Querían reducir su huella de carbono a la mitad y han conseguido más: una reducción del 59% de CO2. Esto es lo que ha conseguido el grupo londinense Coldplay en su última gira y afecta a todo lo que conlleva un concierto de tal magnitud: iluminación, comidas, basura generada, botellas y transporte no sólo para la banda y su equipo, sino también para cada uno de los público.
Además, por cada entrada vendida Han plantado un árbol, siete millones en total. Pero la lista de medidas destinadas a reducir su impacto ambiental no termina ahí: también han eliminado el viajes, han elegido opciones menos contaminantes y han pedido a su público que llegue a los estadios a pie, en bicicleta, en transporte público o compartiendo transporte privado si ya no tienen otra opción.
El compromiso ambiental continúa: dentro de los estadios instalaron fuentes de agua gratuitas para evitar el consumo de botellas de plástico y quien quisiera -y tuviera energía- podía cargar las baterías que alimentaron el concierto saltando en trampolines o pedalear en bicicletas especiales como las que aparecen en el vídeo que encabeza estas líneas.
Parece que lo que propusieron ha funcionado y el público les ha apoyado, tal y como informan en su página web. El 86% del público devolvió las pulseras que se iluminan durante el concierto en lugar de llevárselas a casa.
Pese a todo, sigue siendo inevitable generar basura, pero el 72% de ella fue reciclada, reutilizada o enviada a compost. Por si fuera poco, también colaboran con diferentes organizaciones ecologistas de todo el mundo que, entre otras cosas, limpian mares y ríos de la basura que les llega. El grupo ha dejado claro que quien quiera, puede.
