El final del 25 Bafici, entre premios y tensiones

El final del 25 Bafici, entre premios y tensiones
El final del 25 Bafici, entre premios y tensiones

Como ha ocurrido cada año desde aquel lejano 1999 –con la única excepción de 2020, en plena etapa estricta de aislamiento obligatorio–, la nueva edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici) Se desarrolló durante diez intensos días. Este año más intenso que nunca: Prácticamente no hubo presentación de algún largometraje o cortometraje nacional, e incluso de origen extranjero, en el que sus responsables no mencionaran la difícil situación que vive el cine argentino. Algunas de estas menciones figuraron en la categoría pesimista, otras fueron más esperanzadoras y, en un tercer grupo, las consignas siguieron un camino más. combativo.

De manera equivalente, el Agresiva reestructuración del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) se convirtió en tema recurrente de conversación en pasillos, salones y charlas públicas, un monotema lógico e inevitable que sobrevoló el 25 Bafici, empapándose ansiedad y angustia que, en cualquier caso, no dejaba de ser un festival de cine. La buena noticia, al cierre de esta edición del festival, que tendrá su últimas proyecciones este domingoes el anuncio de la programación de Estrenos argentinos del Gaumont para la próxima semana, confirmación de algo que se viene rumoreando desde hace un par de días: por el momento y hasta nuevo aviso, el cine del barrio Congreso no cierra.

Como toda fiesta cinematográfica, no hay celebración sin premios, y el jurado compuesto por el italiano Giacomo Abbruzzese, la austriaca Angela Christlieb, el portugués Jorge de Carvalho, y los argentinos Néstor Frenkel y María Negroni terminó eligiendo, tras la correspondiente deliberación, los largometrajes y cortometrajes ganadores del concurso. Competicion internacional. Es posible imaginar una intensa discusión antes de tomar la decisión de conceder el Gran Premio del Jurado a dos largometrajes que no podrían ser más diferentes, tanto en forma como en contenido, optando por la figura del ex aequo, lo que suele generar cierto resentimiento por su condición salomónica, pero muchas veces es el único recurso para llegar a un término medio entre los extremos.

Así, el segundo largometraje del brasileño Luis Fernando Carvalho y la ópera prima de su compatriota Sacha Amaral Comparten podio con dos premios principales. En el caso de esta última película, El placer es míoSe trata de una producción mayoritariamente argentina (Amaral reside desde hace muchos años en nuestro país), y es el retrato de un joven en eterno conflicto con sus amigos, familiares, múltiples amantes y consigo mismo con una precisa estructura dramática, notables actuaciones y un estilo realista no exento de poesía.

Siguiente segundo GHuna adaptación muy personal de la novela homónima de Clarice Lispector, Marca el regreso de Carvalho al cine tras dos décadas de intenso trabajo en la televisión de su país. Con un extraordinaria actuación de María Fernanda Cândido, quien merecidamente se llevó el premio por Mejor actuacion (desde hace unos años el premio no distingue entre sexos), la película describe el viaje interior de una mujer de la alta sociedad tras haber tenido una epifanía en las circunstancias más inesperadas. A diferencia de El placer es mío, a paixão… es una película casi experimental, un collage de recuerdos y deseos filmados en un hermoso soporte analógico de 35 mm.

el premio por Mejor Largometraje fue otorgado a Acertijo de fuegodel americano Weston Razooli, una particular historia juvenil con un trío de amigos de entre seis y doce años inmersos en la aventura de sus vidas, al mismo tiempo que la correspondiente al Mejor dirección terminó en manos de La documentalista ucraniana-canadiense Oksana Karpovych por su magnífico retrato de los primeros meses de la invasión rusa de Ucrania, interceptado. Él Premio Especial del Jurado, mientras tanto, fue para El hombre de argilede los franceses Anaïs Tellene, Otro debut cinematográfico en el que Emmanuelle Devos interpreta a una artista que establece una relación particular con un hombre que parece salido de un cuento de hadas medieval.

En el ámbito del cortometraje, el título ganador, Los fantasmas que dibujas en mi espaldadel joven director serbio Nikola Stojanović, Es una historia de crecimiento elíptico de gran sensibilidad, protagonizada por una adolescente en pleno descubrimiento de su sexualidad, de su vida adulta y también de su muerte.

El Competencia Argentina También hizo pública la lista de sus ganadores. De ello se deduce que el jurado, compuesto este año por la sueca Annie Karlsson, el suizo Serge Michel y la uruguaya Valentina Otormin Dall’Oglio, junto a las argentinas María Fernanda Mugica y Laura Nevole, tenía al largometraje como gran favorito. Vrutos. La película dirigida y escrita por el cineasta bonaerense Miguel Bou, el cuarto que realizó solo, se hizo digno tanto de los gran premio de la sección, a partir de mejor dirección, los dos de mayor importancia que dio esta competencia. Una obra con muchos méritos que justifican la decisión tomada por los miembros del jurado.

A medio camino entre el cine de género y la ficción de denuncia social, Vrutos retrata la vida en los “barrios pobres” de Buenos Aires, tomando como escenario los reconocibles paisajes urbanos de Lugano I y II, uno de los territorios más pobres de la ciudad de Buenos Aires. Allí vive un padre con su hijo, quienes mantienen una relación tensa que no escapa a las disposiciones generales de la ley, pero con notables marcas de clase. El primero es un hombre que vivió su juventud entre la delincuencia y la marginalidad, caminos que busca dejar atrás a través del estudio y el distanciamiento de sus antiguos equipos. De lo contrario, El hijo comienza a repetir los pasos de su padre, emocionado de encontrar en el crimen una salida rápida a esa realidad llena de privaciones.

Este deseo de superación paterna choca con la esperada rebelión adolescente, alimentada por el deseo universal de encontrar un camino propio. Bou retrata todo con puro descaro, reflejando no sólo la tensión del vínculo, sino también la del contexto social en el que se desarrolla la acción, bajo las marcas de carencia y sordidez. La cámara en mano transmite la constante inestabilidad de las situaciones que suceden frente a ella. La saturada fotografía en blanco y negro, que le da a la película un parecido familiar tanto con los viejos westerns de John Ford o Howard Hawks como ocurre con el cine negro. Un naturalismo estrictamente sucio que remite al neorrealismo, a la nouvelle vague o a la epopeya independiente de Juan Cassavettes. Con modestia, todas estas referencias se unen en Vrutosque también encuentra un linaje dentro del cine argentino, heredando estéticas e intereses que ya tenían cabida en las obras de cineastas como Adrián Caetano, José Campusano, Bruno Stagnaro o Raúl Perrone, por mencionar sólo a sus más cercanos.

El jurado también destacó el documental El cambio de guardiade Martín Fariña, a quien distinguieron con el premio por Mejor Largometraje. Un merecido reconocimiento, que celebra el gran trabajo de Farina en el retrato de un grupo de hombres que forjaron una sólida amistad desde su paso por el servicio militar, en los trágicos años 1970, pero hoy tensionados por la situación política del presente. . Este premio también puede leerse como una forma de reconocer un formato como el documental, habitualmente infravalorado incluso dentro del mundo del cine, otorgándole un rango inferior frente al poder comercial de la ficción. Sin embargo, históricamente la producción documental ha brindado cada año al cine argentino y a sus principales festivales algunos de sus mejores trabajos. Un hecho que en esta 25° edición del Bafici se confirma con la menciona premiado a la producción fotográfica de otros dos exponentes: Deja a Romerode Alejandro Fernández Mouján y Hernán Khourian, y Impresorasde Lorena Vega y Gonzalo Javier Zapico. Una mención que también fue compartida con Barcos y catedralesde Nicolás Araoz, Película con cuerpo de ficción, pero con un espíritu que bebe abiertamente del documental.

El palmarés del Concurso Bafici Argentino se completa con el premio a Mejor actuacion, quien compartió español Javier Orán y el argentino Lautaro Bettoni, entrañables protagonistas de amantes de los astronautasla brillante y sucia comedia romántica dirigida por Marco Berger. Mientras que en el ámbito de los cortometrajes se distinguieron cuando todo ardede María Belén Pontio, ganador del premio al Mejor Cortometraje de la sección, mientras La bolsa de agua calientede Yuliana Brutti, recibió el Premio Especial del Jurado. Dos perlas para rematar esta corona de ganadores del Bafici, que este domingo cerrará sus actividades. Será hasta el año que viene.

 
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