Lanzan bonos de salud San Nicolás, laboratorio para la privatización total de los medicamentos

En el distrito de San Nicolás inauguraron la implementación de un sistema de bonos de salud y la inauguración de la clínica en la que se comenzará a aplicar este mecanismo. En la inauguración participaron Karina Milei y el intendente Santiago Passaglia (cercano a Patricia Bullrich). Respecto al programa, detallaron que el bono de salud será destinado a más de 50 mil vecinos sin obra social con la intención de descomprimir el colapsado sistema público de salud.

Se les entregará una credencial y la comuna cubrirá específicamente las prestaciones médicas relacionadas con la atención primaria de salud. Si se requiere un mayor nivel de atención, el paciente será remitido directamente a un hospital público, creando así una atención “mixta”.

Para esclarecer las motivaciones del gobierno local, vale recordar que el antecesor y hermano del actual alcalde, Manuel Passaglia, fue uno de los que intentó desafiliar a los empleados municipales del distrito de Ioma, una obra social de trabajadores públicos de la provincia de Buenos Aires, en beneficio de la prepaga Avalian que ni siquiera contaba con infraestructura local pero hace negocios con el clan gobernante de San Nicolás. Si no tuvo éxito fue porque los Passaglia encontraron la oposición de los trabajadores, quienes denunciaron especialmente el riesgo que la medida significaba para 300 familias con pacientes con enfermedades crónicas; lucha por la que fue despedido el Sindicato de Trabajadores Municipales (STM), Rodolfo Cecchi, quien luego tuvo que ser reintegrado por sentencia judicial.

El gobierno, que lleva 6 meses ajustando el sistema público de salud (el recorte ya ronda el 40% del presupuesto), aprovecha su deterioro para aplicar subsidios a los sanatorios privados, comandados por los principales capitalistas de la salud, en este caso el Grupo Oroño. , el mismo que posee OSDE. Entre los recortes más criminales está el aplicado a la discapacidad, que generó protestas del sector, el desmantelamiento de áreas de prevención del dengue, el congelamiento de programas que brindan medicamentos gratuitos (incluido el oncológico), el recorte de las asignaciones para cirugías a niños con las cardiopatías congénitas y los innumerables reclamos por falta de insumos y elementos básicos, como es el caso del Hospital Fiorito. En este sentido, proliferan las protestas y huelgas de los trabajadores, como fue el caso de Misiones, Bahía Blanca, Río Negro, Santa Cruz, Córdoba o incluso el propio Garrahan, y la huelga del gremio de Salud.

Ahora, con el invierno, el brote de gripe aumentó enormemente la demanda de hospitales públicos. En lugares como el Hospital Británico, el Pedro de Elizalde, el Ricardo Gutiérrez o en sanatorios como La Trinidad se puede ver guardias muy demandadas y familias teniendo que esperar horas para ser atendidas. Esta situación se replica en otros establecimientos, como los del conurbano. Pediatras denuncian que el ajuste promueve el colapso del sistema de salud.

Paralelamente, en un país donde las enfermedades de transmisión sexual van en aumento, el Ministerio de Capital Humano, del que depende el Ministerio de Sanidad, impulsa la Fundación Conin, presidida por Abel Albino, un referente del conservadurismo más rancio del Opus Dei que extorsiona a beneficiarios de la entrega de alimentos para que realicen “Talleres de Salud”, que promueven el no uso de métodos profilácticos.

A su vez, el gobierno abrió el camino para que las prepagas avancen en obras sociales al revertir la retención del 20% en los aportes de cuotas de afiliados para el financiamiento del Fondo de Redistribución Solidaria (FSR), además de autorizar la liberación de tarifas de el mes de julio. Con esta modificación, las prepagas pagarán lo mismo que las obras sociales, pese a poder fijar precios y tarifas superiores a las de la cobertura social de los trabajadores, siendo este otro diferencial para favorecer al sector privado frente a las organizaciones sindicales.

Milei favorece a los “cárteles” de la medicina prepaga brindándoles un mercado de millones de trabajadores registrados. Esto rompería el carácter solidario del sistema y ampliaría la diferenciación social en el acceso a la salud, con obras sociales vaciadas y al borde del colapso y servicios prepagos con grandes beneficios.

Mientras las empresas privadas amasan fortunas, miles de familias ven cada vez más restringido su acceso a la atención sanitaria. Hay que poner fin a la política de privatización de la salud y de las grandes empresas para un puñado de capitalistas, derrotar el ajuste y lograr aumentos presupuestarios reales para afrontar la crisis hospitalaria. El camino es la organización y la lucha en las calles.