“En Occidente, el psiquiatra se ha convertido en el médico de familia” – .

Buenas noticias para empezar. Todavía es posible ser feliz. Al menos, disfruta de una relativa felicidad. Occidente seguirá existiendo y trataremos de buscar el amor. La mala noticia llega ahora: nunca ha habido tanta presión por ser feliz y triunfar en la vida. Él dicta el imperativo del individualismo contemporáneo. El hecho de que los psiquiatras tengan más trabajo que nunca encaja con estos tiempos. Enrique Rojas, representante del gremio de reconocido nivel de mérito, conversa con SUR sobre los aspectos que configuran nuestra existencia. El próximo 10 de junio lo hará también en una conferencia en Málaga, a las 19.30 horas en San Telmo.

–Lleva muchos años dedicado a la psiquiatría. ¿Ya lo has visto todo?

–Nunca puedes decir eso. Cualquier médico, a lo largo de su experiencia, acaba viéndolo todo. Pero puede haber novedades.

-¿Diría que la psiquiatría es una disciplina abstracta?

–En los países desarrollados, el psiquiatra se ha convertido casi en el médico de familia. Es un perforador de superficie que ayuda a poner orden y armonía en la cabeza de alguien.

–¿Cuándo fue la última vez que se sorprendió en el desarrollo de su profesión?

–Hay poco lugar para sorpresas porque lo que más vemos son casi siempre los siguientes cuatro trastornos: enfermedades depresivas, estados de ansiedad, ataques de pánico y crisis de pareja.

–¿Pones al mismo nivel la depresión y una crisis de pareja?

–La primera epidemia en Occidente, hoy, son los divorcios. El divorcio es un gran fracaso. Lógicamente uno puede recuperarse. Pero lo que está claro es que el amor se trunca y eso repercute fuerte en la salud mental.

–Hay parejas que son infelices. Entonces, ¿el divorcio no puede ser también un alivio?

–El tema es que mucha gente aún no sabe cuáles son las características del amor. Detrás de este analfabetismo están los resultados que estamos viendo.

–El amor ha estado rodeado de misterio durante siglos. Das a entender que conoces sus características. ¿No es un poco atrevido?

-No lo creo. El amor de pareja consiste, fundamentalmente, en intentar hacer feliz a la otra persona y darle lo mejor de lo que se tiene. Detrás de eso hay matices y mucha psicología.

–¿Pero qué pasa si no estoy bien conmigo mismo?

–Hay dos claves en la psicología de pareja. Para ser bueno con otra persona, primero debes ser bueno contigo mismo. La segunda clave es que uno ama como ha sido amado.

–¿Qué puede hacer una pareja en dificultades para evitar una ruptura definitiva?

–Recomiendo cuatro cosas. Evite discusiones innecesarias, no saque a relucir la lista de agravios pasados, no convierta un problema en un drama y aprenda a perdonar y olvidar.

–¿Dónde está el límite entre una mala racha y la depresión?

–La diferencia es que las malas rachas son hechos negativos que se suman y tienen distintos orígenes. La depresión es una enfermedad del estado de ánimo que paraliza a una persona tanto mental como emocionalmente. Y también intelectual y sentimentalmente.

–¿Se puede curar la depresión?

–Tenemos un arsenal farmacológico muy rico y podríamos decir que más del 90% de las enfermedades depresivas endógenas se curan.

–¿Cómo se consigue una tasa tan alta?

–Tenemos estabilizadores del estado de ánimo que son fármacos que frenan una recaída. Los mejores son los metales. Litio, sodio y lamotrigina.

¿Qué representa el cerebro para un psiquiatra?

–El cerebro humano tiene un pequeño ordenador, que es la neurona. Estamos hablando de mil millones de neuronas. Cada neurona tiene entre 10.000 y 100.000 conexiones con las neuronas vecinas. En el cerebro existe un territorio llamado espacio sináptico, que es el territorio decisivo. Fue descubierta por Santiago Ramón y Cajal en 1906. Es una zona donde se producen importantes intercambios químicos y eléctricos, responsables de las depresiones endógenas.

–En el cerebro almacenamos desde el primer amor hasta los traumas infantiles. ¿Fascinante?

-Es fascinante. Hay dos territorios importantes para la atención psiquiátrica. Está el área prefrontal, que discrimina y capta lo que uno está recibiendo como información. Y está el hipocampo, que es el archivo de la memoria. Sabemos que la memoria es como un músculo, se puede entrenar.

–Se ha puesto de moda el verbo “rumiar”. ¿No crees que a tu cerebro le vendría bien un botón de encendido/apagado?

–Por eso tenemos el ritmo del sueño, que es un momento decisivo de la noche. El cerebro se recupera de su actividad.

–Muchas personas se quejan de sufrir insomnio.

–El insomnio significa que una persona tiene un sueño que no es reparador. La consecuencia de esto es que no se despierta descansada. Esto provoca estrés y problemas de humor. Dormir bien es señal de buena salud mental.

–Acaba de publicar un libro con el título ‘Siete consejos para la felicidad’. Eso implicaría que la felicidad es alcanzable para todos. ¿No es ingenuo?

–La felicidad es un concepto que se ha puesto de moda y se debate en medio mundo. Realmente consiste en vivir en armonía con uno mismo.

–Eso suena a cliché. ¿Puedes especificar?

–Una persona es feliz cuando hay una buena relación entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace.

–¿Pero no es la felicidad demasiado subjetiva para discutirla?

–La felicidad es un árbol frondoso que tiene muchas ramas y muchas maneras de acercarse a ella. Está claro que la felicidad absoluta no existe. La felicidad absoluta está en el otro barrio. Tenemos que aspirar a una felicidad relativa y eso significa dos cosas: tener una personalidad equilibrada y tener un proyecto de vida realista y coherente.

–¿Las circunstancias externas hacen cada vez más difícil aspirar a esa relativa felicidad?

–El proyecto de vida es un diseño que hago según mis preferencias, pero tiene que tener cuatro elementos: amor, trabajo, cultura y amistad. ¿Es la felicidad muy subjetiva? En efecto. Pero está la lectura que uno hace de la realidad. Significa que la felicidad depende de la interpretación que hago de los acontecimientos que hago a nivel personal.

-¿Por ejemplo?

–Aleksandr Solzhenitsyn, premio Nobel en 1970, pasó muchos años en un gulag en Rusia. Dice que han sido los años más decisivos de su vida.

–¿Eso no implica que la felicidad es muy frágil? Lo que interpreto hoy de una manera puede cambiar con el tiempo.

–Hay dos tipos de felicidad que conviene tener claro. Felicidad específica y felicidad estructural. El primero se refiere a momentos. Feliz cumpleaños, feliz Navidad, feliz fin de semana… Son momentos en los que paras el reloj y saboreas. La felicidad estructural es aquella que responde a un equilibrio existencial en el que se revisan los cuatro grandes temas de la vida, que son la vida emocional, las amistades, la vida profesional y la cultura.

–Habla sobre la importancia de tener un proyecto de vida. ¿Cómo es compatible si los jóvenes no pueden acceder a la vivienda?

–A los jóvenes les cuesta mucho acceder a la vivienda y ese es un tema muy importante. En consecuencia, el proyecto de vida tiene una base débil. El espacio físico del hogar es fundamental. Por este motivo mucha gente de nuestro país emigra.

–¿Esta falta de vivienda influye en la salud mental?

–Sin duda, tiene mucha influencia. Se ha retrasado la edad de emancipación de los jóvenes. Muchos viven con sus padres hasta los 30 años. La edad para contraer matrimonio también se ha retrasado. Antes se hacía a los 23 o 24 años. Acceder a una vivienda digna se ha convertido en una cuestión compleja.

–¿Qué opinas de los gurús de la motivación? Esa gente que acuña frases como: “El fracaso no es caer, el fracaso es no levantarse”.

Que son muy poco sólidos. Eso se ve inmediatamente. Es un consumo de psicología barata con frases cortas, sencillas, pero que no tienen profundidad.

 
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