defensa y ataque, pulmonía y un gol de volea soberbio. Solvente para todos los uruguayos.
Rudiger. Defendió a Haaland con todo, un duelo intenso que ganó en la calle, por arriba, por abajo, desde cualquier esquina. Se fue motivando con el paso de los minutos.
Camavinga. Buen trabajo en el trabajo defensivo, su físico impuso, algún fallo en la entrega. Golazo de suerte en el rebote.
Bellingham. Tenía intenciones y quería hacer cosas, pero no era su noche. Le faltó claridad en los metros finales.
Haaland. Invisible, desaparecido, nada de nada. No tuvo ocasiones, casi no intervino, fue el que menos tocó el balón. Rudiger se lo comía en los duelos.
Rodri. Intermitentes en las entregas, sin seguridad total en el pase. Buen apoyo defensivo y entrega para cortar los contragolpes madridistas.
Foden. Dio cal y arena a partes iguales, fue de menos a más, le metió un gol a la escuadra. Mucha movilidad.
Greal. No abandonó ni una sola vez a Carvajal, pero hundió a la defensa blanca con su balón siempre controlado. Atrae al rival y luego sirve a sus compañeros cerca del área.
Bernardo Silva. Un gran gol canalla en el tiro libre, insistente en ataque aunque sin la claridad de otras veces.
