Humor, imaginación y trabajo periodístico en la búsqueda del origen colimense de Neil ‘El Güero’ Armstrong – .

Humor, imaginación y trabajo periodístico en la búsqueda del origen colimense de Neil ‘El Güero’ Armstrong – .
Humor, imaginación y trabajo periodístico en la búsqueda del origen colimense de Neil ‘El Güero’ Armstrong – .

Comala, julio de 1969. Es el punto más alto de la carrera espacial. Simón es un periodista decadente que escribe artículos sensacionalistas en el periódico local. Unas semanas antes de la llegada del hombre a la Luna, escucha accidentalmente un rumor que podría traerle un éxito repentino: Neil Armstrong, un astronauta que forma parte del Apolo 11, es mexicano y nació en Llano Grande, un pequeño pueblo al sur de Jalisco. Con este golpe de suerte podrá derrotar a su archienemigo Pepe de la P, obtener la fama que anhela y tener por fin el reconocimiento de su padre. Pero primero deberá engañar a un pueblo entero, decidido a ocultar la verdad sobre El Güero Armstrong.

Lo descrito en el párrafo anterior es ingenioso, fantasioso e irónicamente inspirado en hechos reales. Es la premisa de la comedia. Un mexicano en la Lunabasada en el libro homónimo del periodista y escritor Manuel Sánchez de la Madrid—, en competencia en la categoría Hecho en Jalisco, sección del Festival de Cine de Guadalajara que busca exponer los rasgos de identidad y las grandes historias que se hacen en el estado .

Esta historia, dirigida por José Luis Yáñez López, Techus Guerrero y Francis Levy Lavalle, nace de una anécdota. De una cena en casa de un amigo de Sánchez de la Madrid allá por finales de los sesenta. Una mujer que les sirvió la comida, quien proviene de un pueblo de la llanura al sur de Jalisco, al escuchar la noticia les dice que realmente era de donde vino el estadounidense Neil Armstrong, quien se convertiría en el primer hombre en pisar la Luna. ella, Zapotitlán de Vadillo, recuerda al productor Ozcar Ramírez. Entonces el periodista, curioso por este comentario, acude a este pueblo a investigar y descubre la trama de una historia llena de imaginación de un hijo con el fin de darle paz a un padre moribundo, lo que lo inspira a imaginar su propia versión del mismo.

Ramírez conoció a Sánchez de la Madrid durante una visita a Colima. Insistió mucho para adaptar su libro y, ante tanta insistencia, el productor retó al periodista: si le daba el guión en un mes haría la película, si no, daban por zanjado el tema. “La verdad es que le aposté que nunca iba a escribir la historia. Me dio el guión en un mes y tuve que cumplir mi palabra”, afirma.

Sin embargo, para la película no todo salió según lo planeado. Después de haber estado en desarrollo durante casi tres años y buscando financiación, dos meses antes de que comenzara el rodaje a finales de 2021, en un evento para buscar más inyección financiera, Francis Levy, el director, se desplomó repentinamente frente a Ramírez y otro de los productores. Intentaron resucitarlo en ese momento mientras lo llevaban al hospital. El personal médico intentó reanimarlo durante 15 minutos, pero había fallecido.

“No tenía antecedentes de salud. El era un choque absoluto. A la mañana siguiente tuve una reunión con el equipo y les dije que la familia nos pedía que continuáramos con el proyecto. Necesitaba que todos continuaran. El cine es un porro muy delicado. Por supuesto que puedes prescindir de personas, pero todo el trabajo anterior cambia. Les dije a los jefes ‘o estamos todos en el proyecto o se cancela’. La respuesta fue totalmente unánime. Todos avanzamos y el nuevo desafío era decidir quién lo iba a dirigir”, recuerda Ramírez.

Los actores Héctor Jiménez y Alessio Lapice en una escena de la película ‘Un mexicano en la luna’ (2024).Arte Mecánico / Solaria Films

El productor, con experiencia en casi una treintena de películas, pensó primero en directores experimentados para cubrir la vacante dejada por su socio, pero todos los que mostraron interés quisieron cambiar la visión en la que se había trabajado durante los últimos años. Ramírez se negó, porque quería cumplir su palabra de hacer la película que Levy había imaginado. Entonces optaron por José Luis Yáñez, quien fue el primer subdirector asignado.

“José Luis es de la Ciudad de México y por eso desconocía muchos de estos matices lingüísticos y culturales que fueron tan importantes para Francisco y para que aparecieran correctamente en la película. Así que puse a mi productor ejecutivo, Techus [Guerrero]Como codirectora simplemente para estar atento a esos temas, para que la película se sintiera auténticamente local”, aclara.

Levy, según el productor, quería Un mexicano en la luna, protagonizada por Héctor Jiménez y Roberto Ballesteros —entre otros—, se sintió como “una película provinciana” —“sin ánimo despectivo”, aclara—, y que eso se refleja en el ritmo, la cadencia, la estética, el lenguaje y las maneras. de pequeñas comunidades del sur de Jalisco. El objetivo de su compañero, dice, era que esta película fuera la primera de muchas que se filmarían en Colima, en la que “hablan solos”, con un tono colimense, ya que “tienen una manera hermosa de hablar”. Ramírez dice que la última película filmada en Colima, con una gran producción y equipo de trabajo, fue mujeres rebeldes (1995), de Alberto Isaac, hace casi 70 años.

“Queríamos que la edición tuviera un ritmo semi lento, que los planos no cambiaran cada tanto, que no tuviera esa cadencia un tanto frenética que suelen tener los editores chilangos. No todos obviamente, tienden a sobremontar una película porque así es el ritmo de la ciudad, estás girando para todos lados, en la calle, en el metro, manejando”, aclara.

Algunas otras referencias que tomaron fueron de obras como la sátira política. inspector de ropa interior (1973), de Alfonso Arau, así como la obra de José El perro Estrada Aguirre, padre del cineasta Luis Estrada, por el tipo de cine con historias que transcurren en universos fantásticos dentro de la vida cotidiana, que se combina con ese sentido del humor negro. Estos ejemplos no eran una receta a seguir al pie de la letra, pero eran un reflejo del tono que pretendía imprimirle. Un mexicano en la luna.

“Creo que la película añade mucho de esto. inspector de ropa interior Es una crítica social en un tono de farsa total y estamos más en un tono de comedia clásica”, aclara Ramírez.

Un mexicano en la luna continuará con la ruta festivalera a la espera de su estreno en cines tentativamente en febrero del próximo año, ya con un acuerdo cerrado con una distribuidora. La película también tiene asegurada su distribución en plataformas digitales para México y América Latina, mientras aún continúan las negociaciones para su estreno en transmisión en Estados Unidos. Puede que un mexicano aún no haya estado en la Luna, pero al menos esta ficción, que imagina con humor esta hazaña, continuará con su misión por diferentes territorios.

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