La Operación Brody -como se conoce a la investigación de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF)- y el regreso a España de Luis Rubiales, expresidente de la Federación, han puesto al mundo del fútbol en el foco mediático En plena final de la Copa del Rey, que se juega hoy en el estadio de La Cartuja entre Athletic de Bilbao y Real Mallorca. Inaugurado en 1999 y con capacidad para 57.619 espectadores, es el segundo estadio más grande de Andalucía y el quinto de España, aunque también se ha convertido en un pozo sin fondo.
La empresa del Estadio de la Cartuja lleva 16 años en números rojos, sumando unas pérdidas de 34 millones de euros. De hecho, las instalaciones apenas generan suficientes ingresos para cubrir las pérdidas. Desde 2008 factura sólo 26 millones, lo que lo convierte en un negocio ruinoso. La Cartuja es propiedad de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla, la diputación provincial y la Empresa Pública de Turismo y Deportes de Andalucía, controlada también por la Junta Regional. “Tras sucesivas ampliaciones de capital, las cuatro administraciones públicas ostentan participaciones con porcentajes que oscilan entre el 13% y el 41%.%,”, explica la empresa en sus cuentas.
El estadio cerró en 2022, último año del que hay cuentas publicadas, con un resultado negativo de 1,8 millones de euros y unos ingresos que no superaron los tres millones. Sin embargo, las mayores pérdidas se produjeron en 2020, cuando los números rojos ascendieron a 3,4 millones, según el Registro Mercantil.
La sede de la Copa
La Cartuja era casi un estadio abandonado y deteriorado, pero ¿cómo llegó a ser sede la Copa del Rey? Fue la apuesta personal del expresidente de la Federación, Luis Rubiales, a partir de 2020 por acoger eventos deportivos y ahora incluso podría convertirse en una de las sedes del Mundial de 2030. La Federación inyectó fondos para repararlo y poder albergar la final de la Copa del Rey de forma definitiva.
La RFEF y la Junta de Andalucía firmaron un contrato para que La Cartuja será la sede durante las próximas cuatro temporadas y, aunque finalizó en 2024, se ha ampliado un año más.. En su momento, Rubiales alegó que, con este acuerdo, ““La Cartuja se revitaliza como símbolo del fútbol español”. Sin embargo, el estadio se ha visto eclipsado por la subvención que recibió para su renovación. Y el magistrado del Juzgado de Instrucción número 4 de Majadahonda (Madrid) investiga ahora a Rubiales por el contrato de obras de mejora del estadio sevillano. Todos estos contratos habrían sido tramitados, supuestamente, por la propia Federación y estarían involucrados altos cargos de la más alta confianza de Rubiales. Fue la Junta de Andalucía la que concedió una subvención de casi cinco millones de euros a La Cartuja. Sin embargo, al final fue la RFEF y, por tanto, Rubiales, quienes controlaron la remodelación.
Los informes facilitados por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) apuntan en la misma dirección. Los investigadores alertan de un presunto cobro de más de 530.000 euros en comisiones por contratos adjudicados a la constructora Gruconsa. Esta empresa se encargó de la remodelación del estadio con dos adjudicaciones de 900.000 euros.
Triangulación de pagos
La UCO señala una triangulación de pagos entre la RFEF, la constructora y Dismatec, empresa controlada por el exjugador del Granada y amigo de Rubiales, Nene. Así, concluyen en un informe, que figura en el sumario y al que ha tenido acceso este diario, que “La cuenta bancaria de Dismatec habría servido de puente para el recibo por parte de González Cueto Legal –propiedad de Tomás González Cueto, asesor jurídico y mano derecha de Rubiales– de dinero de Gruconsa cuyo posible origen podría estar en la RFEF”.
Los agentes calculan que Gruconsa habría recibido supuestamente 3,8 millones de euros de la Federación entre 2019 y 2023. El primer pago se realizó el 9 de marzo de 2020, y desde entonces los pagos se realizaron mensualmente, alega la UCO.
