En las últimas horas, Jimena Barón utilizó sus redes sociales para decírselo a sus más de 6 millones de seguidores. El dramático momento que vivió en el avión con el que regresaba a Buenos Aires.. Cabe recordar que la artista viajó a Brasil con su hijo Morrison Osvaldo para tomar clases de surf.
“Buenos días a todos, ya estamos en casa. El avión era una mezcla. I fila 31. La vista panorámica de la última fila es la típica toma del avión cayendo, “¿Estamos de acuerdo?” escribió en un cuento como introducción a lo sucedido.
“No pude entender a nuestro padre.. Ya aterrorizado, me aferré al brazo del vecino. Pedí permiso. En un pozo de maldad donde había silencio absoluto, Me di un analgésico y no recuerdo mucho más.”, continuó contando sobre el momento más dramático del vuelo, en el que se temió lo peor.
“Me desperté hace un rato, Ale, el conductor que nos buscó en Ezeiza, me escribió para avisarme gentilmente que no le pagué.“, expresó sobre las consecuencias de los analgésicos. “Momo hizo su vida. Encontré la silla de la cocina en la despensa y al parecer ella comía palitos de pan con chocolate y ahora se hizo un ramen con leche porque es ‘picante’. Ya pagué el remís y pedí disculpas”, agregó sobre cómo se resolvieron los hechos.
Finalmente, y respondiendo a algunos mensajes que le dejaron, la cantante aclaró que “probablemente esté exagerando todo pero no tanto, ya que el otro vuelo que aterrizó en Aeroparque tuvo que aterrizar en Ezeiza por fuertes turbulencias”.
“Estoy aquí para hacer el curso para aquellos que tienen miedo a volar si es que existen.. “Pasen fechas”, pidió para poder dejar atrás este episodio.
En la siguiente historia compartió una foto con Matías, su novio con quien conviven con el niño, en el reencuentro de la pareja luego del viaje.
Con un emotivo post, la intérprete de la cobra Repasó cómo fue la experiencia de vivir una semana en la playa con su hijo y un grupo de personas que iban a una escuela de surf.
“Si hay ganas, nunca es tarde. Me entra el pánico por el agua, por no estar de pie.a esa película de mierda que después de verla nunca fue lo mismo que dejar las piernas colgando en el agua. El hijo chulísimo de Manija en febrero me propuso ir a una escuela de surf, vivir con desconocidos y surfear todo el día, me pareció la peor idea del mundo.. Le dije que no. “¿Por qué no, mamá?”. No sabía qué responder. Tampoco entendía muy bien por qué no, así que ganó el sí”, comenzó el post junto a un carrete de fotos de la experiencia.
“Aquí estamos repitiendo la experiencia apenas 4 meses después. Anteayer en medio de las olas nos miramos con Momo y dijimos: ‘Oye, ¿venimos la próxima vez?’. Adelante. Mi hijo en el agua, que todavía es enano y para él es mucho más profunda y las olas más grandes, mi admiración es tan profunda como el océano. YO, mierda, que ni siquiera pudo llegar profundo, de repente surfeo y espero la ola solo, atrapado en lo más profundo. Miedo desbloqueado a los 37, agradecido en cuerpo y alma porque el mar curate quita lo feo y te llena de todo lo bello. Madre e hijo surfistas“¿Quién iba a decir?” dijo y añadió una frase pensativa: “Quien deja de sorprenderse por la vida, ha dejado de vivir”.
