El cobro de copagos en medicina llegó para quedarse

El cobro de copagos en medicina llegó para quedarse
El cobro de copagos en medicina llegó para quedarse

Comenzó como una excepción: algo único. Pero a medida que la inflación aumentó, el cobro de copagos por parte de los profesionales de la salud a los afiliados a obras y preparaciones sociales

el gas se volvió habitual. Desde octubre del año pasado, las personas que acuden a una cita con un médico o realizan un pedido de estudios en una clínica deben pagar entre $2.000 y $6.000 extra a lo que ya aportan cada mes a través del descuento por recibo de sueldo o pago de la cuota mensual.

El cobro de un “bono complementario no reembolsable” es la forma que encontraron las entidades médicas para poder cobrar el mínimo ético que establecieron en $16.000; el cual también se actualiza cada dos meses según el índice de inflación. “Es un bono complementario no reembolsable”, aclaran en los colegios profesionales.

Con esta cifra, a la que se llegó con el asesoramiento de abogados, los médicos dicen que no incurren en incumplimiento de contrato y el pago del extra no se puede deducir de sus honorarios. “No es un coseguro. No es un adicional. “No es un copago”, reiteran en los textos que publican para explicar la medida.

Este extra no aplica sólo en San Luis. En todas las provincias esta modalidad es normal porque actualmente las obras sociales y prepagas ya no cubren el cien por ciento de lo que vale una prestación y solo cubren entre el 60 y el 80 por ciento. Lamentablemente, la diferencia la tienen que hacer los afiliados.

A la creciente inflación en 2023 y 2024 se sumó el decreto 70/2023 firmado por el presidente Javier Milei en diciembre pasado, donde una de las actividades que se liberalizó por completo fue la medicina prepaga. Esto aceleró el proceso de aumento de honorarios por parte de las empresas y pospuso el pago de honorarios de capitación a los profesionales.

los doctores hablan

El presidente del Círculo Médico San Luis, Alberto Risolo, explicó que “las empresas de medicina prepaga queremos establecer el valor de nuestro trabajo. Te dicen: pagamos mucho y si no te gusta, lo siento. A los que pueden les pagan dos pesos con cincuenta. Y esto se replica en todo el país”.

Risolo admitió que “esas son las leyes del mercado, pero no vamos a ser la ecuación de su rentabilidad. En San Luis, el Círculo Médico reúne a la gran mayoría de los profesionales (hoy tiene 430 miembros), y eso permite una mayor uniformidad de valores y un mayor poder de negociación. Aclaro que aquí no se pagan los valores más altos del país, ni los más bajos tampoco. Pagas un término medio. “No cobramos lo que se nos ocurre”.

El cardiólogo también señaló que “este tratamiento es diferente con aquellas instituciones médicas de prestigio o con muchos años en el mercado de la salud. A los hospitales y clínicas de ese tamaño se les paga sin problemas. En cambio, con una clínica mediana o pequeña de San Luis empiezan a negociar y siempre pagan un valor menor”.

Entre los costos que debe afrontar un profesional médico, Risolo detalló: “Los médicos tienen que pagar el alquiler de los consultorios, los salarios del personal que trabaja en esos lugares, que además se hacen de acuerdo con todos los requisitos de la ley. de contrato de trabajo, y los impuestos que debemos afrontar como autónomos ante la AFIP. Hoy para poder trabajar tenemos que pagar unos 400 mil pesos mensuales o más, que es más que alquilar una casa con piscina en un country”.

El presidente del Círculo Médico aclaró que “para pagar esa renta mensual hay que facturar ganancias e IVA, que

“Representan casi el 50 por ciento más, entonces para cubrir todo eso hay que facturar al menos 850 mil pesos”.

Otro aspecto que destacó el médico fue que los costos médicos siempre se valoran en dólares. “La tecnología médica y el servicio técnico se pagan en dólares. El problema no es sólo el valor de mercado de la moneda, sino las dificultades que existen para obtenerlas”. Y explicó: “Para comprar equipo médico hay que pagarlo a precio internacional”. , unos 70 mil dólares, pero los médicos cobramos diez veces menos que los profesionales de los países que te lo venden. Y encima no podemos comprarlos usados ​​porque desde 2014 el gobierno nacional aplicó una normativa que impide la importación de equipos médicos usados.

Lucha desigual

Pero el gran problema que encuentra Risolo para normalizar la actividad de los médicos es la actitud de las empresas de medicina prepaga. “Tienen un colchón enorme y es mentira que están a punto de derretirse. Eso empezó durante la pandemia, cuando los médicos siguieron trabajando y durante el primer mes la gente no salió. Ese primer mes ni siquiera facturamos para pagar el gas. Y además trabajaban cada dos días y por la mañana. Sin embargo, los miembros seguían pagando sus cuotas religiosamente y si se retrasaban un día se les cobraba intereses, pero sin utilizarlos. Además, recibieron un subsidio del Estado nacional para pagar sus salarios en ese momento”.

Risolo indicó que “ahora está pasando lo que es de conocimiento público: quieren recuperar todo lo que según ellos perdieron en estos tres años. Estos días tendrán que reducir el valor de los honorarios en un 30 por ciento y encima quieren hacer lo mismo con los proveedores, que son los médicos. Eso no se puede hacer. Porque con el mismo criterio deberían devolver todo el dinero que cobraron a sus afiliados por los servicios que no les prestaron durante la pandemia”.

Y recordó un hecho ocurrido a finales de 2022: “Si el negocio iba tan mal, ¿cómo se explica que Swiss Medical (cuyo mayor accionista es Claudio Belocopitt) haya comprado el 30% de otra prepago como Medicus? “Si realmente fuera un mal negocio, podrían vender sus acciones, diversificar sus inversiones o cambiar de negocio”.

La realidad es que los usuarios de obras sociales y prepagas (estimados en un 60% de la población) ya se han acostumbrado a pagar dos veces por un servicio que hasta hace siete meses estaba cubierto con descuentos legales o una cuota mensual adecuada a sus necesidades. golpe de ingresos.

 
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