La serie sobre el sitio para infieles que tiene sexo, mentiras, escándalo y una advertencia para el espectador

La serie sobre el sitio para infieles que tiene sexo, mentiras, escándalo y una advertencia para el espectador
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Ashley Madison: sexo, mentiras y escándalos (Ashley Madison: sexo, mentiras y escándaloEstados Unidos/2024). DIRECCIÓN: Toby Paton, Zoe Hutton, Gagan Rehill. Fotografía: Jean-Louis Schuller. Música: Mat Davidson. Edición: Dan Setford, Holly Bridcut, Wesley Thomas. Disponible en:Netflix. Nuestra opinion: bien.

En materia de amor, la virtualidad hace tiempo que ganó de plano y dándole la espalda al encuentro casual, a la cita formal, a la cerveza casual o al ramo de flores. Periódicamente se multiplican en las tiendas de aplicaciones decenas de opciones destinadas a unir corazones solitarios. Sin embargo, antes de este boom, hubo una página web que revolucionó el concepto de encontrar pareja. No sólo porque su algoritmo podía encontrar la pareja perfecta, sino porque todos sus usuarios le eran infieles.

Ashley Madison –empresa creada en 2001– fue durante más de una década el lugar de encuentro favorito de quienes optaban por tener una doble vida para escapar de la rutina. Hasta 2015, un grupo de hackers se hizo con las bases de datos con la información personal e íntima de 37 millones de usuarios distribuidos en varios países y dio un ultimátum a los responsables del sitio: “Cierrais el sitio web o lo publicamos todo”. Los primeros eran arrogantes y no hacían caso, por lo que los segundos lo publicaron.

El documental Ashley Madison: Sexo, mentiras y escándalos, que ya está disponible en Netflix, profundiza en los detalles de esta historia de traición, hipocresía y cinismo, que derivó en separaciones, crisis e incluso suicidios. A primera vista llama la atención que este exhaustivo trabajo de investigación dirigido por Toby Paton, Zoe Hutton y Gagan Rehill se divida en tres episodios, pero a medida que avanza la historia emerge una lógica irrefutable, que permite calibrar la gravedad de lo ocurrido desde multiples perspectivas. referencias y enfoques.

El primer capítulo se centra en el nacimiento, crecimiento y éxito del sitio, como respuesta a la necesidad de una parte de la sociedad de alimentar su lado más oscuro con mentiras e hipocresía. Mientras los responsables de la web explican el concepto, la mirada también se centra en algunos de los usuarios afectados, especialmente en el matrimonio de Sam y Nía, una pareja viral en YouTube por mostrar el arquetipo del matrimonio perfecto. Salvo un pequeño detalle: llevaba años engañándola con otras mujeres, y Ashley Madison se convirtió en la herramienta perfecta para potenciarlo.

“Tu esposa es sexy pero las nuestras también”, dice un anuncio de Ashley Madison antes del escándalo

Con los primeros golpes de la primera fuga (porque hubo más de una) comienza la segunda parte del trabajo. Y mientras la empresa busca respuestas, nadie es inocente hasta que se demuestre lo contrario, ni siquiera el director ejecutivo Noel Biderman, un empresario sin escrúpulos que fue en gran parte responsable del éxito de la plataforma. La filtración devasta las esperanzas de la empresa de seguir ganando millones, y también es devastadora para Sam y Nía. Las dos historias se desarrollan en paralelo, como un espejo que se resquebraja poco a poco. Al mismo tiempo, se conocen otras consecuencias del suceso, entre ellas el suicidio de un pastor, que no puede cargar con la culpa de que su nombre se haga público.

La conclusión de este tríptico sobre las relaciones humanas ofrece lo más parecido a una conclusión que se puede esperar, teniendo en cuenta que se trata de un caso real, y no una ficción donde cada subtrama llega a un buen o mal final según el capricho de un guionista o director.

El escándalo que rodea a Ashley Madison ha tenido, desde 2015 hasta la fecha, una amplia cobertura mediática. No sólo para señalar la autoría del ataque hacker en el suceso (nunca se supo si fue una sola persona o un grupo), sino también para revelar una segunda trama de negligencia, apatía y fraude por parte de quienes fueron Se supone que debe garantizar la absoluta privacidad de sus usuarios, como piedra angular de su propuesta clandestina.

Aunque ni la web ni su posterior tragedia mediática tuvieron tanta repercusión en estas latitudes, Ashley Madison: sexo, mentiras y escándalos Se sigue con interés, al tiempo que interroga al espectador sobre los claroscuros en la construcción de una relación romántica “para toda la vida”. Y aunque en su conclusión está implícito que sus responsables apuestan por un desenlace vinculado a la moral, las buenas costumbres y las segundas (o terceras) oportunidades, los números no mienten. Al momento de finalizar el trabajo documental, la renacida plataforma contaba con 70 millones de usuarios, cifra que seguramente crecerá en proporción directa a los días en que la película esté en lo más alto de la oferta de Netflix.

Como dice uno de los entrevistados: para que existan ofertas como una web para infieles tiene que haber usuarios. Hombres y mujeres que se resisten a sucumbir a la monotonía y la frustración de una vida monógama y, por tanto, salen en busca de aventuras al aire libre con la tecnología móvil como aliada, sin considerar la deshonestidad ni las consecuencias. Este valor añadido surge en forma de pregunta abierta, y trasciende el caso policial para instalarse en la conversación de la pareja. Como desafío para promover una mejor comunicación, y también como signo de los tiempos.

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