de menos a más – .

Hace unos días pudimos probar las Ray-Ban Meta, las gafas conectadas fruto del acuerdo entre ambos fabricantes, y comprobamos que no sólo suponen una mejora importante respecto a sus antecesoras, las Stories, sino que son una opción muy producto convincente, o al menos un concepto atractivo a la hora de dibujar un futuro en el que llevar gafas conectadas ya no suene a exceso.

Estas gafas, que llevan unos meses en el mercado, se han actualizado para ser mucho más capaces gracias a su asistente integrado, Meta AI, que llega a ellas de forma multimodal. Es decir, puede combinar capacidades acústicas, de procesamiento de texto y de reconocimiento de imágenes.

Y en el proceso consolidan la teoría del camino que Meta sigue con ellos.

Céntrate en los máximos, céntrate en los mínimos

Esta actualización permite saca mucho más provecho de estas gafas, sobre todo en Estados Unidos, ya que fuera de allí el asistente es muy limitado. El asistente ahora, según El bordete permite hacer cosas como, simplemente después de decir ‘Oye, Meta’, preguntar “dime qué planta es esta”

La cámara se encarga de enviar la imagen a Meta AI, que la reconoce y devuelve la respuesta directamente a nuestro oído.

Lo mismo con algo como “¿Qué dice en ese cartel?” si está escrito en un idioma que no entendemos para poder traducirlo en voz alta, o “dime qué es este monumento y cuéntame sobre él”. Y todo integrado en unas gafas que se diferencian muy poco de otras gafas, y además con un aspecto tan reconocible como el de una Wayfarer clásica.

Meta tiene dos productos físicos que definen bien sus ambiciones. Las Meta Quest 3 para realidad virtual y aumentada, las Ray-Ban Meta como usables basado en IA y realidad aumentada que interactúa vía voz. Viven y crecen en paralelo.

La evolución esperada es que Ray-Ban Meta gana en capacidades, sensores y miniaturización para acercarnos poco a poco a Meta Quest 3.

Nunca volverán a ser los mismos porque no deberían serlo, en los vasos tradicionales las fugas de luz impiden crear ambientes inmersivos satisfactorios, y eso si se puede conseguir. Pero es factible pensar que en algún momento muchas de las capacidades actuales de las Quest serán replicadas por las Ray-Ban.

Es aprendizaje continuo entre ambos: Ray-Ban adquiere las capacidades de Quest, Quest se miniaturiza hasta acercarse a la naturalidad de Ray-Ban.

Y ahora, la comparación con la propuesta de Apple. Los Vision Pro son el ejemplo de lo mejor que Apple ha podido crear en torno a la realidad aumentada (y también virtual, aunque no es lo que la compañía busca potenciar). Son un despliegue brutal de recursos y novedades técnicas que elevan la factura a 4.000 dólares.

Es decir, los Vision Pro son una aproximación máxima que se irá naturalizando a medida que la miniaturización lo permita, mientras que las Ray-Ban Meta son una aproximación mínima a la que se irán añadiendo mejoras según lo permita la tecnología sin distorsionar su imagen natural.

Ahora queda esperar a que el paso del tiempo y el desarrollo tecnológico hagan que este dispositivo sea algo más pequeño, menos intrusivo y menos aparatoso. Pero no hay ningún producto que viva en paralelo haciendo todo lo contrario.

En algún momento las Vision Pro parecerán algo así como unas gafas de esquí o de corredor, muy anchas y con un único panel que cubre todo el campo de visión, y serán mucho más naturales de lo que son ahora.

Mientras tanto, Las Ray-Ban Meta son capaces de mucho menos, pero lo que hacen lo hacen muy bien, y tienen mucho camino por delante para aprovechar los avances tecnológicos. (paneles, circuitos, batería, eficiencia energética, miniaturización de procesadores) hasta integrar mucho más en un factor de forma similar al actual.

Las Vision Pro acaparan la atención actual, pero las Ray-Ban Meta, y más ahora que son multimodales, cuestan diez veces menos y están más cerca de lo que podemos hacer con ellas en el día a día sin perder conexión con el mundo. real a nuestro alrededor.

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