Meg Ryan, sobre la secuencia del falso orgasmo en ‘Cuando Harry encontró a Sally’: “Va a ser difícil para mí hacer algo que supere esa popularidad”

Meg Ryan, sobre la secuencia del falso orgasmo en ‘Cuando Harry encontró a Sally’: “Va a ser difícil para mí hacer algo que supere esa popularidad”
Meg Ryan, sobre la secuencia del falso orgasmo en ‘Cuando Harry encontró a Sally’: “Va a ser difícil para mí hacer algo que supere esa popularidad”

En un título de crédito de ¿Qué pasa después? Segunda película de Meg Ryan como directora, aparece una dedicatoria: “A Nora”. Esa Nora es Nora Ephron, la guionista y directora fallecida en 2012, la creadora que convirtió a Meg Ryan (Fairfield, Connecticut, 61 años) en la reina de la comedia romántica de los noventa: si Ryan ante la cámara deleitaba Cuando Harry conoció a Sally, algo para recordar, tienes un correo electrónico y colgante, Fue principalmente porque esos textos bebieron del alma de Ephron. Así, mientras Billy Wilder miraba durante horas en su oficina un cartel que decía “¿Cómo lo haría Lubitsch?”, Ryan pensó mucho en cómo lo haría Ephron en la que es su primera comedia romántica como directora, una aventura en la que quiso resaltar los cambios que se han producido en el mundo tras MeToo, y en el que sólo aparece su compañero de reparto, David Duchovny, junto a Ryan. Tras su visita al Festival de Cine de Barcelona, ​​donde se desarrolla la entrevista, un domingo aburrido, ¿Qué pasa después? se estrena en cines el 17 de mayo.

Nora Ephron convirtió a Ryan en un ganador en el Hollywood de los noventa, y la actriz convertida en directora responde con admiración: “Nora dijo: ‘Hazlo como si no quisieras irte’. Era una mujer grandiosa y maravillosa”. Y Ryan no olvida algunas de sus otras enseñanzas, como, por ejemplo, que le apasionaban las personas que la rodeaban cuando trabajaba, “artistas-colegas que aportaban cosas al viaje”. En su caso apostó a todo o nada: rodó la comedia en 21 días y con un presupuesto exiguo de tres millones de euros en Arkansas. “Cuando dirigí mi primer largometraje [en 2015, Ithaca, una película que se desarrollaba en el verano de 1942 con Sam Shepard en el reparto] Sentí que no había disfrutado algunas partes de la dirección. ¿Sabes que es director? Experto en microgestión. Y como mi papel en Lo que sucede Después está tan cansada, casi siempre tirada en los asientos del aeropuerto, harta de los retrasos de su vuelo y, en el fondo, de su vida, que cuando se escuchó ‘Acción’ llegó mi relajación. Ella me tiraría en las sillas [gesticula recordándolo]. Con el tiempo, entiendes que dirigir tiene que ver con poder y saber gestionar el flujo de los acontecimientos”. Y recordemos una cita de Hugh Grant: “Grant decía que mantener el tono de una comedia es tan difícil como mantener un globo en el aire con lápices afilados. Te entiendo perfectamente.”

Ryan asegura que empezó a dirigir porque sintió que se abría un reto diferente para él artísticamente. “Ha sido una progresión natural y ahora estoy interesado en crear desafíos emocionales e intelectuales en la pantalla”, dice. Cuando se le pregunta por qué tantos artistas enfrentan este cambio, explica: “Un actor se comunica a través de otros, necesita esos canales para llegar al público. Ahora quiero ser quien hable directamente a los espectadores, quiero ser quien cuide esa conexión. ¿Qué me deparará el futuro? ¿Seguiré actuando? No lo sé, aunque sí sé que todavía tengo que aprender, que tengo una caja de herramientas que poco a poco voy dominando y que ahora sólo quiero dedicarme a dirigir”.

Ahora sólo quiero dedicarme a dirigir”

Y así la charla llega a un momento clave en la carrera de Meg Ryan: el de su desaparición a finales de la primera década de este siglo. Varios artículos sugerían que debía ser castigada por protagonizar crudo (2003), de Jane Campion, una suspenso con la que rompió con su pasado romántico y una película con un mensaje feminista que no gustó a todos. “Hubo varias cosas. El material que me llegó tampoco me volvió loco. Pero tomé la decisión por mis hijos. [el ahora actor Jack Quaid, de 31 años, fruto de su matrimonio con Dennis Quaid, y Daisy, a la que adoptó en 2006]. Fue orgánico. Sentí que era el momento, que se me presentaba un reto que me atraía más que volver a trabajar. Mirando hacia atrás, me siento feliz por ese paso, por haber optado por crecer dentro de mí y estar con mis hijos. ¿Cómo reaccionó la gente que me rodeaba? Bien, porque les expliqué que quería ser dueño de mi tiempo y, en el fondo, afrontar la vida con mi espíritu artístico”.

David Duchovny y Meg Ryan, en ‘Qué pasa después’.

¿Qué pasa después? Reencuentra en un aeropuerto en medio de la nada a una ex pareja que no se ve desde que rompieron hace 25 años. Y a causa de una tormenta de nieve tienen que sentarse cara a cara y considerar qué les pasó, si valió la pena y si su vida ha progresado donde esperaban. “Revelé la película durante el confinamiento y eso se nota en el carácter claustrofóbico de la situación. Yo sí creo en las segundas oportunidades, en que todavía hay tiempo cuando te haces mayor para hacer muchas cosas nuevas. Lo digo siendo muy consciente de que la sociedad actual gira en torno a los jóvenes”. Ryan, entre risas, se niega a hablar sobre películas pasadas o parejas anteriores en pantalla. “Cada actor es diferente, cada química con ellos nació de un proceso diferente. Elegí a David casi sin conocerlo personalmente porque había leído sus novelas (y es un escritor fantástico) y sentí que funcionaría. Nos centramos mucho en la reescritura del guión durante el confinamiento y creamos esa relación juntos”. Ryan tiene cierto miedo post-covid: le cuesta dar la mano, mantiene la distancia física con quienes le rodean e incluso antes de iniciar la charla empuja su asiento hacia atrás. Eso sí, cuando empieza, destila amabilidad.

Meg Ryan, en Barcelona.
Alberto García

Sin decir MeToo, Ryan ha salpicado la charla con mensajes feministas. Sin decir orgasmo, la conversación termina en la mesa de Katz’s Deli, un legendario restaurante neoyorquino donde Sally le enseña a Harry que las mujeres pueden fingir placer de una manera muy creíble. Desde que Ryan rodó Cuando Harry encontró a Sally, obra maestra de la comedia, nunca más ha vuelto a poner un pie en el local. “Ni siquiera de incógnito, en realidad”, confiesa sonriendo. Pero su hijo Jack, que el pasado mes de septiembre se alojaba en un hotel frente a la tienda de delicatessen, y que tras cruzar la calle descubrió lo que todos los turistas han notado: que del techo del establecimiento cuelga un cartel que indica la mesa con el lema: “Donde Harry ‘Encontré’ a Sally. Esperamos que tengas lo que ella tenía. Disfrutar”. “Muy loco, ¿verdad?” él dice. Su hijo la llamó desde allí, la actriz puso el altavoz para que su hija también la escuchara y escuchó: “Mamá, esto es mega bochornoso”. Ahora, en Barcelona, ​​reflexiona, tras confesar que sí, que su hijo Jack sonaba embarazoso: “Ni siquiera le vimos venir durante el rodaje de esa secuencia, y será difícil que haga algo que supere esa popularidad”. . “Nunca se sabe qué va a conectar con la audiencia”.

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